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Abril 16, 2025


El origen del cosmoestadismo (Trump-Musk): gobernanza de ciudades autónomas

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«Evidentemente. Se mantiene el terror del criminal, se agita la amenaza de lo monstruoso para reforzar esta ideología del bien y del mal, de lo permitido y de lo prohibido que la enseñanza actual no se atreve a transmitir con tanta seguridad como antes. Lo que el profesor de filosofía no se atreve ya a decir con su lenguaje alambicado, lo proclama el periodista abiertamente. Vosotros me diréis: eso siempre ha sido así, los periodistas y los profesores han existido siempre para decir las mismas cosas. Pero hoy los periodistas están presionados, invitados, estimulados a decir con mayor fuerza y con mayor insistencia lo que los profesores no pueden ya decir».

Michel Foucault – Microfísica del poder

*** 

I Origen del cosmoestadismo: Las sociedades se (auto)superan en términos de derechos que rechazan las nomenclaturas (neo)totalitarias y fanatismos ideológicos 

Las escuelas de filosofía y economía lucen estancadas. Pareciera que los conceptos de marxismo y capitalismo; subyugados ante una eterna polarización se quedaron sin profesores que puedan explicar el cómo los estadios de la economía y la sociedad se superan a sí mismos; y también como los esquemas y estructuras de poder agotadas por viejas teorías y mecanismos jurídicos anclados en visualizaciones que solo interpretan las leyes conforme sean los intereses de “gobiernos” y neodictadores –casos de Rusia, Irán, Cuba, Nicaragua o Venezuela – y más aún, en grupos que autodenominados “progresistas”, tienen una mezcolanza cognitiva de derechos humanos; mientras precisamente reprimen las libertades humanas con normas “religiosas” o aplicando la misoginia, falocracia o misantropía como sus principales fuentes “existencialistas”. Incluso, esos mismos grupos, en cada uno de sus agrupamientos hasta proponen la existencia de un “tercer sexo” indefinido, que además intentan crearle una inverosímil morfología y semántica, como si fueran un “elemento neutro” de la sexualidad; lo cual solamente evidencia la degradación de esos “Estados” en sus connotaciones “jurídicas”, y peor; llamándose hasta “socialistas” porque aceptan semejantes aberraciones naturales, que para ellos, serían “aumentar derechos humanos”

Cuando no se comprende el concepto en que las sociedades se (auto)superan, y que éstas deben ir en consonancia con el respeto, precisamente en la naturaleza del ser; es porque estamos en presencia de la degradación axiológica. Por ejemplo; hablan de “respeto al cambio climático” o “derechos ambientales” como parte de los “equilibrios naturales”; pero son los primeros que violan esa naturaleza cuando pretenden imponernos cambios en la vida humana desde sus orígenes, generando seudo teorías de “libertades” que nada tienen que ver con la vida. Quienes promueven tales “argumentos” son nefarios, que en algunas ocasiones amparados desde el poder, como el “ayatolá” de Irán, por medio de ucases imponen que las mujeres sean hasta ejecutadas por no llevar un “velo”; y peor, ver que aquellas naciones, también neototalitarias, quienes para justificar sus actos similares en relación con el erostratismo, se aferran a hipócritas tesis de “autodeterminación de los pueblos”, cuando el fin colectivo de estos grupos es la perpetuidad en sus espacios territoriales; aún por encima de las propias sociedades quienes avanzan en sus concepciones en la búsqueda de mejores condiciones de vida, desde lo individual hasta la organización de comunidades que articuladas con los aspectos neotecnológicos en sus diferentes áreas productivas, prosiguen elevando estadios superiores de vida basados en el bienestar, crecimiento y desarrollo. 

Esas nuevas comunidades, donde la autonomía de gobernanza se construye como el principal aliciente del auténtico progreso – sin bazofia semántica -, son los esquemas neosocietarios, que apartados de obsoletas doctrinas económicas – marxismo – también asocian que el capitalismo, queda en un antiguo nivel de competitividad económica, y se dinamizan nuevos aspectos de vida, que son los que en definitiva deben orientar mecanismos jurídicos de mayores libertades para que se produzcan los resultados contrarios, ante las violaciones de derechos humanos; basados en que las libertades económicas sean las libertades de pensamientos que hagan del planeta un mejor espacio de vida; aprovechando sus recursos dentro de un conjunto de posibilidades que también rompan con los viejos Estados, aferrados en sus doctrinas conservadoras que lejos de beneficiar a los pueblos, se convierten en obsoletas herramientas de atraso; es decir, multiplicadoras de pobreza, migración y retroceso en la humanidad; y por ende, en beneficio de fanatismos ideológicos, que a su vez, están en contra de la democracia y los propios derechos humanos.   

II Suprageocomunicacionalidad y Cosmoestadismo: un estadio superior al capitalismo

La suprageocomunicacionalidad tiene dos vertientes: una positiva y otra negativa. Ambas se repelen constantemente entre la verdad y la desinformación. Entre la libertad y el secuestro de los derechos humanos. Entre el progreso y el atraso. Entre la democracia y los neototalitarismos. Entre el poder irreverente de los dueños de las neotecnológicas en cederlos hacia la sociedad en una nueva cultura de educación, información y consolidación económica; y entre quienes pretenden con obsoletas leyes y “decretos” de Estados, intentar suprimir o detener irreflexivamente un proceso sobre el cual, son las sociedades quienes se han apoderado de su propio destino en todas sus magnitudes políticas, económicas, sociales, culturales, y por supuesto, tecnológicas.

El concepto de suprageocomunicacionalidad (Vivas, 2021); tiene dos etapas, una antes del covid-19; y otra posterior a ésta a partir de 2020. La primera marcando un rumbo desde la aparición de Internet, la cual se manifestaba gradualmente ante los requerimientos impuestos por cada status quo del poder político, o sea, no había requerimiento de máxima necesidad de las redes en la visión geopolítica, salvo en el contexto normalizado de las naciones; porque estaban dentro de una nomenclatura de ser parte de los Estados. 

La segunda etapa surge cuando en plena pandemia, quizás los creadores de tal alteración biológica; pensando que podían generar un efecto suprapolítico en favor de su retórica y por ende, en las relaciones internacionales, achacando los males del planeta sobre las connotaciones de las democracias occidentales; pues, lo que generaron fue la potenciación de las neotecnológicas norteamericanas hasta niveles insospechados, en las cuales, Alphabet (Google), Microsoft (Windows), Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp), SpaceX (X – antes Twitter – y Starlink), Amazon (comercio internacional virtual), Bitcoin (cripto-activos), y otras como TikTok (china) y Telegram (rusa), y sobre todo Nvidia como líder mundial en la producción de chips, y quien directa o indirectamente controla los avances de las mencionadas por su dominio tecnológico en la aparición y desarrollo de la autodenominada, inteligencia artificial; se posicionaron de manera unívoca, que lograron una acelerada consolidación; que si algo demostró fue la ineficiencia de los Estados para el desarrollo de las naciones; porque mientras éstos reducían sus acciones a espacios de “vacunación”, curiosamente sin la reducción de sus burócratas presupuestos, a pesar de la inacción de sus actividades diarias; las neotecnológicas se multiplicaban en todos los escenarios de la nueva sociedad, y se hicieron insustituibles en los espacios del quehacer de vida de las personas; verbigracia; como factores de complementariedad en las relaciones humanas.  

Así, desde hace un lustro, las redes se posicionaron a escala mundial de manera inconmensurable, que desde los más simples componentes educativos, hasta los más complejos escenarios de la neomedicina o de producción industrial;  y todos los arquetipos de las telecomunicaciones y relaciones comerciales se han intensificado; que hoy es posible ver un mundo sin Estados; pero imposible de verlo sin la existencia de las neotecnológicas; y desde allí, la suprageocomunicacionalidad ha originado un estadio superior al capitalismo: el cosmoestadismo.

En tal sentido, la suprageocomunicacionalidad que es la articulación de las neotecnológicas como principales fuentes del bienestar, crecimiento y desarrollo, son el conjunto de herramientas que en el medio de tanta ineficiencia política, han democratizado desde las comunicaciones hasta los factores de creación de las personas; quienes apoyados en éstas centran sus actividades existenciales. O sea, los Estados se convirtieron en factores arcaicos y obsoletos; al punto que hasta cualquier figura de máximo “poder político” reclama a las neotecnológicas, porque sus visiones son limitadas o hasta suspendidas; sin comprender que son las sociedades y los pueblos los que ahora dominan el espectro de las redes; es decir, la suprageocomunicacionalidad; algo impensable para ellos, antes del Covid-19; tienen más poder juntas que probablemente el resto de los “gobiernos” del planeta; porque incluso las estructuras internas y externas de esos “Estados” son disfuncionales e inaplicables sin la existencia de las neotecnológicas.

Por ello, resulta risible, ver ejemplos de países intentando suspender, “multar”, sancionar o hasta excluir a las redes de sus territorios, cuando sería inviable la propia evolución o sobrevivencia económica de las sociedades, con la inexistencia neotecnológica porque si algo nos muestran tales acciones, es una realidad es un enorme (neo)analfabetismo neotecnológico en los políticos de turno; quienes limitan sus “observaciones” como si estas industrias del siglo XXI, fueran solamente para enviar mensajes, imágenes o videos, a través de una determinada red.   

No comprender el significado de la suprageocomunicacionalidad como una vertiente geopolítica que trascendió el poder de los viejos Estados; y ha desarrollado nuevas estructuras de poder humano; basadas desde aguas abajo en el poder de los ciudadanos, es decir, de las sociedades, y que éstas en lo sucesivo tienen en la confluencia neotecnológica sus principales aliados en sus condiciones de vida; es lo que inquieta al neoanalfabetismo político en distintos países; y quienes sólo les quedará, por ahora, el poder de la fuerza y las balas, para reprimir escenarios de países enteros, quienes en la medida que vayan obteniendo más autonomía en la ejecución de sus formas de vida, y con menos dependencia de los gobiernos, simplemente concluirán en que lo llamado “público”, no es más que un entelequia política, muy alejada del interés y bienestar colectivo; salvo existan gobernantes que analicen que ha llegado una nueva etapa de cogobierno, basado en el cosmoestadismo; inicialmente con acuerdos entre Estados y neotecnológicas, que después fluyan en sus planes y políticas hacia el poder societario: la gobernanza de las nuevas ciudades autónomas: el origen del cosmoestadismo.      

III El inicio del cosmoestadismo (Trump-Musk): La nueva cogobernanza neotecnológica hacia las ciudades autónomas. El fin de la política obtusa de los viejos Estados

La asociación de Donald Trump con Elon Musk, aunque en lo pragmático exista un distanciamiento en las declaraciones presidenciales y esquemas de subordinación, la praxis implica que estamos en el inicio del cosmoestadismo, como estadio superior al capitalismo. De hecho, es la primera vez que el centro de atención de los invitados a una toma presidencial en Estados Unidos y el mundo no fueron los políticos, sino los fundadores y dueños de las neotecnológicas; sin obviar que previamente, en condiciones de presidente electo, Trump se había reunido con varios de ellos. Es el principal significante de que este período presidencial tendrá implícitamente las neotecnológicas como esencia de las decisiones políticas.

La narrativa marxista de aquellos que aún se denominan “socialistas” quedará para eso, anclada en una teoría del siglo XIX; mientras que el capitalismo originado en el siglo XVIII y cuyo decurso comienza a sucumbir ante la realidad de esta parte del siglo XXI también tendrá el mismo cauce histórico. Pudiéramos decir que ambas quedarán marcadas para la retórica del neoanalfabetismo neotecnológico, en aquellos gobernantes que sigan pensando en sus fanatismos ideológicos que ellos podrán continuar avanzando en sus naciones con las antiguas estructuras de los Estados. 

Es más, cuando las realidades financieras que el dúo Trump-Musk fortalezcan con las operaciones de criptoactivos, y se vean simplificadas en sus operaciones burocráticas por la ejecución de las sociedades en función de sus necesidades, y con medios de solicitud y aprobación guiados por inteligencia artificial, sin la necesidad de empleados públicos; estaremos en presencia del cosmoestadismo – gobernanza política y neotecnológica -, el cual solamente tendrá en su plenitud de contraloría, la suprageocomunicacionalidad ejercida por los ciudadanos; la cual solamente tendría que consolidarse en sus espacios positivos, dando paso al poder neosocietario; es decir, la nueva gobernanza en las sociedades autónomas, las cuales tendrán en sus complemento a las llamadas Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), como parte de sus ejes para el fortalecimiento de las democracias, los derechos humanos, y sobre todo, el progreso económico y social.

El inicio del cosmoestadismo como estadio superior del capitalismo está asociado con la educación, ciencia, conocimiento en un oxigonio de formación humana. Mercado de cripto-activos, operaciones de producción, servicios o comerciales en redes, y simplificación de trámites burocráticos, sería el oxigonio de políticas públicas. Y el desarrollo de vinculaciones neotecnológicas, gobernanza y sociedad, se convertiría en el oxigonio del cosmoestadismo propiamente dicho; movido por una serie de acciones que darían origen con los nuevos esquemas jurídicos y geopolíticos, donde los tratados internacionales, vendrían a ubicar aspectos de mayor respeto e institucionalidad para las inversiones internacionales. O sea, el cosmoestadismo sería una cogobernanza cuya autonomía al estar centrada en las sociedades, igualmente tendrían las facultades decisorias para enlazar el desarrollo de sus territorios con empresas de inversión extraterritorial de ser necesario, pero con una geopolítica que respetaría todos los acuerdos blindados en el cosmoestadismo.

Al ser las ZEDE, una de las ciudades autónomas, cuyo efecto del cosmoestadismo les impacta de manera directa, por estar concebidas para la ejecución de políticas públicas en inversiones y empleos, las cuales repercuten positivamente en el contexto de cualquier sociedad; existen ejemplos de ellas, movidas por las operaciones financieras a través de cripto-activos, y cuya asociación de empresas y organizaciones de se distribuyen en los oxigonios mencionados; resulta en lo que sería parte del objetivo político de un estadio superior al capitalismo, donde éste supera los obstáculos de burocracia y hasta ausencia de controles, debido a que los viejos Estados se encuentran en nefelibata ante las neotecnológicas y su funcionamiento geopolítico, económico y social.

El inicio del cosmoestadismo ha llegado con la presidencia de Donald Trump y su vinculación política con Elon Musk como representante de las neotecnológicas. Que existan hasta exacerbaciones, precisamente políticas en naciones como Reino Unido, o desde la Unión Europea, manifestando que el dueño de SpaceX – irónicamente desde su propia plataforma X – tiene injerencia en las decisiones de la población de sus países, es porque están muy distantes de conocer las variables de la suprageocomunicacionalidad; y menos aún, de comprender que la etapa histórica del cosmoestadismo, ha comenzado para superar esos viejos estadios del conocimiento que aún están en deuda con la humanidad, y lo que serían derechos humanos. Lo demás está en el porvenir y América Latina, sin duda ya es parte de este nuevo estadio de la historia económica. Trump-Musk marcan el origen del cosmoestadismo.

@vivassantanaj_

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