OPINIÓN

El sujeto liberal

por Fernando Rodríguez Fernando Rodríguez

La cosa es cada quien a lo suyo y que nadie ni nada controle mi huerto, o lo menos posible, pues así producimos más y mejor y la mano mágica del mercado se encargará de encontrar los justos equilibrios. A unos les irá de maravilla, a otros no tanto, a otros terriblemente mal. Hablamos de personas, empresas, naciones y hasta continentes. Las famosas desigualdades que al parecer son las que ahora mueven tanta turbulencia en el planeta. Pero no es por ahí por donde voy, tan solo quiero subrayar que este es el suelo inevitable donde todo que se mueve históricamente, la necesaria plataforma epistémica de Marx que ha actualizado magníficamente Piketti.

Lo que quiero decir, y que ya ha sido mejor dicho tantas veces, es que este esquema liberal conlleva naturalmente a un distanciamiento con el otro que aparece como lejano, competidor, ajeno a mi destino (cada quien a lo suyo), incluso enemigo y enemigo a muerte. Pero esto da para una enciclopedia, el sujeto contemporáneo y sus éxitos y barbaridades.

Retengamos solamente que para este hombre “libre” todo colectivismo tiende a ser sistemáticamente disminuido y sobre todo esa forma esencial de entenderse los individuos que es la política, la única manera justa de laborar las distintas posiciones y sus intereses, la democracia en definitiva.

Pero al estar rotos o muy debilitados los nexos sociales, si acaso la familia y en sentido restringido, el sujeto se vincula esencialmente con la oferta de una sociedad basada en la publicidad, en la sabia motivación de los apetitos o deseos, que solo puede satisfacer limitadamente. Las vacaciones en las islas griegas, el carro que hay que cambiar, el nuevo modelo de celular… Hay que entrar en la rebatiña y los que salen perdiendo, maldicen a los políticos, al Estado, así éste les haya dado habitación, salud y educación en los países desarrollados. Pero es tan seductor el verano en Niza.

En esos descontentos de su verano, y cuyo principal oficio es comprar, es que comienzan a surgir los monstruos. Los Trump, los Putin, los Pinochet los que no son políticos y prometen dar lo que los políticos no pueden. Esos monstruos y esos enervados están en la raíz del fascismo que recorre el mundo. Y del cual se acaba de liberar España. Y también son causa de la tiranía que nos aplasta.