“El viaje de Nicolás Maduro a China fue el viaje de un sujeto desesperado. Desesperado porque necesita dinero, mucho dinero -en efectivo, como lo prefiere la revolución bolivariana; en dólares, la moneda a la que rinde culto cotidiano-, porque las arcas del Estado venezolano están enrumbadas al colapso”. Miguel Henrique Otero

Rozando la fecha que nos acerca cada día más —ansiosa espera— a la elección Primaria de los grupos opositores, mejor dicho, de los genuinos opositores, hace que se disparen los nervios del régimen a niveles siderales. Este, atemorizado, el régimen, frente a la cercanía de que se lleve a cabo este proceso electoral libre y democrático el 22 de octubre, lo hace fantasear frente a una crisis de pánico y angustias irrefrenables.

La rústica y verdulera propuesta del Consejo Nacional Electoral de prestar ayuda a la Comisión Nacional de Primaria ya es para entrar intempestivamente en sospechas de que algo perverso se trae entre manos. ¿Y esto por qué? ¿Por qué tantas dudas frente a la “ayuda” espontánea del CNE? No voy a entrar en el fondo de un hecho que cuando salga publicada esta nota ya debe ser más que conocida y exageradamente tratada, un fiambre para decirlo en el argot periodístico. No obstante, voy a señalar dos o tres cosas a vuelo de pájaro: en primer lugar, cabe preguntarse en qué mente puede llegar hasta el extremo incauto de llegar a creer que ese organismo electoral —el cual recibe órdenes directas de Miraflores— va a ayudar a las fuerzas opositoras a confeccionar la elección primaria; que vendría, precisamente, a representar el acto de clavar en el madero el primer y segundo clavos en la humanidad de  Nicolás Maduro. En oposición, el “señor” Amoroso más bien procura crear la discordia entre los partidos y candidatos presidenciales, entre los que están de acuerdo con que el CNE tome parte activa en la primaria y aquellos que se oponen abiertamente. En pocas palabras, crear desavenencias entre unos y otros.

Como lo dice el prefacio y titular del artículo de esta semana, el régimen vive uno de sus peores momentos. Las arcas están encaminadas al colapso y la popularidad está en el tope de la calamidad. En contraposición a las fuerzas opositoras, María Corina Machado cada día aumenta el caudal de venezolanos que las apoyan abiertamente y no se ve por ninguna parte la posibilidad de que detenga su ascenso.

De cualquier forma, los venezolanos asistirán a votar sin importarles las condiciones, ni las incomodidades, ni las amenazas. Este es un venezolano diferente al de hace unos pocos años atrás, que vivía en la abundancia. Que desconocía lo que era el hambre, o ver a un familiar morir sin atención médica. Por lo mismo, ahora sabe cómo se pasan días y sus noches sin electricidad, lo mismo que para llenar el tanque de gasolina de su carro… Como consecuencia, la teoría del socialismo les funcionó al revés. Ellos pensaban que en la medida que aumentaran las carencias, más necesidades pasarían; por tal motivo, tendrían menos tiempo para pensar y ocuparse de la necesidad de salir del régimen. Hoy, como todos conocen, más del 85% de nuestros compatriotas desean salir ahora mismo de esta terrorífica pesadilla.

Entonces, ¿qué posibilidades reales tiene el régimen para librarse de una derrota el año 2024? Ninguna. Ni el problema con el Esequibo, ni el CNE, ni aumentos de sueldos, ni mucho menos las devaluadas cajas, le servirán de trampolín. Solo le quedan las inhabilitaciones, con todos los empujones que estos le ocasionarán y el poder de las armas para imponerse sobre la voluntad libérrima de los ciudadanos…

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