Luego de más de 11 años de madurismo en el poder, nuestro país, nuestra querida Venezuela, la Patria de Bolívar, es un país tutelado por potencias extranjeras y grupos económicos, poderes fácticos que actúan a su antojo para satisfacer sus propios intereses, en detrimento de los intereses colectivos del pueblo de Venezuela.
En manos de este gobierno y su cúpula de poder, se ha perdido uno de los legados más preciados del presidente Chávez: la independencia, la soberanía, la patria. En manos de la traición y mezquinos intereses, hemos perdido, o mejor dicho, se han entregado las conquistas más importantes de los últimos cien años de vida republicana, nos han retrogradado a la época de Juan Vicente Gómez, en términos de soberanía nacional.
No exagero. Me imagino que aquellos que defienden este desastre, los traidores y cómplices, o los que sencillamente guardan silencio enfrascados en su día a día, pensarán que no es importante, que resulta inútil discutir y reconocer que somos un país tutelado. ¡Insensatos!
Ser un país tutelado, sin soberanía, ni independencia, se refleja en todos los ámbitos de la vida nacional, afectando enormemente nuestro presente y, sobre todo, nuestras posibilidades futuras. Veamos.
El sector petrolero, fundamental para nuestra economía y posibilidades de desarrollo, está entregado al interés transnacional y a los de los grupos económicos que medran a la sombra del gobierno.
El madurismo destrozó y arrasó con Pdvsa y el Ministerio de Petróleo, para derogar la política de Plena Soberanía Petrolera —en vigencia cuando estábamos en el gobierno con el presidente Chávez—, con el objetivo de entregar el petróleo y el gas. Hemos pagado con el exilio y una feroz persecución política, a la vez que cientos de trabajadores lo han hecho con prisión y ostracismo e incluso, con la muerte, en la arremetida violenta del madurismo en contra de la Pdvsa del Pueblo.
En el sector petrolero, el tutelaje se refleja en dos aspectos: por una parte, las condiciones impuestas por las transnacionales petroleras, que han logrado el control de la producción de petróleo, el manejo de las exportaciones, descuentos del 40% en el precio y exenciones de impuestos y regalías, cuyo caso más emblemáticos es el de la Chevron, con la licencia de OFAC; y por la otra, los grupos económicos vinculados al gobierno, han exigido a éste que les entregue Pdvsa, una demanda que se inició a partir de 2018, con el decreto 3068, donde maduro autorizó a sus ministros a entregar el petróleo a su mejor parecer. Así, a través de los llamados “Acuerdos de Servicios Petroleros”, de Quevedo, la “reestructuración” de Tareck el Aissami o los “acuerdos de cooperación” de la actual ministra, los grupos privados se apropiaron de las áreas operacionales de Pdvsa, mediante contratos inconstitucionales y que violan la Ley Orgánica de Hidrocarburos.
Pero no sólo ello, con la denominada “Ley Antibloqueo” y con la perfecta excusa de las sanciones, los operadores económicos del madurismo lograron que el gobierno les entregara las exportaciones de petróleo del país. Se han hecho fortunas saqueando los recursos de todos los venezolanos, y cuando algún escándalo emerge del secreto absoluto, se descubre, por ejemplo, que Tareck el Aissami y el alto gobierno, se llevaron, nada más y nada menos, que 22.000 millones de dólares en petróleo, cuya resultado de su venta jamás ingresó al país, entrando a la dimensión desconocida de las “criptomonedas de maduro”, tal como acaba de hacer Milei en Argentina.
El tutelaje del país llega al punto que una agencia extranjera, la OFAC (Oficina de Control de Bienes Extranjeros), dependiente del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es la que determina cómo y en qué condiciones las transnacionales se llevan nuestro petróleo. El caso de la Chevron es el más emblemático. La transnacional petrolera, produce y se lleva hasta más de 250.000 barriles día de petróleo, sin pagar Regalías, ni impuestos petroleros. Estas condiciones son violatorias de la Constitución y de la Ley Orgánica de Hidrocarburos de 2002, y el gobierno, no sólo las acepta, sino que promueve el “modelo Chevron” en otros sectores de economía, donde los “ministros”- “empresarios” se reparten el país.
Nada de esto ha resultado en términos de incremento de producción y beneficios para el pueblo venezolano, sólo se enriquecen los enchufados del “milagro” del gobierno; y por supuesto, las transnacionales que hacen Lobby en Washington para seguir teniendo la “ganga” de maduro.
Hoy día, de nuestra industria petrolera, patrimonio de todos los venezolanos, sólo quedan ruinas. El instrumento estratégico del Estado Venezolano, para ejercer la soberanía sobre el manejo del petróleo, ha sido desmantelado y entregado a los grupos económicos que apoyan al madurismo, incluyendo a las transnacionales, que nos saquean a cambio de mantenerlo en el poder.
La producción de petróleo venezolana, sigue por debajo del tan prometido “millón de barriles día”, y por supuesto, muy inferior a los 3 millones de barriles día que la Pdvsa del pueblo, durante el gobierno de Chávez.
El último reporte de la OPEP (MOMR), del pasado 12 de febrero, indica que al mes de enero de 2025, de acuerdo con sus fuentes secundarias –las únicas confiables, en un país donde no se fiscaliza la producción de petróleo–, la producción se ubica en 892.000/barriles día (2,11 millones barriles día por debajo de nuestra producción de 2013). De esta menguada producción, la Chevron produjo y se llevó más de 290 mil barriles día, mientras que los chinos y los rusos, produjeron y se llevaron 200 mil barriles diarios. La tragedia de todo esto, es que Pdvsa, nuestra otrora poderosa empresa nacional, sólo produce menos de 400 mil barriles al día, el cual ni siquiera es con esfuerzo propio, sino que se le adiciona la producción de todo tipo de contratos ilegales e inconstitucionales entregados por los ministros de turno a los grupos económicos de su entorno.
El tutelaje y la entrega del país se traduce en pobreza y miseria para el pueblo, que no puede recibir ningún beneficio de la producción petrolera, porque, aunque esta se ubique tan solo 892.000 barriles día, debería generar, como mínimo, ingresos por 30.000 millones de dólares anuales. La realidad dice, que el ingreso petrolero no llega al país, el pueblo cada día está más pobre; las carencias, la destrucción en la calidad de vida del venezolano, en cuanto a salud, educación, servicios, transporte, salario y seguridad social, sigue deteriorándose hasta niveles insoportables. Han salido más de 7,5 millones de venezolanos —y seguirán saliendo—, no en busca del “sueño americano”, como cínicamente dicen los voceros del odio del madurismo, sino de una posibilidad de vida, de trabajo. No importa si los deportan como criminales y el gobierno de maduro paga por ello; nuestros muchachos siguen desesperados, buscando una oportunidad para reconstruir sus vidas.
El país tutelado tampoco tiene moneda. Han destruido el bolívar, desapareciéndolo bajo el imperio del capitalismo puro, sustituyéndolo por el dólar estadounidense, con el cual se tasan todos los gastos cotidianos del venezolano, mientras los salarios bonificados por el gobierno y las pensiones, siguen pagándose en bolívares devaluados, billetes de monopolio.
La mega devaluación del bolívar es indetenible, porque el gobierno deja que su valor se deslice a niveles absurdos. Hoy el salario mínimo es de 2,3 dólares, para evadir sus responsabilidades laborales con la clase trabajadora. El gobierno del “presidente obrero” ha hecho el saqueo más grande a los salarios, los ahorros y fondos de pensiones de los trabajadores.
El país tutelado justifica la entrega del petróleo a la Chevron y a otras empresas petroleras, con el argumento de “pagar una deuda” a las transnacionales; pero, no es capaz, de pagar la deuda del Fondo de Trabajadores de Pdvsa (recursos que están allí, en Pdvsa, y le corresponden a los trabajadores) o pagar pensiones o un salario digno al venezolano (este último, cuando Chávez, equivalía a 450 dólares al mes).
El país tutelado ha entregado el Gas de la Patria, el gas del Proyecto Mariscal Sucre y que sostendría el desarrollo e industrialización del Estado Sucre con el CIGMA, a las transnacionales que operan en Trinidad y Tobago, a la Shell,; mientras, en el país el gas no existe, no hay, ni para atender el parque termoeléctrico, ni llenar las bombonas de uso doméstico.
El país tutelado ha entregado nuestro territorio, selvas y bosques del Arco Minero, así como tierras indígenas y parques nacionales, a la destrucción y al saqueo de empresas internacionales, grupos económicos y militares, que se llevan, para su beneficio, el oro y otros minerales preciosos y estratégicos, dejando una herida abierta en el corazón ancestral de nuestra patria.
En el país tutelado, el pueblo se entera, por las declaraciones de Conoindustria, que el ministro-empresario, héroe del madurismo, está entregando las empresas del Estado, de forma inconstitucional y secreta al saqueo de los privados. Yo sólo quiero recordar, y tengo todos los documentos que lo demuestran, que para adquirir o crear esas empresas estatales que hoy se están rematando, se utilizaron al menos 100 mil millones de dólares de recursos del Fonden y del Fondo Chino, pagaderos con petróleo. Son empresas de todos los venezolanos. Mal puede ahora el gobierno, repartirlas entre sus allegados. Pero esto sucede, justamente por tratarse de un país tutelado.
En el país tutelado, la Exxon Mobil, CNOOC de China y la propia Chevron, anuncian que este año la producción de petróleo en aguas del Esequibo, de nuestro Esequibo, alcanzará la cifra de 940 mil barriles día de petróleo.
En el país tutelado por la mentira y el culillo, el gobierno sólo dice que elegirá (en su farsa electoral) un gobernador para el Estado Guyana y tendrá su asiento en Tumeremo. Si esto no fuera una tragedia y una burla a nuestro país, sería un mal chiste.
Nadie sabe qué le prometió maduro a míster Grennel, pero lo que es cierto es que el gobierno no dice ni pío, pero no en contra del maltrato a nuestros connacionales (estigmatizados como criminales), sino ante lo que sucede en el Esequibo, donde las transnacionales hacen lo que le da la gana y Guyana sigue consolidando su soberanía sobre nuestras aguas territoriales. Lo que sucede en el Esequibo es una verdadera vergüenza para nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
La actitud del gobierno y su estrepitoso silencio, su “aguaje” permanente, contrastan enormemente con la posición de la Presidenta Claudia Sheinbaum, de México, que no sólo no deja que atropellen a su país, sino que ha tenido la serenidad y la valentía de responder a ello.
Lo triste es que mientras todo esto sucede, miles de venezolanos siguen siendo objeto de la represión y la violencia del Estado; miles de activistas políticos de la oposición y del chavismo, familiares secuestrados, trabajadores, militares, pueblo inocente, menores de edad, ex candidatos presidenciales (como el caso del Ingeniero Enrique Márquez), son víctimas de la violación de los Derechos Humanos. El gobierno se ha convertido, abiertamente, en uno policial, al punto que ya no se sabe quién manda allí. Lo que está claro, es que es un gobierno tutelado.
Venezuela vive en una dictadura, un Estado policial y violento que viola permanentemente la Constitución y las leyes; un gobierno tutelado que sigue entregando la patria para mantenerse en el poder. Una dirigencia política de cualquier bando, extraviada en sus propios intereses y contradicciones, en sus propios y particulares tutelajes.
Para salir de la pobreza y de la miseria, del atraso y el tutelaje, del aislamiento, hay que construir una alternativa patriota y bolivariana, que reivindique los mejor de Chávez, lo mejor de Bolívar y los mejor del pensamiento nacional y revolucionario, para salir de este abismo de miseria material y espiritual y del tutelaje que sigue entregando la patria.
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