A 116 años de su natalicio (1908-2024) su ideario político en pensamiento y acción para el siglo XX, está vigente en el XXI, ante el desconocimiento de dos generaciones de venezolanos, porque Betancourt estorba al político «Diente roto» ¡Rescatémosle!
La precedente opinión la divulgamos por las redes sociales el pasado 22 de febrero pendiente, de quien se ocuparía de conmemorar su natalicio que sin duda paso desapercibido. Acaso, uno que otro desocupado tuitero le recordó, cómo para quedar bien con alguien. En su tumba, no hubo como antes, un orador con propiedad intelectual que ubicara en el tiempo su pensamiento que evidentemente tiene vigencia en estos 24 años del siglo XXI que nos atreveriamos a señalar en 5 asuntos puntuales: El personalismo, el militarismo, la educación, la corrupción y la cuestión economica y petrolera, en el marco de su propia metodología al redactar el Plan de Barranquilla (1931)
…»Con criterio realista y positivo, nutrido de doctrina y de historia. Nada de teorizaciones sin fundamentación telúrica. Tocamos tierra. Estamos metidos muy en lo hondo de la realdad»
El personalismo, especie de virus en la mentalidad de ciertos políticos venezolanos hoy revestida de un repugnante protagonismo fue execrado por Betancourt desde 1928, advirtiendo «que los organismos colectivos deben renovarse como aporte de nuevas generaciones. Pero a los hombres de nuevas generaciones les digo que no es credencial sólo exhibir el almanaque…. El liderazgo político se obtiene mediante una acción desvelada, constante, sin desmayo, sin pausa a favor de un pueblo y de una causa «…
En cuanto al militarismo se comprometió “a no prestar su colaboración y a oponerse en todos los terrenos de la lucha política al establecimiento de un gobierno militar en Venezuela, para substituir al régimen gomecista ( … ) su ideología de raíces civiles y su conciencia de que el militarismo ha sido el peor de los males públicos de Venezuela, no se aviene con la persistencia de los hombres de campamento y de cuartel en el manejo de la cosa pública».
De la corrupción, propia de estas primeras décadas del siglo XXI, Betancourt sentaría cátedra que citarlas, son obstáculos para una dirigencia política que ahora, cobra por ilícitos fondos, bien del erario público vs Pdvsa, narcotráfico, delincuencia organizada o común y el Departamento de Estado, salvo prueba en contrario. Sólo en el estado Lara se habla de un 1.000 y tantos activistas de partidos a quienes jerárquicamente se le cancelan entre 50 y 1.000 dólares, con las desviaciones hacia bolsillos, del jefe que administra esos recursos. Años atrás, al denunciar los negocios de unos concejales en Barquisimeto un viejo adeco decía que con ello le «echaba a perder los negocitos a unos compañeritos de partido», ¡valla pa’l carajo!
La educación era prioritaria para Betancourt, a extremos de asegurar en 1981 que «desde su base en la primaria hasta la superior es un absoluto fracaso».
Finalmente, en referencia a la realidad económica del país afirmaría: «Hay algo peor que esta grave crisis económica, que es una falta de fe que se ha extendido por todo el país. Una falta de confianza en el régimen democrático y en el sector privado de la economía, una actual de manos cruzadas. No invierten y no invierten porque no tienen fe en el sistema de gobierno que existe en el país…Entonces llegará un mes en que no habrá dinero, divisas para alimentar a 75% del presupuesto, porque nacionalizamos el petróleo pero seguimos dependiendo como de un hilo de ese petróleo»…
¿Tienen o no vigencia aquellas preocupaciones de Rómulo Betancourt? Sin duda que sí, pero al liderazgo «Diente Roto» no le conviene su replanteamiento porque «se le echan a perder los negocitos a los compañeritos».
A Rómulo Betancourt hay que sacarlo de la fundación que lleva su nombre para desempolvar su pensamiento ante las nuevas generaciones de venezolanos, con una especie de cátedra libre que dé vida a su obra.