A Nelson Cecilio
No es de dudar que la generación venezolana de 1945 se forjó en su mayoría por la admiración a la de 1928. Ninguna comparable a la de estas décadas del siglo XXI, que llamamos «Diente Roto» por el cuento de Don Pedro Emilio Coll. En Acción Democrática sería competitiva intelectualmente con las sucesivas y Canache Mata sería uno de ellos. El último en marcharse y a quien pudiera repetirse lo dicho por José Martí en la tumba de Cecilio Acosta… «Cuando alzó el vuelo, tenía las alas limpias».
El pensamiento político de Canache Mata es doctrinario. Es cuestión de compilar para el análisis e investigaciones sus discursos, artículos de prensa, declaraciones y últimamente su biografía de Rómulo Betancourt, porque Canache Mata se forjó un criterio propio del poder y la política entre muchos, por lo que pensaba Tácito «El poder conseguido por medios culpables, nunca se ejercitó en buenos propósitos» y leamos un artículo suyo: «El poder y los políticos» donde se interroga ¿Para qué el poder? «No enaltece alcanzar el poder para lucirlo como un juguete sofisticado en las manos sin saber -por ignorancia- qué hacer con él», para lo cual sostuvo:
«Tenemos que rescatar la credibilidad de la palabra de los políticos. La lucha social no puede ser una feria de engaños doctrinarios y programáticos impunes. Ni un baile de disfraces en el que los deshonestos se cubren los rostros con caretas de probos. Ni una carrera en las que triunfan los que están más prestos para la traición o los que llegan más rápidamente a la meta de la riqueza mal habida».
Al respecto, es oportuno un anónimo: «Si quieres ser discreto, observa bien estos seis preceptos que te recomiendo: Qué es lo que dices y dónde, de qué, a quién, cómo y cuándo» porque no hay peor ingrediente en la política venezolana que un hablador de tonterías ¡sobran! Canache Mata no lo fue. Precisó el alcance del «policlasismo» en Acción Democrática, como una alianza de clases, distanciándose programáticamente del capitalismo clásico o salvaje, el marxismo leninismo y el liberalismo con sus variantes populistas o progresistas e inscrito en la socialdemocracia, porque a su juicio: «La justicia económica y social puede lograrse dentro de un régimen de democracia política, en el que se preserve la libertad y se respeten los fueros de la persona humana» (El Nacional, 14/07/90).
En ese orden de ideas, Carlos Canache Mata estuvo comprometido en la lucha contra la corrupción y he aquí su opinión:
«Cuando la moral pública se domestica y se hace permisiva, los pillos saltan el tinglado de la feria al gran escenario de la actividad pública, los drogadictos del dinero mal habido se convierten catones de cartón que se envalentonan y pretenden dictar lecciones a los más, les cobra comisiones, por contratos concedidos, dragonean y buscan y consiguen poder político, los traficantes de influencia actúan como bucaneros de la corrupción los que se anestesian con el licor de la vida sibarita pasan a ser piratas de la vida social y los que nada valen pasan a valer más que los que valen más» (El Nacional, 16/07/88).
En su afán democratizador de Acción Democrática, Canache Mata fue defensor de la tesis de “elecciones primarias” para la escogencia del abanderado presidencial del partido, convencido de que…
«Lo más democrático y lo más aconsejable para no poner en peligro la unidad partidista es entregar esa suprema responsabilidad a toda la militancia de la organización. De ese modo, no habría discusiones sobre los que tendrían o no derecho a votar, ni tampoco existiría la posibilidad de que un universo tan grande sea manipulado a través de la amenaza o del halago. Una expresión tan global de la soberanía partidista no podría ser cuestionada bajo ningún pretexto» (El Nacional, 10 de octubre de 1987).
Como se puede apreciar, hay un contenido profundo, en el planteamiento inicial citado, que se desarrollará en diferentes temas que parecieran ser estorbo, en la ignorancia política actual, lo que delata temores, frente a conductas nada honorables.
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