Hace unos días leí un tweet de una dama española (aproximadamente de 30 años), que compartía lo que para ella había sido una indignante experiencia, había dictado un curso presencial y al final del curso uno de los asistentes se le acercó para decirle que había disfrutado mucho la clase y que la instructora era “además de inteligente muy guapa”, es decir, al asistente del curso le gustó la instructora y decidió probar suerte. Ese comportamiento fue catalogado por la instructora en las redes sociales como una inaceptable aproximación. “Que te valoren por tu apariencia, me sentí muy incómoda”, sostuvo en el hilo de Twitter.
Recuerdo en mis días de soltero que en la dinámica de las relaciones sociales, si querías llamar la atención de alguna dama era necesario desarrollar algún tipo de estrategia. Dependía de la personalidad de los involucrados, pero en definitiva te tenías que aproximar, manifestar algo que permitiera al otro entender que había interés. Esa manifestación podía ser algún comentario sobre la apariencia, la personalidad o el intelecto, después de eso tenía que venir un segundo paso, por lo general invitar a la dama a comer o a tomar una copa de vino. Pero difícilmente eso era suficiente, ya que los labios no se tocan por inercia, salvo que la dama mostrara un evidente interés en finiquitar el asunto, el caballero tenía que asumir un riesgo, tenía que jugársela, pero no podías ser impulsivo o poco sutil porque eso podía arruinar todo lo avanzado. Para ello podías intentar acercarte un poco más, tocar una rodilla (ni de broma más arriba), valerte del ruido del lugar para tener la excusa de decir algo cerca del oído, dependiendo de la reacción de la dama decías si era momento del siguiente paso. El alcohol efectivamente aceleraba todos esos tiempos y estrategias, bien para que ambas partes se sintieran desinhibidas o bien para decir al día siguiente que todo había sido culpa del alcohol.
La estrategia de las damas solía ser mucho más simple y corta, si les llamaba la atención algún caballero, la jugada era manifestar algún cumplido (el mismo primer paso del párrafo anterior), algo relacionado con las aptitudes de su objetivo (intelectuales, deportivas, etc.), luego de eso el caballero ya sabía que la dama estaba interesada (ojo que algunos hombres necesitan más de una manifestación para entender la señal), a partir de ese momento la pelota estaba en la cancha del caballero. Procedía ahora las fases sucesivas ya observadas en el párrafo anterior bajo la iniciativa del hombre.
Ciertamente hay casos de casos, hemos podido ver denuncias en el ámbito del espectáculo, donde diversas damas han declarado haber sido víctimas de acoso o abuso de índole sexual en el pasado reciente o hace 30 años, el caso de Harvey Weinstein es posiblemente el más sonado, hasta surgió un movimiento llamado Me Too[1], donde diversas artistas denunciaron ser víctimas de acoso y abuso en la industria del espectáculo, incluyendo la oferta de relaciones sexuales a cambio de papeles en películas. Otros casos como el de Plácido Domingo son, al menos valiéndome de las declaraciones de las denunciantes que he leído en prensa, mucho más ambiguos, dicen que Domingo las invitaba constantemente a salir, las besaba cerca de la boca (en la mejilla supongo), o les ponía una mano en la rodilla durante un almuerzo[2]. Terrorífico que eso sea punible porque todos vamos presos.
La perseverancia ha sido históricamente una estrategia de galanteo válida. Recuerdo a mi amigo Gustavo que, desde el primer año en la universidad, quedó prendado de Alicia, una compañera de clase. Esta rechazaba -a veces con desprecio- los intentos de Gustavo, a quien no le quedó más remedio que observar los diversos novios que tuvo Alicia en los siguientes 4 años, hasta que por fin en el quinto año de la carrera ella decidió aceptar una invitación que traería como resultado un noviazgo de 3 años. Para nosotros Gustavo era un héroe, después de que lo patearon durante 4 años, el tipo permaneció de pie y logró legítimamente conquistar a Alicia. Por lo visto, si hoy en día haces lo que hizo Edmundo tienes el riesgo de ir a la cárcel.
Para la Real Academia el término acosar implica “perseguir sin darle tregua ni reposo a un animal o a una persona”, también puede significar “apremiar de forma insistente a alguien con molestias o requerimientos”. Después tenemos un montón de acepciones para el término acoso (laboral, sexual, escolar, sicológica, etc.). La interrogante que tengo es si estamos a las puertas de tipificar el piropo y el galanteo como supuestos de acoso o alguna otra forma punible, de momento algunos lo plantean como forma de acoso sexual.
En diciembre de 2019 una amiga de la universidad -soltera, venezolana y si me lo permiten bonita- que actualmente reside en España me visitó y me contaba con tono de preocupación que los españoles no le decían nada, ningún comentario, ningún piropo, ninguna invitación a salir. Sinceramente, entiendo que mis congéneres ibéricos tengan temor de invitarla a salir, si yo estuviera en plan de galanteo creo que solo lo haría delante de un notario y con el consentimiento firmado de la dama.
Entre el galanteo y el acoso punible solía existir un umbral, que en mi humilde opinión se traspasaba cuando la dama se veía en una situación de desigualdad, en la que de no aceptar la oferta sufriría consecuencias de algún tipo (humillación, pérdida de empleo, calificación, etc.), por el contrario, si el galanteo se desarrollaba en condiciones de igualdad era válido.
De cualquier modo, allí reside la desgracia de los solteros y divorciados de nuestro tiempo, como este tema se ha convertido en un asunto ideológico y bandera política de muchos, las relaciones sociales están cambiando y los varones se ven cada vez más constreñidos a ignorar su instinto biológico, es como si la ideología comenzara a llevar a cabo una transformación antropológica en los varones de mi generación y de las generaciones que vienen.
Ya veremos si la instructora dentro de unos años, cuando la fuerza de gravedad, el tiempo y el ciclo celular hayan hecho su trabajo, recordará con nostalgia los días en que recibía piropos.
@escritorlynch
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Me_Too_(movimiento)
[2] https://elpais.com/sociedad/2019/08/13/actualidad/1565677762_858224.html