Hay ocasiones en las que pueblo, el ciudadano común está más claro que sus dirigentes. Vivimos una de ellas. Basta con observar objetivamente las giras de María Corina Machado para confirmar la irreversible voluntad existente de respaldo a la candidatura de Edmundo González Urrutia, promovida por ella entre otros. No han podido frenar ese sentimiento por medio de la violencia, de la represión, de las maniobras insólitas e inaceptables en Derecho, ni con nada. Están convencidos del rechazo enorme que tiene la candidatura de Nicolás Maduro. No ganará, hagan lo que hagan. Esa negativa se extiende hacia las cabezas formales e informales del régimen. Llegamos a un punto de no retorno.
Ojalá y no se les ocurra darle un palo a la lámpara y apagar la luz. Hay quienes tienen esa intención en las alturas del régimen, pero también existe la preocupación en los sectores más responsables de la oposición democrática. Desde ya les hacemos saber que estamos preparados para todo. Se acabó esta primera etapa que concluye el próximo 28 de julio. Desde entonces pasaremos a otra etapa en la ruta hacia la reconstrucción democrática de Venezuela, en democracia y libertad. Quienes no la deben no tienen nada que temer. Los otros no sufrirán de represión al margen del ordenamiento constitucional, pero algunos tendrán que responder ante la justicia, con respeto a todos sus derechos, por los desastres que han provocado en el ejercicio de la función pública, en especial en materia de corrupción abierta y encubierta.
Vendrán los seis meses difíciles que van desde la elección del nuevo presidente hasta la toma de posesión al principio del año próximo. Esperamos que no se les ocurran más disparates en este lapso. Tanto la sociedad civil como la sociedad militar están pendientes de cuanto suceda. Todos esperan el mayor grado de cordura y de respeto a la voluntad nacional.
Mientras tanto y desde algún tiempo, los equipos de la Plataforma Democrática y otros previamente constituidos, trabajan en la elaboración de un amplio programa de gobierno. La líneas maestras están siendo dadas a conocer progresivamente en todos los sectores económicos, sociales y políticos del país. Se analizan recomendaciones y sugerencias de variada naturaleza. Pero se avanza con mucha seriedad. No habrá improvisaciones, ni disparates como los que hemos soportado en este cuarto de siglo del socialismo del siglo XXI que llega al final de manera irreversible.
Lamentablemente la irresponsable arremetida del régimen actual en contra de los medios de comunicación, hoy inexistentes en su mayoría, obliga a incrementar el contacto personal y al máximo uso de las redes sociales para informar de lo que se hace y es la casi única manera de comunicación existente. Lo bueno es que eso ha sido muy importante en la formación de cuadros de base en pleno funcionamiento.
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