La política es un tema complejo, multifacético, no hay una única respuesta o solución a los problemas políticos. Los enfoques e ideologías son diversos, desemejantes, cada uno con sus debilidades y fortalezas. Es importante recordar que la crítica y el debate son esenciales en cualquier sistema democrático; ayudando a mejorar y fortalecer políticas e instituciones. Por lo tanto, es valioso examinar argumentos y evidencias detrás de cualquier diatriba. Se puede y debe dialogar, pero sin humillaciones y con la firme intención de cumplir la palabra empeñada, ser categóricos en no violar derechos humanos, y tampoco renunciar a principios ni sacrificar valores.

El populismo es una forma de hacer política para ganar sustento popular con un discurso falsario, simplista y emocional, sin argumentos racionales. Creando una imagen de «nosotros» (el pueblo) frente a «ellos» (la élite política, económica y cultural), con promesa y oferta engañosa de fáciles y rápidas soluciones a problemas complejos.

Se transforma, cambia, muta y varía, dependiendo del contexto político y social. Usa un lenguaje llano, campechano y apasionado, apela al sentimiento ciudadano generando respuesta emocional. Profana la palabra asegurando soluciones expeditas y cómodas, sin considerar las limitaciones políticas, económicas y sociales. Siempre tiene como excusa, e identifica un enemigo común, (el imperio) presentado como amenaza para el pueblo, que debe ser derrotado, porque cualquier infelicidad y miseria es su culpa. Abusa de la figura del líder carismático, que exhibe como único capaz de salvaguardar y defender a la población; generando desconfianza en las instituciones democráticas y medios de comunicación, acusándolos de contrarios a los beneficios de las mayorías, el pueblo.

El colaboracionismo es la cooperación con una fuerza dominante. Se refiere al auxilio con un poder que ocupa un territorio y/o al socorro de una dictadura o régimen autoritario.

El término «populismo colaboracionista» es un concepto confuso y polémico que se refiere a un tipo de política que combina elementos populistas y colaboracionistas. Un enfoque que busca conciliar intereses varios, del pueblo y las élites; promover políticas que apoyen tanto a trabajadores como empresarios y otros grupos de poder.

¿Por qué fracasan? Son varias las razones. Se argumenta que el rumbo es inconsistente y contradictorio; difícil para satisfacer necesidades y deseos de las partes interesadas. Además, los problemas para su implementación, donde las políticas populistas colaboracionistas son muy difíciles y espinosas de realizar en la práctica, debido a múltiples restricciones económicas, políticas y sociales. Aunado a la corrupción, nepotismo y otras formas de mala gestión que afectan negativamente.

¿Por qué es un peligro para una sociedad libre y democrática? Radica en el hecho de que, al colaborar con un poder dominante o dictadura, se está trabajando contra los intereses de la patria, de la propia sociedad y la ciudadanía, apoyando a un sistema opresivo, abusivo y tiránico. El populismo es objeto de un intenso debate entre politólogos y expertos en ciencias sociales. Mientras algunos lo ven como una forma legítima de representación popular, otros lo consideran una amenaza para la democracia y estabilidad política.

El colaboracionismo socava y carcome la resistencia, la lucha por la libertad y democracia; contribuye a la opresión y explotación de la población. Implica ingratitud a la patria con graves consecuencias para la ciudadanía. En una sociedad libre y democrática, es considerado felonía y penalizado por la ley. Pone en peligro valores y principios democráticos, asimismo la libertad de una sociedad. Es vital combatirlo para proteger los derechos y la dignidad de los ciudadanos.

@ArmandoMartini


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