El régimen aduce que las sanciones del gobierno de Estados Unidos le impedirán completar las cajas CLAP. Si creyéramos el discurso que escuchamos a diario de Nicolás Maduro y su entorno, pudiéramos estar tranquilos, ya que con la abundante producción nacional garantizada por la revolución y el exitoso mecanismo de importación aplicado por Pdval, todo andaría -como quien dice- viento en popa.
Una caja CLAP reciente traía leche de China y arroz de Guyana, además de una cantidad de productos mexicanos… ¿Por qué dicen que eso se ve afectado por el congelamiento de cuentas en Estados Unidos? ¿Por qué importar alimentos que se producían dentro del país? ¿Por qué existe el CLAP?
Pero si el bloqueo afecta como señala el régimen, ¿Cómo es que Lacava pudo importar autobuses de Estados Unidos? Lo que nos hace preguntarnos por la suerte de la fábrica de autobuses chinos Yutong. El bloqueo tampoco impidió que los chulos del Foro de Sao Paulo viniesen a vacacionar a Caracas pagados con nuestro dinero. El bloqueo no impide que Nicolás siga engordando, ni que sus aliados sigan comiendo a cuerpo de rey.
Hay que dejarle claro al pueblo venezolano que no hay un embargo, y que no se prohíbe la compra de alimentos y medicinaS, así como de los insumos para producirlos. En eso, el documento en el que se presentan las más recientes sanciones es explícito. La verdad es que el régimen prefiere usar nuestro dinero para otros asuntos y no para ocuparse de la alimentación y la salud de los venezolanos.
Asimismo, sabemos que el bloqueo no es el origen de la crisis, pero no es menos cierto que agudiza el caos y perjudica siempre a los más pobres. Así como ninguna sanción es más devastadora que esta economía socialista. Las peores sanciones son las políticas económicas que Maduro ha aplicado para destruir el aparato productivo nacional y acabar con el poder adquisitivo de los venezolanos.
Sin embargo, más allá del efecto que puedan tener las nuevas sanciones, preocupa ese entusiasmo por dejarlo todo en manos del otro, por promover la inacción de los que deberíamos ser los primeros involucrados, por despreciar la fuerza que aún estando muy cansados tenemos. El sentimiento que se genera de que alguien vendrá a salvarnos, actúa como una especie de narcótico que adormece el entusiasmo por combatir a este régimen. La mayoría de los países lo han dicho: esperan que los venezolanos resuelvan sus problemas ellos mismos. Y eso requiere una activa participación de toda la ciudadanía. Después de todo, el país es responsabilidad de cada uno de sus habitantes.
Por cierto, el Grupo de Contacto acaba de reafirmar su pleno apoyo a la participación de los actores en las conversaciones (gobierno – oposición). Con lo que un resultado negociado sigue siendo la única forma sostenible de superar esta crisis multidimensional.
La Cumbre de Lima sobre la Democracia en Venezuela -a mi modo de ver- marca un camino claro: la solución de la crisis implica unas elecciones libres y limpias; que los venezolanos podamos decidir realmente nuestro futuro, y todos respeten los resultados. No escuché a ningún canciller, a ningún país hablar de cese de conversaciones entre oposición y gobierno, y mucho menos de intervención militar en Venezuela.
Ese es parte de nuestro compromiso como líderes políticos: no permitir que nuestra Venezuela se convierta en Cuba. Por ello hay que destacar la resiliencia de muchos venezolanos, empezando por la de nosotros mismos, que ha impedido que Venezuela se convierta en Cuba. Las reservas políticas de quienes adversamos a este régimen son infinitamente superiores a las cubanas. Por ello, desde Unidad Visión Venezuela, seguimos siendo optimistas en que a pesar de la tragedia que estamos viviendo, esto va a cambiar. Por eso estamos y seguimos aquí, por lo mismo insistimos día a día y a todos los niveles que los sectores que adversamos a este régimen debemos reunirnos, debatir y consensuar, para poder lograr el objetivo que queremos, que no es otro que la implantación de un nuevo sistema democrático en el que el pueblo sea el rector de nuestro destino.
Urge un acuerdo ya, no podemos dejar que el país se nos vaya de las manos, tenemos todo para lograrlo. Ante un gobierno de facto que solo ofrece hambre y miseria. Un sector de la oposición sigue insistiendo en el todo o nada; y en el medio tenemos a un pueblo muriendo y desesperado. Las agendas particulares de las diferentes agrupaciones políticas deben ser diferidas hasta que conquistemos de nuevo la democracia. El objetivo está claro: un nuevo gobierno que resuelva los problemas que estamos sufriendo y que conduzca el país por la senda del desarrollo.
Para que no seamos Cuba tenemos que asumir nuestra responsabilidad con nosotros mismos y nuestras familias. Venezuela no es de ellos, es nuestra, del pueblo y para el pueblo.
www.unidadvisionvenezuela.com.ve
@OmarAvilaVzla