Luego de su discurso en la «Asamblea Nacional», Nicolás Maduro como presidente de la República terminó de enterrar el salario mínimo, al que no solo mantuvo en 130 bolivares al mes, sino que banalizando los ingresos laborales, y en un acto de cinismo político, dejó entrever a su limitada audiencia que «aumentar» 20 dólares en algo que llaman «bono de guerra económica» llevaría a 100 dólares lo que definen como «ingresos integrales», una especie de máximo logro para los trabajadores en un país donde se necesitan alrededor de 500 dólares para cubrir solo los gastos de alimentación de una familia de cuatro personas.
Igualmente, que se hable de 70 dólares para jubilados y 25 dólares para «pensionados», resulta otra bofetada para quienes están en la última etapa de sus vidas y tienen que «sobrevivir» con semejantes ingresos.
De hecho, lo insólito de tal declaración es que fue generada por la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, quien aseguró que existían «5,5 millones de pensionados», lo cual no solo es incongruente, sino que demuestra las falsedades del régimen sobre sus propias cifras. En el censo 2011, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reveló que solo había una población de 1,6 millones de personas mayores de 65 años {1}, así que, aún sumando a ese grupo personas entre 55 y 64 años, el total no superaría los 2 millones de venezolanos en tercera edad, es decir, valorando las estadísticas oficiales, y con la migración, sería imposible que la población mayor de 55 años pudiera superar los 2,3 millones de personas para 2024.
O sea, que aun teniendo 100% de la población jubilada, pensionada y otros en «amor mayor» -como llaman a supuestos «pensionados sin cotizaciones del Instituto Venezolano de Seguros Sociales- no habría manera de justificar la exagerada cifra dada por Delcy Rodriguez a los venezolanos, lo cual debería haber sido objeto del inicio de alguna investigación, tanto del Ministerio Público, como de la propia comisión del área en el parlamento.
Tales razones implican que, en Venezuela, a las autoridades poco les importa atender las necesidades más básicas del pueblo, porque si fuera así no sólo habrían aumentado el salario mínimo en términos acordes con una inflación de casi 200%, sino que los espacios laborales, sindicales y similares hubiesen sido convocados al diálogo para evaluar las condiciones económicas y sociales de los trabajadores. ¡Nada de eso ocurrió!
En conclusión, es inútil cualquier protesta o reclamo ante un gobierno que solo arremete contra la dirigencia laboral y los trabajadores, y cuyas directivas están expuestas al riesgo de la cárcel, so pena de ser encontrados culpables de «desestabilización» por ser convocantes de marchas y eventos de multitud que solo exigen el cumplimiento de lo establecido en la Constitución y las leyes en materia de derechos humanos.
Con 130 bolívares de salarios y pensiones IVSS, lo único que seguirá aumentando será la pobreza, el hambre y la emigración. El «presidente obrero» ha enterrado el salario mínimo en Venezuela y se consolida como el más bajo de América Latina.
@vivassantanaj_
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{1} https://x.com/vivassantanaj_/status/1747357583843762644?s=20