OPINIÓN

El sacerdocio necesario

por Andrés Colmenárez Farías Andrés Colmenárez Farías

En el Parque del Oeste, en Madrid, se encuentra un monumento al periodista cubano José Ignacio Rivero, conocido por ser el último director del Diario de la Marina, periódico independiente que fue cerrado con la llegada del dictador Fidel Castro a la isla antillana.

Rivero murió en el exilio como tantos cubanos que fueron obligados a migrar, pero hasta el último de sus días se mantuvo activo de manera crítica y responsable denunciando lo que ocurría en su Cuba natal.

“El periodismo es en lo externo una profesión y en lo interno un sacerdocio”.

Esta es la frase grabada en el monumento y sin duda se puede adaptar a todos los periodistas independientes de Venezuela que han sufrido ataques, persecuciones y exilio solo por ejercer su oficio y defender el derecho a la libre información.

Recientemente falleció en Venezuela José Vicente Rangel, dirigente político y militante activo del chavismo desde incluso antes de su llegada al poder en el año 1999. Murió en la misma penumbra en la cual vivió y con el mismo misterio con el que ejerció su profesión de periodista.

Rastrero y artero, José Vicente Rangel se presentaba en los medios como un periodista crítico y ecuánime, pero todo su ejercicio comunicacional fue siempre un bodrio plagado de prácticas palangristas y falsos tubazos en pro de resaltar primero sus aspiraciones presidenciales en la mal llamada cuarta república y luego como un estratega fiel de lo que hoy se conoce como la hegemonía comunicacional del chavismo.

Rangel formó parte de un equipo de periodistas y comunicadores que se encargó de lapidar y sepultar una profesión fundamental para mantener el equilibrio en las democracias consolidadas; otro periodista que cohabitó y ayudó en esa destrucción fue Eleazar Díaz Rangel, también fallecido recientemente.

Ambos Rangel, junto con comunicadores como Maripili Hernández, Ernesto Villegas y otros tantos, han actuado como cómplices de la dictadura, por lo que el Colegio Nacional de Periodistas debe llevar a estos profesionales al comité de ética y abrir una investigación para que sean expulsados del gremio.

Sin embargo, el Colegio Nacional de Periodistas ha preferido emitir un comunicado dando el pésame al sepulturero de la información y la libertad de prensa en el país, a pesar de haber atacando permanentemente a sus propios colegas que se mantienen ejerciendo de manera valiente el periodismo.

Hay ocasiones en las cuales el silencio es muy oportuno y necesario, sobre todo por solidaridad ante tantos atropellos.

Bien lo dijo José Ignacio Rivero: “El periodismo es en lo externo una profesión y en lo interno un sacerdocio”.

Twitter: @andcolfa