Rebuscar es escudriñar o buscar con cuidado. Es también recoger los frutos que quedan en los campos después de la recogida de las cosechas, particularmente en las viñas. Lo dice la RAE, que agrega que «rebuscársela» es ingeniarse para enfrentar y sortear dificultades cotidianas. Particularmente en esta viña del Señor que es Venezuela (también en otros países suramericanos y en El Salvador de marras y de maras).

En este país en el que se levantan tantos informes urge preparar una diligencia, debidamente sustanciada, dirigida a la RAE con el siguiente encabezamiento: Rebusque: dícese de la política económica del socialismo del siglo XXI (Ven y afines).

En Venezuela, hay que decirlo, siempre la gente tuvo su rebusque. Alguito —pintar un apartamento, arreglar unos enchufes (eléctricos), hacer unas «carreritas» al aeropuerto los fines de semana— para completar la quincena. Ahora es al revés: la quincena es el rebusque (si acaso) y el rebusque —o emprendimiento, como le dice el régimen siempre tan cuidadoso del lenguaje— es el que pondrá la comida en la mesa. ¿Cómo?, «ingéniesela», dicen los jerarcas al mando de un Estado fallido. De un barco haciendo agua. De una revolución exhausta de remar en la orilla.

Parece un juego, pero es la cruda realidad del sector público venezolano. De profesores y maestros, de médicos y enfermeras, de policías y hasta militares. No hay plata para nadie. Lo que no impide exhibir Ferraris rojísimos en la burbuja de Las Mercedes, porque si algo es esto es el surrealismo del siglo XXI. De El Gran Viraje a El Gran Rebusque: 30 años de viaje a la nada, una superproducción nacional en blanco y negro (no hay para el color).

Nelson González, presidente de Fetramagisterio —federación unitaria de los trabajadores de la educación—, resume así la propuesta del gobierno a los más de 60 de días de protesta por aumento salarial: «Le dicen al maestro ‘da clase dos días y tres te rebuscas’. Ese es el término. O para decirlo elegante, móntate tu emprendimiento para que rebuscándote puedas evitar que te matemos de hambre».

La “mágica solución” de los cerebros oficiales se extiende por esta Venezuela “que se arregló”. Hasta penetró los cuarteles desde capitanes, que son muchos, para abajo, que son más, y están en estado de sobrevivencia. Todos tendrán que buscar su emprendimiento. El rebusque. La inexorable ley de la igualación revolucionaria: a más despropósitos, más pobreza.

En un mes Nicolás Maduro cumplirá 10 años en el poder. Ningún país sale adelante con el rebusque. No hay magia posible. El presente venezolano es de dolor e indignación. “Caraduras”, ha llamado la maestra Elsa Castillo a la cúpula del poder. Solo un cambio de rumbo puede recuperar la sensatez y sacar a Venezuela de su postración.


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