Venezuela es gobernada en su práctica e ideología por un gobierno eclíptico neomarxista, militarista, populista… donde no existe equilibrio de poderes ni obstáculos a la voluntad del madurismo, incluso perdiendo en todas las encuestas con significativas brechas, organiza eventos electorales con ciertas “reglas del juego democrático” y las gana.
La significación de populismo es tan compleja, los especialistas del tema lo han visto como una especie de nacionalismo cuyo rasgo distintivo es la equiparación del país con el pueblo, pareciendo este último al universo social integrado por la gente. Por ejemplo, en Venezuela el nacionalismo es utilizado en varias vertientes para dar la sensación de unión con el pueblo, teniendo como los protagonistas a los excluidos, no visibilizados, es decir en nombre de estas personas es que Nicolás Maduro se erige en su imaginación como el defensor de los intereses nacionales frente a la supuesta agresión e inevitable invasión del imperio y sus aliados; populismo es construir políticas socioeconómicas que beneficien a los más vulnerables de los estratos sociales D y E. Cuando Hugo Chávez tomó el poder hace 23 años, promovió un populismo de izquierda que parecía estar concebido para salvar la democracia venezolana. Por el contrario, provocó la implosión del modelo democrático desde el primer momento que el Tribunal Supremo de Justicia se apropió de las funciones de la Asamblea Nacional.
El futuro de Venezuela es una advertencia: en el contexto social el populismo es un camino que al principio se aceptaba a través de sus misiones como acciones de buena voluntad y justicia social hacia los desposeídos, con sustancia redentora. Sin embargo, cuando se analiza y se hace la comprensión hasta su conclusión lógica, esta práctica provocó que la democracia se cuestionara e incluso se convirtió en autoritarismo. Nuestro país es el peor ejemplo del resultado de un régimen populista, en el que las instituciones Estado se han debilitado tanto que el crimen y la tortura están libres, la corrupción es casi generalizada y la calidad de vida ha colapsado.
En tiempos electorales los gobernantes y líderes políticos se apoyan en sus estudios de opinión o encuestas, sus discursos en pocas palabras apuntan a “decirle al pueblo lo que el pueblo quiere escuchar, independientemente de la realidad objetiva”. En este sentido, todo político es un populista. De lo contrario no tendría esperanza de ganar ninguna elección. Cualquier duda al respecto de esta última afirmación puede ser aclarada proyectándole una mirada a las promesas que hacen en los momentos históricos electorales los candidatos presidenciales, gobernadores, alcaldes, diputados hasta concejales. Pero, no crea que el populismo es una característica nueva en el sistema político venezolano, es en cambio una consecuencia inevitable de las democracias. Ahora bien, las misiones, los bonos, los CLAP y carnet de la patria son prácticas populistas que buscan el apoyo popular para potenciar la gestión de Maduro articulado al control social… además con algunos servicios públicos prácticamente gratis… toda una miseria del populismo.
Nuestros estudios de opinión revelan que el populismo salvaje de Maduro no auxilia con sus efectos las estrategias deseadas, como la compra de conciencia en la mayoría de los venezolanos, así lo confiesan nuestras encuestas, en este caso el estudio nacional de Hercon Consultores, en nuestra última investigación de campo realizada sobre una base es de 1.000 personas, mayores de edad e inscritas en el Consejo Nacional Electoral; la fecha de la recolección de datos fue entre el 1 y 10 de agosto en todo el país. El nivel de confianza de la encuesta es de 95%. Podemos compartir un dato muy significativo obtenido en la línea de investigación social, 65,0% de los consultados aseguran recibir los beneficios sociales del gobierno, mientras que 30,0% dijo no recibirlos. Lo relevante que la mayoría de quienes reciben el beneficio social forman parte de los estratos D y E de la población venezolana, es la gente de mayor vulnerabilidad y control social.
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