Los venezolanos hemos protagonizado este pasado domingo una jornada absolutamente histórica. La primaria, autoorganizada e impecablemente ejecutada por una sociedad civil que no se entrega a la dictadura, contó con la participación masiva de todos los Venezolanos, los de dentro y los de afuera, los de arriba y los de abajo, los de derecha y los de izquierda, la participación ha sido masiva y contundente. El resultado es la victoria abrumadora por aclamación de María Corina Machado. Es, sin duda, un evento de grandes repercusiones desde el punto de vista político. Esa arista de lo sucedido está siendo y será comentada y analizada a saciedad por las mentes más brillantes de nuestro colectivo. Yo quisiera, sin embargo, compartir una visión más psicológica sobre lo sucedido y sus implicaciones en el futuro inmediato y en el más largo plazo.
Hay fundamentalmente tres puntos que quiero destacar: primero, el triunfo mucho más que de una mujer, de un discurso de naturaleza esencialmente femenino. Segundo, el rescate de la esperanza con las posibilidades que ello conlleva para bien y para mal. Y, tercero, la necesidad de rescatar la necesidad de lo femenino ateneico como estrategia y única alternativa ganadora ante lo masculino barbárico hijo de Ares, dios sanguinario de la guerra y de la muerte.
En primer lugar, quiero rescatar el hecho de que ante un régimen caracterizado por la psicopatía titánica de un masculino exacerbado, que utiliza la represión, la fuerza y las armas para someter la voluntad del pueblo. Se ha levantado la voz de la esperanza, de la reconciliación y de la unidad de un discurso femenino, encarnado en MCM. No me refiero al género de la candidata electa por aclamación popular. Me refiero a la naturaleza y la energía del discurso, femenino en su esencia, hablando del amor a los hijos, de la reunificación de las familias, de cómo nos necesitamos todos a todos. No ha sido el discurso guerrero, de los vamos a sacar, los vamos a aplastar y queremos venganza el que ha triunfado. De hecho, las fuerzas políticas que en algún momento tuvieron esta postura y han fracasado una y otra vez han quedado borradas del mapa político que clama por un liderazgo más honesto, auténtico, con el coraje de encarnar valores y principios y, sobre todo, con la coherencia para haber sido disidente de las cúpulas políticas acomodaticias que han pactado con el régimen una y otra vez, a veces de buena fe y otras no tanto.
La gente el domingo, no salió a vengarse, no salió a castigar, no salió a ganarle a alguna otra fracción de la oposición tampoco. El pueblo salió unido y lleno de emociones positivas, casi al unísono a aclamar a María Corina Machado y a su discurso unificador de verdad, reconciliador, auténtico y en esencia femenino. No que a MCM le falte la garra y el temple de un masculino sano, lo tiene y sin duda. Pero, el discurso ganador ha sido el de la esperanza.
Creo, adicionalmente que lo ocurrido nos ha sacado de la desesperanza aprendida (Peterson, Maier y Seligman. Oxford Press 1995) en la que habíamos caído individual y colectivamente. Se trata del fenómeno psicológico en el cual la frustración sistemática de las expectativas producto del fracaso, también sistemático de los intentos de cambiar la realidad problemática, se traduce en aceptación de la misma y el cese de las iniciativas para cambiarla. He dicho publícame en más de una ocasión, que esto es nuestro principal drama. Ahora digo, nada es más poderoso para acabar con la tiranía que un pueblo que ha recuperado la esperanza y que está dispuesto a tirarse a la calle a seguir luchando por su libertad.
En razón de ello, es importante destacar que la lucha solo empieza…
Esta lucha es nueva, fresca, tiene otro tono y sobre todo está encabezada por alguien en quien la gente confía de corazón. Esta lucha tiene una doble cara, es la más importante posibilidad de triunfo ante la tiranía que hemos tenido en nuestra historia contemporánea. Sin embargo, ella representa también la mayor posibilidad de frustración colectiva que hayamos tenido en los últimos tiempos. Esta lucha representa de alguna manera la «Bala de Plata», el «último cartucho» y el régimen lo sabe, el régimen criminal, tiránico e inepto para gobernar es, de la mano de sus aliados geopolíticos, genial en el manejo del poder por el poder mismo. No podemos pensar que van a aceptar la voluntad del pueblo expresada en la aclamación a MCM. Debemos esperar, una vez más, que actúen en coherencia a su talante autocrático y tiránico. No van a permitir la inscripción de MCM así no más y menos aún si se sospechan revanchismo y ánimo de venganza. Tenemos que ser capaces de caminar por una cuerda floja, la cuerda que une a esta realidad con un futuro mejor está hecha de firmeza para reclamar el triunfo conquistado y la humildad para manejar el triunfo con el mismo discurso femenino de unidad, de reconciliación y de esperanza que ha ganado el domingo las primarias. No hablo de impunidad. Sin duda, los tiranos tendrán que pagar por sus crímenes. Pero, para ello habrá tiempo. Por ahora debemos recordar cómo en la mitología griega, la única posibilidad de triunfo ante Ares (Marte) el dios del poder y la guerra lo tiene solo Atenea, diosa de la guerra con estrategia. Una mujer, sí. Pero con estrategia, con energías femeninas y no intentando vencer al dios del poder con Poder, sino con inteligencia, astucia y sagacidad. La estrategia está íntimamente atada a anticipar las movidas del otro para tener las respuestas preparadas. Si no estamos claros a estas alturas que no van a permitir la participación de quien les ganaría con los ojos cerrados, no estamos viendo la película claramente. La pregunta es ¿qué haremos nosotros? Sorprendernos sería inaceptablemente inocente por cuanto el juego está cantado. Si creemos que Estados Unidos y la comunidad internacional los va a obligar a inscribir a MCM y a respetar las reglas del juego democrático, no hemos aprendido nada. La pregunta es, estaremos listos? Estará lista MCM? O seremos sorprendidos y empezaremos a preguntarnos qué vamos a hacer el día que no permitan su inscripción? No me toca a mi plantear cual es la estrategia ni tampoco este es el foro para ello, pero si no tenemos una bien montada no encarnaremos el ideal ateneico y no seremos capaces de derrotar al poder desalmado de Ares encarnado en este régimen tirano que nos oprime ya desde hace más de dos décadas. El discurso del amor y la reconciliación ha servido para rescatar la esperanza, espero que también sirva para evocar la sabiduría de Atenea y podamos sustituir inteligentemente a quien sigue en control del poder de Ares de manera desalmada y en función del poder mismo. María Corina, ¡que la Diosa esté contigo! Tienes la esperanza de todo un pueblo en tus manos, pero también tienes su confianza, su cariño y su compromiso de lucha, haz historia…