Se inicia el 2024 y la incertidumbre se hace presente en toda Venezuela. Aunque la mayoría de nuestros compatriotas desean un cambio de gobierno, lo cierto es que nada es seguro. Nicolás Maduro y su grupo no dicen ni pío acerca de la fecha en que se llevará a cabo el proceso electoral de este año. Ellos saben cuáles serán los resultados finales, motivo por el cual buscan a toda costa tapar el Sol con un dedo. Tratándose del presidente “revolucionario” que todos conocemos, no hay razón para extrañarse. Él nos tiene acostumbrados a las guachafitas de todo tipo.

Mucho de eso último se puso de manifiesto cuando Nicolás habló de una serie de acciones golpistas que, supuestamente, se llevaron a cabo a lo largo del año pasado y que solamente él y la élite de sus investigadores conocían. El propósito era matarlo sin contemplación alguna. Los nombres de algunos de los supuestos instigadores (Borges, López, Ledezma y Machado) fueron revelados por el conductor de Miraflores, algo que no sorprendió a los que sabemos cómo se bate el cobre dentro del teatro revolucionario. Evidentemente, la reacción de estupor de los venezolanos de bien y los demócratas del mundo entero ha sido inevitable. Nadie se cree el cuento chino de las acciones golpistas antes indicadas, un secreto que ya no es tal.

Lo anterior se pone de manifiesto cuando salimos a la calle y llevamos a cabo nuestras tareas regulares. Hacia cualquier lado que dirijamos la vista podemos apreciar que vivimos en un país colmado de todo tipo de problemas, los cuales son producto de las acciones que a sangre y fuego se han ejecutado en los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, sin importar las terribles consecuencias que de allí se derivan. Ello explica la enorme emigración de venezolanos que se fueron a otros países y continentes.

Días atrás conversé con una profesional universitaria que me manifestó estar muy molesta con la nomenclatura revolucionaria; sentía que nunca antes había sido tan infeliz, ni experimentado tantas limitaciones. Muchas veces come una vez al día, lo que la ha llevado a perder peso. “Para mí -así me dijo-, Venezuela es el país más desastroso del mundo”. Sin duda de ningún tipo, los venezolanos no sabemos adónde vamos a parar si seguimos gobernados por un gobierno tan incompetente y desastroso como el actual.


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