El 7 de octubre sella de manera clara la posición de dirigencias y masas mundiales frente a la masacre de civiles israelíes desarmados, síntoma que se inició y prosigue en la invasora guerra de Putin para destruir a Ucrania, solo que agravado pues ocurre en momentos de relativa paz para una región donde los conflictos bélicos de origen religioso ya son rutina histórica.

Para Latinoamérica sirven dos ejemplos. Gustavo Petro, presidente de Colombia, califica como nazi al país víctima y propone la ruptura diplomática inmediata con Israel. Un mandatario que durante su nueva y fracasada gestión política reinicia de modo constante planes para  seudopacificar a sus  guerrillas narcoterroristas, evidente táctica dilatoria que con engañosas ofertas busca desviar la atención pública de duros reclamos populares a su pésima  administración.

Andrés Manuel López Obrador, quien preside México desde hace cinco años, amanece el 9 de octubre con el mismo discurso que elogia su capacidad para gobernar a su pacífico país y le permite ser neutral en todas las criminales conflagraciones ajenas y pugnas nacionales  aplicando su fórmula de “abrazos y no balazos” para  el narcoejército mercantil del crimen organizado que controla gran parte del territorio asesinando periodistas a granel y desapareciendo a los considerados enemigos de cualquier clase, impunidad que el mandatario  saluda con diario sonriente cinismo.

Ambos protagonizan peligrosas crisis institucionales y no es casualidad que omitieran la palabra  “terroristas” aplicada al islámico radical Hamás, victimario de la masacre. Modelo que siguen casi todos los mandatarios de este hemisferio en sus regiones sur y central, a su vez imitando a las masas europeas con millones de sus musulmanes hasta el momento pacíficos, integrados a las democracias que durante más de treinta años los admiten otorgándoles derechos ciudadanos, pero en estas recientes protestas brillaron por su total ausencia pancartas o gritos con las frases “Fuera terroristas de la Palestina libre” o “No al terrorismo”, vacío conceptual que refleja una aterradora infiltración islámica en la distraída y lenta Unión Europea más que pendiente de asuntos financieros para nada ideológicos. A su vez, la impotente ONU se limita como siempre a lamentar y declarar hasta que el cansancio de su máximo representante cede y juzga como inocente al terrorista ejecutor inicial de la tragedia.

De Venezuela es innecesario detallar otra vez mentiras, fraudes, negocios, delitos, palabras y silencios de las narcofamilias Flores Maduro, Rodríguez Gómez y Cabello Contreras, mafias sustentadas por el militarismo del putinista Vladimir Padrino López con su generalato.

Tampoco vale pedir a la camarilla analfabeta narcontinental que al menos sepan la existencia del mundialmente reconocido historiador británico Michael Burleigh (n. 1955), autor de libros  académicos dedicados a horadar el  terror que siembra esta patología del fanatismo a dioses  celestiales y terráqueos: El Tercer Reich. Una nueva Historia (2002), Poder terrenal. De la Revolución francesa a la Primera Guerra Mundial (2006), Causas Sagradas. Religión y política en Europa. De la Primera Guerra Mundial al terrorismo islámico (2005), Sangre y rabia. Una historia cultural del terrorismo (2008).

Para lectores en verdad alfabetas interesados en el fenómeno existe un cúmulo de libros accesibles, por su actualizada recopilación y lenguaje directo es muy recomendable el titulado  Terrorismo en el siglo XXI (Editorial Dykinson, España. 2006) analizado por varios estudiosos.

Líderes, gobernantes, dictadores, tiranos, presidentes y partidos que hacen mutis por el foro en sus protestas silenciando crímenes de  guerra y de lesa humanidad ejecutados a la vista y a la chita callando cualquier invasión y paz aparente. Desde esa conducta justifican y secundan al  sistema sanguinario de la secta integrista Yihad que busca implantar a nivel global su Estado Islámico dictado por Alá y su profeta Mahoma (siglo VII de esta era) eliminando las otras religiones, credos y cultos. Parejo y equivalente es el ateo totalitario populismo del siglo XXI que  instala su Estado Comunal cuartelario y palaciego liquidador de las democracias en nombre de Putin, Fidel Castro, Hugo Chávez. Tal para cual. Pero en algún momento serán igualmente “suicidados” de sorpresa debido a que por sus principios teológicos los yihadistas sacrifican a su propia gente como escudos humanos y les impiden trasladarse a lugares más seguros, como sucede hoy, mucho menos van a tolerar solidarios ocasionales de silencios convenientes y  miedosos, práctica rutinaria en Cuba, Venezuela y Nicaragua, cada uno a su criminal manera en  episodios continuos, precedentes del maldito y revelador 7 de octubre.

¿Quo Vadis, voluntariamente, Latinoamérica?

[email protected]


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!