La gran paradoja de este tiempo es que después de tantos avances tecnológicos el mundo está retrocediendo a una época de barbarie, y aún peor, la humanidad está derivando en una suerte de sociedad predispuesta e influida por grandes grupos que quieren confundir a las nuevas generaciones y desvirtuar la propia naturaleza humana.
Además, hemos sido testigos de la acción que los tiranos están perpetrando en diversas naciones. En la era de las comunicaciones el fantasma de la guerra regresó para sembrar el pánico y el terror. Algunos fanáticos religiosos y extremistas también gobiernan bajo total impunidad mientras que nadie parece ponerle frenos al sufrimiento que infligen. La tecnología que por un lado ha conectado al mundo, también ha abstraído a millones hasta el punto de manipular a la gente con informaciones ilógicas que han convertido en borregos a la especie “más evolucionada” de planeta: los humanos.
Son tiempos difíciles para el mundo, en los que quienes realmente controlan el poder detrás del poder quieren destruir a la familia como institución y criminalizar a las formas tradicionales de organización social.
Este es un tiempo sin precedentes, una era en la que sobrevivir se ha vuelto una misión cuesta arriba para millones de seres humanos, que enfrentan pandemias, guerras y todo tipo de dificultades. Pero al margen de todo seguimos aferrados a la esperanza de un mañana mejor en la que el género humano pueda evolucionar y caminar hacia un mundo más coherente, esa es la misión que tenemos por delante para inculcar a nuestros hijos, pero hay que desmontar los paradigmas que han instaurado las élites de nuestro tiempo.
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