La famosa frase pronunciada por el promotor de la destrucción del país, que marcó un punto de quiebre al tradicionalismo político en Venezuela, ha sido desplazada por la aseveración convertida en consigna que la candidata María Corina Machado, ha pronunciado abierta y claramente ante la debilidad y devaneo de los sectores de oposición.
Si bien esta consigna deja abierto un camino por algunos considerado suicida, también marca un necesario y oportuno deslinde con la persistente manipulación, donde sectores involucrados en las decisiones trascendentales, buscan decantar gran parte de la sobre oferta electoral de manera inadecuada y contraria al interés y clamor de la mayoría de los venezolanos.
El fantasma del fraude electoral continuado, tutelado desde el régimen, los escándalos públicos que han surgido en la esfera nacional e internacional sobre la vulnerabilidad del sistema automatizado y un sinfín de señalamientos provocan un rechazo lógico y justificable a que el órgano rector en materia electoral ejerza su influencia en el proceso de elegir un candidato presidencial para que haga frente a las pretensiones de los revolucionarios de mantenerse en el poder.
Sin embargo, todos esos señalamientos, razonables o no, finalmente determinan por experiencias y análisis previos, que un voto masivo de los venezolanos y la defensa de los resultados, debilitan y anulan las posibilidades de fraude. La proporción en estos momentos en caso de darse un proceso electoral es de 85% que quiere la salida del actual régimen frente a un 15% que podría capitalizar el oficialismo a través de sus más leales seguidores y por medio de los diferentes medios coercitivos que han desarrollado, pero que ante la crisis han perdido efectividad en el control social que en su mejor momento fue su herramienta infalible.
Los medios y redes sociales en su mayoría se han convertido en una gallera, donde se pierde el sentido de la realidad, se impulsan debates estériles, se pronostican resultados y se dibujan escenarios en teoría posibles que pudieran darse en el futuro político en los próximos meses.
La sociedad está dando muestras reales de la intención y decisión de superar los obstáculos y es notorio el pronunciamiento a todos los niveles, pese a las diferencias, de que la mayoría de los venezolanos respaldarán a quien tenga la opción.
Indudablemente las primarias, de darse en las condiciones que la población espera, permite una simplificación de parte del problema que significa la división, pero aun así quedarán algunos sectores actuando bajo el tutelaje de sus benefactores con las siglas de los partidos tradicionales derrotados en su momento por el “Por ahora” y fueron diezmados por el injerencismo revolucionario que pintó de rojo sus banderas verdes y blancas.
Ante estas realidades está claro que quien tenga la primera opción y esté despuntando en las preferencias le corresponde transitar por el camino de la apertura, concertación, unión y la convergencia de todos los factores posibles, políticos o no, que permitan alivianar la carga de la competencia desleal y destructiva que se ha enquistado en el comportamiento de la dirigencia visible en el país.
Se puede minimizar la oferta electoral sumando actores políticos que tienen sus seguidores en muchos casos muy calificados, pero que no han marcado en las preferencias del electorado y terminan siendo un valor agregado del respeto a la pluralidad, necesario elemento que fomenta la unidad y la integración. La pasión debe tener su complemento, la organización. Ambos tienen un carácter indivisible frente a una contienda electoral de las características y las circunstancias que revisten las que se ejecutan en Venezuela.
La debilidad y el descrédito creciente del régimen. La debacle y desprestigio de los partidos y sus representantes son 2 elementos determinantes en el crecimiento sostenido y galopante de la figura de María Corina.
La oposición amaga frente a las primarias y el régimen observa, opina y construye las alternativas posibles para hacerle frente al fenómeno político que representa María Corina Machado.
El panorama electoral es abstracto y asimétrico. Hay una gran polémica sobre el candidato que representará a la oposición y allí está centrada la atención de los venezolanos, cuando no debería existir este circo creado frente a una realidad inobjetable. Mientras todos se desgastan en trivialidades, el régimen va adelante dinamitando el camino.
Nada está escrito y el escenario es complejo, pero manejable. El mismo lo tutela forzadamente el régimen y sus aliados a través de su enorme plataforma comunicacional, que siempre busca desmotivar, confundir y desinformar a la gente.
La esperanza real de los venezolanos es la premisa expresada por María Corina, «La lucha es hasta el final». Eso permite fundamentar el pensamiento de los oprimidos y vejados venezolanos, que pese a lo que les señaló y cada uno siente y presiente a su manera se espera que todo pueda ser superado por una decisión y acción determinante.
Para mí objetivamente esa frase marca un hito en la historia política del país, será para bien y no para mal como aquel «Por ahora» que ustedes conocen y que permitió el acceso al poder a un modelo esperado en su momento como solución, pero actualmente prescrito por haber perdido el norte y arruinado al país.
El comportamiento y planteamiento de María Corina es el antagonismo evidente al resultado logrado por el «por ahora» y su frase «hasta el final» está siendo seguido a ciegas y con fervor en aras de la reivindicación de la familia y la sociedad en su conjunto, mil veces vulnerada, además del rescate del buen vivir y la esperanza inequívoca de progreso y restitución de las conquistas y de los derechos de los venezolanos.
Creo que con o sin primarias el régimen sigue repartiendo las cartas marcadas, de allí la importancia de salirnos de ese debate y promoción sin dirección, para convertirnos en verdaderos conquistadores de la voluntad de los ciudadanos y mantenerlos informados y orientados vorazmente, para que puedan enfrentar con tranquilidad y seguridad y confianza los acontecimientos que están por venir.
El que quiera ver la realidad de lo que acontece le sugiero audite algún grupo en cualquier red social y vea el comportamiento de sus integrantes. Hagan una estadística de los optimistas, de los pesimistas, de aquellos que debaten objetivamente, los que reclaman, los que están atentos a diario, los que preguntan algo que ha sido explicado varias veces en el chat al que pertenece etc. etc…
Así esta Venezuela. Aún falta, sobre la marcha, orientar, educar, controlar y ordenar muchas cosas para disminuir la vulnerabilidad del pensamiento del venezolano y la duda de otros de que se pueda derrotar al régimen.
Todas las condiciones están dadas. El triunfo ante este panorama enrarecido, pero aún favorable al cambio y la transformación, siempre estará condicionado a la actitud que asuma cada uno de nosotros frente a él y a la potencialidad que cada quien ponga a disposición según su cualidades y aptitudes. El direccionamiento partidista instrumentado durante décadas para el trabajo político electoral que ha pretendido ser sustituido por la sociedad civil organizada ha demostrado tener sus limitantes y dispersión en los conceptos de organización y estructuración por lo que se hace necesario la creación de instancias de encuentro que permitan unificar criterios bajo una normativa básica que agrupe todos esos eslabones que requieren ayuda y que se sienten desatendidos y en algunos casos discriminados.
Falta corregir muchas cosas y nos corresponde a quienes asumimos algunas responsabilidades buscar los caminos para subsanar y estructurar lo que sea necesario para lograr los objetivos propuestos. Estas opiniones emitidas son producto del análisis de las opiniones que he recibido de cientos de grupos que hemos creado un grupo de venezolanos independientes con los que interactuamos desde el mes de febrero de este año y que resumimos para nutrir la opinión pública de nuestra experiencia y percepción de lo que acontece, se hace y lo que está pendiente por hacer con objetividad y argumentos reales y perceptibles, con sinceridad y responsabilidad.
Debemos concentrarnos en lograr a corto plazo «la organización definitiva de los equipos y la búsqueda y consolidación de las alianzas posibles sin soberbia ni sectarismo».