Incluso Hitler, a la hora de atacar a Rusia y abrir el frente oriental en la Segunda Guerra Mundial, tuvo que convencer a sus seguidores de que era una buena idea. Para ello utilizó a Goebbels y creo el lema “Total krieg, kurzer krieg” (guerra total, guerra más corta), argumentando que al atacar a Rusia conseguirían que la guerra durara menos. Los relatos políticos tienen su duración limitada y el de Hitler duró hasta que se produjo su derrota en el frente ruso y finalmente la derrota total.
Maduro argumenta que su régimen es democrático y que su situación de penuria económica se debe a las sanciones que sufre por parte de Estados Unidos.
Las últimas elecciones celebradas en Venezuela han demostrado, a través de la presentación de las actas electorales por parte de la oposición, que Maduro no respeta la voluntad del pueblo venezolano y así lo ha corroborado la comunidad internacional.
En unas elecciones libres sería impensable que un gobernador de un país que ha sufrido la devastación de la hiperinflación y donde se ha producido uno de los mayores éxodos de la historia (7 millones de venezolanos han salido de su país) ganase los comicios por 51% (justo, además, 51%).
Uno de los principales enemigos a los que se enfrenta Maduro es la opinión pública internacional. Ni siquiera los gobiernos de izquierdas, como el español, puede argumentar ante sus votantes que apoyan al fraudulento gobierno venezolano salido de las elecciones del 28 de julio.
La cuestión venezolana se ha convertido en tema de política nacional en distintos países, donde se muestra en qué se puede convertir un país de aplicar las políticas de izquierda radical que se aplicaron en Venezuela.
El gobierno de Maduro, además, mantiene una política de represión para evitar que el pueblo venezolano que ha permanecido en el país pueda manifestar su repulsa al régimen actual.
La teoría comunista de Marx buscaba una sociedad libre e igualitaria; pero, argumentaba, que la dictadura del proletariado estaba justificada para luchar contra el enemigo que sin duda la revolución comunista se iba a encontrar. Ningún régimen comunista ha llegado, por supuesto, a esa sociedad idílica, y todos se han quedado en esa dictadura del proletariado.
Lo relevante es la creación de ese enemigo, en muchos casos ficticio, para justificar los terrores de una dictadura de izquierdas. Un ejemplo vivo de este enemigo ficticio se pudo ver en el gran apagón que se produjo en Venezuela recientemente. El gobierno venezolano argumentó que se había debido a un sabotaje de la oposición.
Lo que ocurrirá en Venezuela en los próximos meses está por ver. En cualquier caso, Venezuela es un ejemplo más para el resto de países de lo que les puede ocurrir de caer bajo la tiranía de una dictadura de izquierdas.