No hay nada más gratificante en la vida que sembrar una semilla y ver su fruto. El agricultor lo sabe, el padre y la madre que ven crecer a un hijo, los científicos que investigan y luego ven sus provechos, los que tienen ideas y luego se hacen universales, los escritores que dejan su huella en  el tiempo y  generan nuevas vivencias a sus  lectores. Pues esa sensación la tenemos con el proyecto REMO, una semilla que lanzamos un día como mañana, 9 de marzo, para homenajear a un gran amigo fallecido, Argenis Martínez, quien fuera en vida un gran periodista, escritor, asiduo lector y mejor amigo. Fue vicepresidente de este medio, El Nacional.  Argenis dejó una estupenda colección de libros y como muchas veces pasa, los libros que nutrieron la vida de un ser humano no siempre tienen asidero y quedan  en la soledad, en  el olvido como los mismos lectores que partieron y los dejan a la suerte de los estantes en donde reposan.

Con los libros de Argenis apareció un ángel preocupado por su vasta colección, Patricia Spadaro, su colega y amiga cercana. Su grito de salvación era qué hacemos con los libros de Argenis, era  como un llamado para que siguiera entre nosotros. Historia larga, la hacemos corta para beneficio de los lectores, se le ocurrió dejarme parte de la colección en custodia. Con Argenis no solo nos  unía gran amistad sino también una vocación por los libros, la lectura, la discusión y la confrontación de ideas.

Un día, inesperado, llegaron a mi casa cajas de libros, sus portadas no solo eran testimonio de su vocación por la lectura, sino que además eran una radiografía de su evolución en el pensamiento y su capacidad de crecer en el tiempo. Allí estaban libros que marcaron su época de joven anarquista y militante, hasta su vocación por la democracia, la buena pluma latinoamericana y especialmente por la poesía y la narrativa. La novela policial y de espionaje estaban entre sus preferencias. Me encontré con las cajas de libros y el dilema. ¿Qué  hago con tantos ejemplares en mi ya abultada biblioteca? ¿Qué respondo ante la agobiante pregunta de tirios y troyanos: ¿te has leído todos esos libros? Pues allí nace la historia del inicio del artículo, se me ocurrió lanzar una semilla, ya de factura universal: montar en el exterior de mi casa una microbiblioteca en honor a Argenis Martínez.

Pues como esos vientos que se llevan las hojas a mejores destinos, el día de la inauguración de nuestro Novo espacio cultural comunitario, una casita con los libros de Argenis, dos jóvenes entusiastas me invitan a replicar el ejemplo en otras comunidades. Ellos con su estamina y vocación de servicio, Andrés Schloeter (Shola) y José Nicolás Briceño, viendo la oportunidad de generar mayor tejido social en nuestras ciudades, me entusiasman a crear un proyecto de microbibliotecas. No son pocos los otros entusiastas  que se han sumado al proyecto. Lo bautizamos REMO, por la madera que se usa en su fabricación, por el impulso hacia delante que nos dan los remos y como un tributo a un patrimonio arquitectónico de la ciudad, la Villa San Remo.

Así nació  el proyecto REMO y hoy con la vocación de hacer cosas pequeñas pero que generen impacto en los ciudadanos, que aliente la lectura, estamos en el peregrinaje de montar casitas de madera en cuanta comunidad lo requiere y puede. Con apoyo transparente y con ganas de que muchos libros lleguen a las manos de nuestros niños, jóvenes, adultos mayores; de que la magia del papel escrito vuelva de nuevo a abrir los sentidos del pensamiento, de las ideas, que nos recuerde lo que leían nuestros padres en el pasado, que les dio valores, respeto por el pensamiento del otro, y los méritos para ser buenos ciudadanos. Creemos en el poder transformador de la lectura. No hay mejor oportunidad para generar sabiduría, que esos textos que solapados y encuadernados, han permitido  ilustración, tanta reflexión, tan importantes debates, basadas en la historia, en la narrativa y sobre todo en la construcción de pensamiento, así sea a través de la duda. La semilla ya está presente en veinte comunidades, la lista de solicitudes es muy larga y lo que más estimula es ver que allí están los libros cuidados, sin candados, ni listas de entrega, “Deja un libro, lleva un libro” es el leit motiv.. Ha sido una maravillosa experiencia, una propuesta universal que le permite vivir  a muchos textos olvidados en las bibliotecas, empolvados por el desuso y competidos por las pantallas de luz que mucho informan y poco tiempo nos dan para la reflexión. Estimado lector, bienvenido al proyecto REMO, buscamos aliados dispuestos a colaborar con nuestras pequeñas casas del saber y deje que muchos de sus libros naveguen con  otras manos.


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