Trump le ganó a Kamala, a Biden, a los Obama, a los Clinton, a buena parte de las corporaciones mediáticas, a buena parte de los voceros de Hollywood, a una parte del establecimiento del Partido Republicano, que no le apoyó. No es poca cosa.
Tendrá mayoría legislativa y su poder constitucional será mayor que en su primer mandato. Una hazaña política que reconocen hasta sus más acérrimos adversarios.
Es una buena noticia para Israel y una mala para Irán. El centro del conflicto más peligroso del mundo.
China y Rusia se entendieron con Trump en el primer gobierno. Buscarán que ocurra lo mismo.
La Casa Blanca de Trump no será igual a la de Biden, en los aspectos internos de Estados Unidos. Habrá cambios importantes en política migratoria y energética. Veremos los alcances.
Con respecto a la hegemonía que impera en Venezuela, debe haber una posición más firme en la denuncia del megafraude electoral que expresó una masiva derrota de Maduro y los suyos.
Trump es impredecible. Acaso la clave de su éxito político. Ojalá que sea positivo para la paz global y para favorecer la lucha por la democracia en América Latina, comenzando por Venezuela. Ojalá.