OPINIÓN

El Papa visita Irak

por Samir Azrak Samir Azrak

El papa: líder de Irak respalda la coexistencia con cristianos

Si algún alto dignatario es objeto de atención y seguimiento cuando se desplaza en el mundo, ese es el Papa, y si visita algún país no cristiano, el interés es mayor. Este es el caso que hemos vivido en el fin de semana con la visita de tres días del papa Francisco a Irak, la primera visita de un Papa a este Estado árabe, en la que irá a seis ciudades de un país con 40 millones de habitantes y con apenas 250.000 cristianos, es decir, no alcanza siquiera el 1%.

Este viaje del Papa, considerado de alto riesgo tanto por la crisis sanitaria como por los conflictos bélicos en la región, es definido por destacadas fuentes vaticanas como “el más importante de este pontificado”, fue considerado por el pontífice como ‘inaplazable’.

El pueblo iraquí asistió a los actos a través de las ventanas y de los televisores en sus casas. Un solo acto multitudinario, una misa de 10.000 personas con las más altas medidas de seguridad en el estadio de Erbil; el resto de apariciones fueron a puerta cerrada y con un número reducido de participantes.

Los objetivos e intenciones de los viajes papales involucran propósitos diversos según el momento y el país o región visitados. En este caso, como en la mayoría, el fin religioso/espiritual sobresale, primero por el deseo de destacar las minorías cristianas de Irak, una minoría conformada por  comunidades cristianas que viven amenazadas y han sufrido agresiones causadas por los conflictos bélicos. El segundo fin espiritual es su afán de acercamiento de las religiones, continuando de este modo con su política de encuentros entre cristianos y musulmanes, en esta oportunidad con los musulmanes chiitas, ya en 2019 lo hizo con los sunitas en Egipto.

En lo significativamente simbólico, realizó varios actos, a saber:

Asimismo, en la alocución del Papa no faltó el tema de política internacional, al emitir un nítido y claro mensaje a las potencias mundiales, indicándoles que “no deben imponer intereses ideológicos y políticos”, reivindicando así la soberanía de Irak, y pidió que “cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local”. Clara referencia a las innumerables injerencias de Estados Unidos en una tierra convertida en campo de batalla de intereses económicos.

Al igual que los grandes dirigentes espirituales del mundo, su predicación de unión y armonía forma parte de su discurso, señaló que las crisis afrontadas por Irak pueden ser ejemplo para el mundo, pues la situación en el país llama a todos, especialmente en Medio Oriente, a entender que las diferencias en vez de ser vistas como un obstáculo pueden ser una condición para aprovechar y crear unión.

Por su parte, el presidente de Irak, Barham Salih, también aseguró que Oriente no puede imaginarse sin los cristianos y lamentó que cientos de personas de esta comunidad religiosa se hayan visto forzados a abandonar el país en las últimas décadas.

En definitiva, los viajes papales son de interés mundial dado que originan el planteamiento de temas objeto de análisis que convergen en el mejoramiento de la convivencia y las relaciones  individuales así como entre las naciones.