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El porqué de la democracia en Uruguay

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El fin de semana pasado se realizó el balotaje para las presidenciales de Uruguay en el que ganó el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi, no obstante de este triunfo, se prevé no se producirá ningún cambio sustancial porque aunque ambos candidatos son de centro-derecha y centro-izquierda, sus propuestas son muy parecidas y las diferencia más que ideológicas son de énfasis en las soluciones sociales y económicas, lo cual se debe a que el sistema democrático uruguayo ha logrado consustanciarse en la civilidad política, un discurso que no es de confrontaciones ni  de descalificativo, de adversarios y no de enemigos, hay altura y cultura política, pero además, el sistema ha funcionado porque los extremos no han tenido viabilidad y la gente ha aprendido de los accidentes políticos como el de la dictadura militar 1973-1985, que solo el recordarlos los aterroriza. Las sociedades que no aprenden de sus errores están llamadas a permanecer en la oscuridad de sus iniquidades.

En toda democracia los equilibrios políticos e institucionales garantizan el desarrollo de las sociedades y le dan solidez a las democracias, en este sentido, ninguno de las dos fuerzas políticas controlará la Cámara de Diputados y aunque el Frente Amplio tiene 16 de los 30 senadores, el presidente Orsi está obligado a negociar la aprobación de sus proyectos, de allí, uno de los principios fundamentales de la democracia uruguaya son el diálogo y los acuerdos políticos que ambos candidatos han asumido como propios.

La verdad es que las propuestas de los dos candidatos eran muy parecidas y pudiéramos decir que las diferencias eran más de matices que de contenido o de concepto. Esta civilidad política que se forma desde la escuela en Uruguay no ha permitido que aparezcan en el escenario político los extremismos estridentes de Trump, Milei, Bukele o Bolsonaro y es lo que en definitiva le ha dado solidez a la democracia del Uruguay. Los sectores políticos tanto de derecha como de izquierda tienen algo común que fortalece su democracia y es que rechazan los sistemas políticos y sus liderazgos que no nacen del voto y por tanto de la soberanía popular, de allí que ambos han cuestionado nuestro sistema político y las elecciones del 28J pasado en nuestro país.

La solidez de la democracia del Uruguay se basa en su cultura política y el de una partidocracia fuerte que valora el diálogo y el consenso, un sistema de distribución del poder entre mayorías y minorías, un sistema político inclusivo con una cultura que promueve activamente la participación ciudadana y de darle una valía primordial, el respeto a los procesos electorales democráticos y al principio de la alternancia política. Es un sistema político que reverencia los derechos humanos, la autonomía del poder judicial y la Constitución. En fin, han sido todos estos elementos los que han contribuido a la estabilidad democrática del Uruguay y muchos de esos valores son de los cuales adolecen numerosos de nuestros países en Latinoamérica.

Sin duda alguna, la presidencia de Yamandú Orsi, delfín del expresidente Pepe Mujica de la corriente de izquierda liberal democrática dará continuidad administrativa y política al Uruguay y conducirá una política exterior sin grandes cambios priorizando la diplomacia y el diálogo, sin alineamientos disciplinados con ninguna potencia y dando énfasis al Mercosur que a un acuerdo de libre comercio con China como el que impulsaba Lacalle Pou, por lo que vigorizara los procesos de integración regional y el fortalecimiento democrático en el Continente Americano.

 

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