OPINIÓN

El suicidio argentino

por Alexander Cambero Alexander Cambero

Una de las naciones de mayor potencial en el planeta prefirió el suicidio. Sin medir las consecuencias, un pueblo enceguecido, colgó sobre la madera del techo republicano, la soga que puede despedirlos del mundo libre.

La irracionalidad los condujo hasta la trampa, la errática decisión electoral trae al protagonismo a una serie de personajes que fueron responsables del mayor asalto de los dineros públicos que se recuerde.

Argentina es el gran emporio del mundo. Sus campos alimentan a más de 600 millones de personas, su amplia figuración la hace un destino deseado por ciudadanos de los 5 continentes, pero desgraciadamente el populismo se empoderó de la voluntad de una gran cantidad de habitantes insatisfechos. Estos prefirieron regresar a la orgía de la corrupción que buscar las vías que los conduzcan hasta el puerto de las grandes realidades económicas. Volverá el ejercicio abusivo del poder, hoy el crimen organizado, el narcotráfico en toda su expresión sonríe de satisfacción.

Una sociedad con fama de culta tomó la peor de las decisiones. Con el voto la mayoría de los ciudadanos perdonaron todo el pasado corrompido de la gestión de Cristina Fernández.

Las promesas del ganador de los comicios, Alberto Fernández, son regresar hacia políticas del control del Estado, cuando el mundo marcha en la búsqueda de la libertad económica. Este vuelve sobre los pasos de unas experiencias que condujeron a la nación, hasta un verdadero desastre que heredó Mauricio Macri.

La pregunta que se hacen en los círculos financieros internacionales es: ¿Quién gobernará a la Argentina? Y más cuando en el acto de celebración de la victoria Cristina Fernández le marcó la cancha al mandatario electo. En los discursos de Axel Kicillof, el nuevo gobernador de la provincia de Buenos Aires, y de ella: prácticamente le hicieron un sándwich ideológico para indicarle lo que tenía que decirle a Macri en el desayuno de Casa Rosada. Quisieron incendiar cualquier diálogo sano entre estadistas.

Kicillof pinchó los globos de la fiesta de la victoria. Lanzó las pedradas verbales como chiquillo al que le dieron un libreto. En apenas minutos dejaron entrever un sinnúmero de diferencias como fiel lo reflejaba el adusto rostro de Sergio Massa, detrás de los protagonistas de la victoria. Es casi la sentencia que lleva sobre sus espaldas una historia nacional pródiga en discordancias. La alianza ganadora es un encuentro con tachuelas en la silla. La oposición propiciará que Alberto Fernández sea el jefe y no un mandadero. La foto de Macri y Alberto Fernández, es un golpe para Cristina, quien no quiso entregarle a su sucesor. Esta historia apenas comienza…

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