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El secuestro de la calle

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«Estados Unidos no negocia con terroristas», es una frase inmensamente repetida en películas hollywoodenses de acción. Cuando un grupo de personas toma un banco, una estación o una institución del Estado, siempre hay un político, ya sea el alcalde, el secretario de Estado o el vicepresidente, que menciona la susodicha frase, ante las demandas de los forajidos.

La realidad ha superado la ficción en el Perú. No desde ahora, sino desde que Pedro Castillo, un semianalfabeto apoyado por un partido comunista, fue elegido presidente, hace año y medio. Hace un mes, sin embargo, la ficción comenzó a tomar esteroides, ya que un grupo minoritario de peruanos han secuestrado la calle y no tienen pensado dejarla libre.

Bloquear carreteras y aeropuertos es un delito. Destruir y saquear propiedad pública y privada es delito. Atacar las fuerzas del orden es delito. Este es el secuestro de la vía pública. El secuestro del orden en nombre del caos. Un secuestro que ya lleva detrás casi 50 muertes en su haber. Muertes que perfectamente podrían haberse evitado si el secuestro desistiera. La culpa no está en las fuerzas del orden. La culpa es de los secuestradores.

El orden no puede claudicar ante el imperio del caos, ¿qué precedente es ese para el futuro? ¿Cada vez que haya un descontento, se puede tomar la calle hasta que se obtenga lo solicitado? Además, las demandas de este grupo minoritario no tienen sentido alguno. Quieren la renuncia de una presidente por la que votaron. Quieren un adelanto de elecciones express, en tiempo récord y sin reformas. Quieren un cambio de Constitución sin tener la más mínima idea de lo que quieren cambiar.

El Perú tampoco negocia con terroristas. Hace 27 años el país puso en su lugar a un grupo de terroristas que también exigían una serie de demandas delirantes, a punta de metralleta. Entonces, ¿qué ha pasado con la moral del país? ¿Cómo puede confundirse cuál es el bando de los héroes y cuál el de los villanos? ¡Qué buen trabajo hicieron los caviares! Esos comunistas de Starbucks. Esos marxistas gluten free. Esos leninistas no binarios. Qué buen trabajo hicieron endiablando a las fuerzas del orden. Villanizando a la PNP y a las FFAA. Criminalizando a aquellos a quienes les debemos la paz y la libertad. Hoy, el rol del criminal y del héroe se han invertido.

Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú

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