Foto Yuri CORTEZ / AFP

En estos días me llegó a mi teléfono celular un audiovisual exponiendo los principios básicos que orientarán la presentación, estimamos nosotros, de un programa de gobierno completo para reconstruir esta Venezuela cuasidestruida por un socialismo del siglo XX que solo ha servido para empobrecer a la totalidad de la población, e impulsar uno de los mayores éxodos que registra la historia contemporánea en América Latina.

Principios esbozados por Vente Venezuela

Venezuela será una república liberal, democrática, moderna y próspera. Que estará en la vanguardia de la defensa de la libertad en la región y será un modelo para seguir. Esta es una visión compartida.

Un sueño realizable

Un gobierno que estará al servicio del ciudadano, avanzaremos del colectivismo a la libertad. Del estatismo a la subsidiaridad, del centralismo al federalismo, del rentismo al libre mercado,  del proteccionismo a la competencia, del clientelismo a la solidaridad, de la impunidad a la justicia, de la corrupción a la transparencia, y de la complicidad a la responsabilidad.

Nuestra fórmula presenta tres elementos:

Libre desarrollo de los individuos, Estado al servicio del ciudadano, y economía de libre mercado.

En libertad con responsabilidad valorando la meritocracia, la ciudadanía, la innovación y la rendición de cuentas, se desarrollarán los ámbitos de prosperidad ciudadana, innovación, conocimiento y tecnología, desarrollo institucional, infraestructura y servicios, seguridad y defensa, economía y finanzas, energía y minería, comercio internacional, y sostenibilidad y ambiente. También se tienen temas adicionales como educación, salud, trabajo, seguridad, justicia, electricidad, economía, hidrocarburos, agro-producción, turismo, ambiente y  muchos otros temas y otros asuntos. Esta visión se está construyendo desde lo local hasta lo nacional. Esta propuesta es Federal.

Comentarios

Son buenos y magníficos estas guías o principios generales que servirán para delinear la gobernabilidad de un régimen liberal-democrático. Ahora bien, es bueno hablarles a las grandes muchedumbres empobrecidas sobre lo que hará un gobierno orientado hacia el respeto de los individuos, para sacar a las mayorías de su pobreza. Se debe hablar más de privatizar una cantidad de empresas y otros activos del Estado que se encuentran trabajando en pésimas condiciones. Se sabe, por ejemplo, que el Banco Central encargado de la estabilidad monetaria lo burocratizaron y allí trabajan más de 3.000 personas, sin incluir la carga que constituyen los jubilados.

Un gobierno serio, sin necesidad incluso de que sea liberal, debería establecer un verdadero servicio civil que contrate a su personal instaurando concursos selectivos. De igual modo, el equipo de María Corina Machado y Vente Venezuela deben hacer un plan de recuperación y modernización de los servicios públicos de salud, tan maltratados y deteriorados en los gobiernos de Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro. Como también se deben rescatar los sistemas de distribución del agua potable, los cuales están en una crisis permanente. Al igual que una revisión de los sistemas de generación y transmisión de energía eléctrica, cuyas maquinarias yacen en el abandono.

Destruir la actual hiperinflación deberá ser la tarea prioritaria de cualquier gobierno que quiera enderezar nuestro país hacia nuevas sendas de crecimiento económico. Y luego de destruida esta hiperinflación, rescatar instituciones de seguridad social haciendo fondos privados de retiro como los que  hizo Chile y han servido para la generación de ahorro y grandes inversiones.

La apertura a la inversión extranjera deberá ser un punto básico y central para lograr un desarrollo, y Venezuela tiene los recursos naturales y humanos para alcanzarlo. Se calcula que 100.000 millones de dólares propiedad de ciudadanos y empresas venezolanas se encuentran en el exterior, esperando un ambiente propicio para la economía de mercado y la inversión reproductiva.

Merece mención especial la restauración de la producción de hidrocarburos, de la reparación de las refinerías en Venezuela, y llamar a las grandes empresas petroleras de todo del mundo para que vuelvan a confiar e inviertan en el nuevo país, ajustando nuestros esquemas tributarios para una verdadera apertura petrolera que vuelva a insertar a Venezuela dentro del exclusivo club de grandes naciones productoras de petróleo y sus derivados. “Actualmente el sistema impositivo venezolano establece una regalía de 33%, una tasa de impuesto sobre la renta de 50% y un impuesto a las ganancias súbitas para precios internacionales mayores a 70 dólares. Esto equivale a una tasa marginal de 66,67% para precios por debajo de 70 dólares, que se incrementa gradualmente para precios superiores a 70 dólares hasta llegar a 100% cuando el precio alcanza 170 dólares”. Cambiar esta aberración tributaria es una necesidad impostergable y urgente.

De igual forma, instituciones que en la República civil y democrática, como la Contraloría General de la Nación, las Fuerzas Armadas, y los cuerpos policiales, funcionaron relativamente bien, y a partir de los gobiernos de Chávez y Maduro se descompusieron, y lucen desorientados en sus tareas de prevención y combate de la delincuencia, y al parecer solo son eficaces en combatir a disidentes y opositores de todo signo. En vista de lo cual, deben ser totalmente reestructurados y puestos auténticamente al servicio de la ciudadanía.

Por último, lo fundamental es la restauración del Estado de Derecho, despedazado por las ansias de más poder y de permitir las expropiaciones de empresas y activos de empresarios venezolanos y extranjeros. Quizá esta será la tarea más difícil que encontrará cualquier gobierno decente y honesto que se instale libremente con elecciones universales. Escoger nuevos jueces bajo estrictos concursos no será una tarea fácil ni siquiera agradable.

 


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