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El presidente Maduro anunció que comercio con Colombia generará 2.000 millones de dólares este año

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El ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Germán Umaña Mendoza, se reunió con Maduro

La iniciativa colombiana de convocar a un encuentro empresarial en Cúcuta representa una buena oportunidad para normalizar las relaciones no solo comerciales entre ambos países. Pero la cuestión va mucho más allá de una apertura de embajadas y de fronteras terrestres y aéreas. Depende de los objetivos de Maduro y de Petro. El cuándo y el cómo ya se dieron con el cruce de embajadores; el para qué es lo que queda por ver. Lo que sí es cierto es que todo depende de los intereses y prioridades que tengan ambos mandatarios, las cancillerías e instituciones responsables del diseño de la política exterior, para lo cual hay que establecer una hoja de ruta.

De acuerdo con el estado de relaciones entre ambas capitales y a lo largo de los 2.219 km de fronteras, las relaciones reposan sobre un trípode sustentado en el interés político; la seguridad fronteriza y lo comercial, por lo que la iniciativa comercial pareciera que se fue por delante de la carreta del Estado

La primera pata de este trípode: lo político, indiscutiblemente tiene una longitud diferente, respecto a las otras dos. Para el señor Petro a lo interno su gran bandera durante las elecciones fue “la paz de Colombia”, cuyos efectos tendrían resonancia regional incluso a nivel  global, según el proverbio chino del “aleteo de la mariposa”, el cual según las teorías físicas tiene efectos dependiendo del tiempo y las circunstancias

Si bien los acercamientos diplomáticos no son un juego de suma cero, las alianzas que el gobierno de Petro establezca como prioritarias serán fundamentales en el balance regional latinoamericano. Sus objetivos están dirigidos a establecer un diálogo en las Américas sin exclusiones, lo cual ya dice que temas como democracia, violaciones de los derechos humanos; terrorismo, no serán de su incumbencia ni de su preocupación; un segundo propósito es hacer de “Colombia una potencia mundial de vida”, lo cual pudiera interpretarse como un “sueño” en un país donde el crimen está en el ADN de los movimientos insurgentes y terroristas que contribuyeron a llevarlo a la presidencia; y una nueva relación con Estados Unidos; lo cual requiere una amplia evaluación, ya que es mucho lo que Colombia tiene que perder si toma el camino del socialismo del siglo XXI.

La segunda pata del trípode es la seguridad, directamente relacionada con la paz de Colombia. Para Venezuela, la teoría del “Aleteo de la mariposa” y sus efectos tienen una resonancia directa, debido a que no está claro si el ELN, los paramilitares, el narcotráfico y el narcoterrorismo, el crimen organizado, están dispuestos y bajo qué condiciones a negociar y ceder espacio.

El tercer componente son las relaciones comerciales caracterizadas por una gran asimetría pre y posruptura de relaciones en febrero de 2019. La hoja de ruta de este componente requiere de una evaluación de campo en cuanto a las variables consideradas en una matriz DOFA u otra de las metodologías conocidas.

La primera pregunta es cómo quedará Venezuela en este pronóstico de llegar a los 2.000 millones, a escasos 3 meses de finalizar el año; dada la escasa y limitada oferta exportadora venezolana y con qué apoyo estatal contarían nuestros empresarios. Lo inaceptable sería que esta apertura se convierta en una oportunidad más para el negocio de los bodegones, en contra de la industria nacional.

Lo ideal sería convocar a un encuentro gobierno-empresariado Fedecámaras, AVEX, Conindustria, Consecomercio; en paralelo con los organismos oficialistas. El conocimiento mutuo de las necesidades y deficiencias es necesario, a los fines de potenciar nuestras capacidades y aprovechar las posibilidades. Así, en el momento de unas negociaciones, la reinstitucionalización del “cuartico de al lado”, como mecanismo de comunicación en las negociaciones representaría un línea directa de comunicación.

Los empresarios, incluso los emprendedores, necesitan de una hoja de ruta y del respaldo del Estado, de créditos, financiamiento, facilidades logísticas, que les permitan negociar en igualdad de condiciones, para lo cual la construcción de una hoja de ruta, la renegociación del AAP 28, representa el eje comercial Caracas- Bogotá.

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