OPINIÓN

El problema de los partidos políticos en la región

por Eduardo Flores Eduardo Flores

Lo sucedido en la Latinoamérica con los partidos políticos se fundamenta en que todos parten de un principio de la izquierda y se han enfocado en ser clubes electorales, donde no hay centro de formación ni pensamiento y se establece la competencia entre quienes saben jugar, no entre quienes saben resolver problemas. Queda por fuera la mejor gente, los buenos, una clase política distinta que está siendo desplazada para dar paso a un círculo vicioso de carácter autoritario en el que imponen una autoelección o candidatos puestos a dedo.

En este escenario hay dos momentos de envergadura e importancia: el electoral, que es cuando se realizan promesas con absoluta irresponsabilidad, y el de gobernar, cuando no se sabe cómo hacer las cosas, pero si cómo cambiar las reglas del juego para ponerlas a favor del gobernante y es a allí cuando surge la corrupción. En nuestro caso, por ejemplo, Chávez llegó al poder, cambió la norma jurídica y le dio rango de legalidad a todos sus actos, incluso su eterna estadía y también la ejecución de delitos. Pero esto ya había ocurrido antes, con la materialización del Pacto de Puntofijo y la promulgación de la Constitución de 1961.

Hoy vemos que tanto los partidos como los políticos de nuestra región están desacreditados y son ausentes de credibilidad y verdadero liderazgo, pues se caracterizan por ser mediocres y por improvisar e imponer sistemas centralizados para anestesiar el pueblo. Se han acostumbrado a ver reclamos del ciudadano pero no acciones de su parte y es así cómo está viciado, degenerado y dominado por la izquierda el aparto político de Latinoamérica. Es por ello que países como Venezuela, México, Argentina y Nicaragua no tienen planificación ni norte, pero sí se ven sumergidos en la perdición y por la influencia del Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla y la izquierda indefinida e internacional.

La problemática de los partidos políticos hacen entrar a las naciones en una crisis profunda, por el populismo, la incapacidad de resolver problemas y la mediocridad del político, que solo se enfoca en primero él, segundo él y tercero él, viéndose poder por poder, sin importarle las demandas del pueblo, sin permitir que entre a la política y buscando la manera de perpetuarse en el poder y generar recursos para él y los suyos, terminando en una dictadura que destruye y acaba con todo lo que se pase por enfrente.

Hoy vemos que tanto los partidos como los políticos de nuestra región están desacreditados y son ausentes de credibilidad y verdadero liderazgo, pues se caracterizan por ser mediocres, improvisar e imponer sistemas centralizados para anestesiar el pueblo, y se han acostumbrado a ver reclamos del ciudadano pero no acciones de su parte y es así como está viciado, degenerado y dominado por la izquierda el aparto político de Latinoamérica, y es por ello que países como Venezuela, México, Argentina y Nicaragua no tienen planificación ni norte, pero sí se ven sumergidos en la perdición y por la influencia del Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla y la izquierda indefinida e internacional