El santo de los santos, el thetan, el axial de los intelectuales, el epicentro de la ciencia, leitmotiv de los debates, el huevo del mundo, la piedra filosofal de los poderes mágicos, la gran obra, el evangelio de los pobres, el eje que mueve al nuevo orden mundial y, todos demás inverosímiles caracteres, calificativos que se pueden imaginar para designar al sistema colectivista que abraza las mentes más destacadas con un sistema de creencias de valores con sello totalitario en los últimos cinco centenarios en todas la faz de la tierra, en el que juega un papel importante para dichas creencias los medios de comunicación y de enseñanza mundial que inciden directamente en la psiquis del individuo.
¿Cómo se llegó a esto? Donde reyes de la tierra, príncipes, súbditos, ricos, empresarios, banqueros, la burguesía, líderes políticos y religiosos, monjes, curas, sacerdotes, pastores, gurús, yoguis, indianistas, budistas, cristianos, el imán, chamanes, maestros, magos, nigromantes, despiertos, dormidos, elevados espirituales, iluminados, Dios y el diablo, filósofos, ateos, agnósticos, hombres de ciencias, catedráticos, profesores, juristas, jueces, maestros de escuelas, escritores, poetas, actores, artistas, clase media , pobres, vagabundos, viejos y jóvenes, el barbero, transportistas, el plomero, el limpia botas, gobierno y oposición, el snobs, el bohemio, conservadores, militares, civiles, influencers, profesionales, todo el mundo, sin excepción de raza, credo, color, sexo, creencias, culturas, piensan en ese lema que resaltan medios: un mundo mejor y desarrollado, sólo es posible en un modelo no capitalista, siendo víctimas de un único pensamiento.
En ese contexto globalista y de acuerdo con esa perspectiva mecanicista del pensamiento moderno, se infiere que todas las líneas estructurales del pensamiento global en los últimos siglos, están encaminadas hacia una sociedad colectivizada, por lo que hay que señalar que dicha cosmovisión, producto del cúmulo de creencias arrastradas por las distintas gamas del positivismo científico materialista, simbólico- espiritual son de naturaleza condicionantes, dirigistas, disuasivos, con claros caracteres opresivos, esclavizantes del individuo como materia y al ser mismo y; no es en absoluto, tales filosofías, pluralistas e inclusivas como pregona ser la singularidad de la filosofía colectivista, a través de la educación y los medios, sino todo lo contrario, bajo múltiples matices modernos.
Ya no debe sorprender para nada el poder de disuasión que proyecta la educación condicionante junto a los medios, tampoco tiene por qué asombrar que una explosión de un volcán en los más recóndito del océano pacífico se sepa primero a un extremo de Europa; es un hecho la interconexión, es decir no tiene porqué asombrar que lo que sucedió en Europa se sepa primero en América y viceversa.
En ese expuesto, hay que tener claro, de manera objetiva, como espectadores, que al ser consumidores de información y noticias a través de los múltiples instrumentos de persuasión, disuasión, condicionamiento, se está expuesto a un estado deshumanizado del carácter natural, originario del ser humano.
Es por ello que a estas alturas del desarrollo del sistema globalista, no existe lugar en el mundo o nación que no esté expuesta a ser sometida a las peores injusticias del modelo totalitario y esclavista como, por ejemplo, lo sucedido en la ex URSS, actualmente en zonas de China, la isla de Cuba, Venezuela, Nicaragua, todos los países de Hispanoamérica, Eurasia, África que en menor o mayor medida son arruinados y expoliados, debido a la influencia de la filosofía colectivista en la sociedad; de estos mismos hechos no se escapa ninguna de las naciones desarrolladas, a través de políticas públicas propias de una economía dirigista de un sistema político opresor anti capitalista y antiindividualista que en la actualidad impera.