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El régimen se equivoca otra vez

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En el libro El arte de la guerra se señala que el engaño, distracción y siembra de confusión son herramientas vitales para vencer al enemigo sin librar batalla. Estrategia que, por cierto, maneja con excelencia la inteligencia cubano-venezolana. Verdad y picardía, en momentos confusos. Sin embargo, todo indica –aunque se empeñen en negarlo– que el régimen opresor castro-chavista-madurista y el PSUV implosionan, desesperan confusos y aturdidos. Ahora más que nunca dan palos de ciego, manotazos de quien se ahoga sin esperanza ni posibilidad.

El chavismo está en decadencia, en vías de extinción, mientras el madurismo crece, engorda y se desarrolla con subordinación castrista. La guerra interna, silenciosa, comenzó a exteriorizarse. Detener a plena luz del día a Freddy Guevara e intentar hacerlo con Juan Guaidó es tan estulto, tonto, necio y torpe de entendimiento, como acusar a la derecha del enorme armamento, desmedido crecimiento y total audacia de la delincuencia organizada ya no solo en los cinturones populares y barrios, sino en amplias zonas del país.

Venezuela saturada de militarismo, acorralada por iniquidad y vergüenza, asediada por hambre y enfermedad, sitiada por inseguridad y delincuencia, harta de corrupción, cansada de represión e incompetencia; y el oficialismo mostrenco, lerdo, en vez de apagar fuegos, solventar dificultades, consciente o inconsciente las aviva, exacerba e intensifica. El intento de aprisionar al presidente interino demostró lo que la inmensa mayoría percibe, el madurismo y sus represores perdieron autoridad, respeto y aprecio ciudadano; han disipado legitimidad, no solo de origen sino en el desempeño. Los ciudadanos defendieron, a cara descubierta y furia empuñada, a quien de la irrelevancia vuelve a ser, gracias a la torpeza oficialista y hartura ciudadana, figura dirigente de importancia.

La rebelión con rugido de aprensión e insurrección de la sociedad cubana levanta puños, clama independencia, reclama libertad, democracia, educación y respeto a los derechos humanos contra una tiranía envejecida en el deshonor, injusticia e ignominia, fortalecerá el empeño y firmeza de los verdaderos opositores venezolanos y nicaragüenses, tanto como la persistencia ciudadana de las demandas que enriquecen la voluntad de los cubanos que exigen, república y emancipación. Un trabajo de filigrana, etéreo y casi imperceptible.

Embestir, agredir, sacarlo a la fuerza del automóvil en plena vía pública, confiscarlo y secuestrarlo, en un tiempo unificado instantáneamente por las redes sociales, y no conforme, tratar de retener al presidente de la Asamblea Nacional reconocida, encargado de la presidencia; y fracasando en el intento, sometidos, derrotados los esbirros por la clara intervención popular, ciudadana, vecinal, y encima hacerlo en las narices de la comisión de la Unión Europea que evalúa la realidad, es mucho más que un error, es una demostración evidente de que a la ciudadanía le asiste razón cuando denuncia al régimen oficialista como tiranía injusta, odiosa, espuria e ilegítima, y de que el gobierno miente de forma descarada al hablar de legitimidad y ser dignos de confianza.

¿Con qué argumentos siquiera reducidamente creíbles va el fiscal general a imputar traición a la patria? Hasta un excelso y egregio colaboracionista como el nacido en Puebla de Segur (provincia de Lérida), el español Josep Borrell, tendrá que tragarse sus alegatos en defensa del castro-madurismo. Difícil, poco probable que los europeos, celosos de la ley, demócratas sin medias tintas y defensores a carta cabal de los derechos humanos, puedan tolerar semejante sapo áspero y venenoso.

Distorsionar para desviarnos del sendero de la comprensión y el libre pensamiento es un ardid, una artimaña que busca servidumbre, desesperanza y apaciguamiento. ¿Qué se va a dialogar no sea la salida completa e integral de abusos, corrupción y violaciones de los derechos humanos más elementales?

Cuando una sociedad seria y responsable concientice con claridad, sobre todo, compromiso, que pocos son los organismos internacionales que intervendrán para auxiliar, ayudar a una nación oprimida, tiranizada, serán mucho más cuidadosos en elegir a quién otorgarán su voto; porque las consecuencias y lo que permitan, tendrán que revertirlo ellos mismos.

@ArmandoMartini

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