OPINIÓN

El nuevo tiempo de Trump

por José Antonio Vera José Antonio Vera

Foto: Europa Press

Donald Trump está otra vez en la Casa Blanca, y se abre un nuevo tiempo para el mundo. El Trump de hace 8 años era un empresario chapoteando en la política. El de ahora es otra cosa. Viene cargado de ideología y convertido en movimiento de masas. Hace 8 años era el Trump de QAnon y el paleo-extremismo de Bannon, hoy le acompañan Elon Musk, J. D. Vance, Robert F. Kennedy y Tucker Carlson, formando una ola que presagia cambios profundos, no sólo para Estados Unidos sino para la geoestrategia global. Que el trumpismo ha adquirido carácter de masas lo certifica la encuesta del European Council, que dice: la población mundial, a excepción de Europa y Corea, considera buena noticia su vuelta. Quienes más le temen son los europeos influidos por el progresismo woke-DEI (diversidad, equidad, inclusividad), los partidarios de la cancelación cultural y la censura a la «desinformación», esa ideología que incentiva la multiplicación de géneros sexuales, el apoyo a la inmigración ilegal, la promoción y destrucción de identidades culturales e históricas. El trumpismo se ha impuesto a lo que ellos llaman el «republicanismo vergonzante», la «derecha cautiva y pusilánime» que navega en la misma dirección que el «progresismo queer», pero más despacio, llegando siempre a la misma meta. Y estas son algunas de las claves de su ideología:

Familia. Trump y Musk entienden que la familia ha sido destruida por el progresismo woke, y reivindican la familia basada en la unión de un hombre y una mujer. Una cosa es reconocer la existencia de las realidades LGTBI, pero otra diferente fomentarlo y convertirlo en norma, como con Biden y Obama.

Patriotismo. Dicen «América primero», no «hagamos grande a Occidente». Lo importante es «Make America Great Again» (MAGA), o sea, un Estado americano grande, fuerte e independiente. Estados Unidos para los estadounidenses. Y para hacer América grande de nuevo, no más inmigración ilegal, sólo gente que reconozca los valores americanos. Con Biden entraron cientos de miles de ilegales, entre los que el trumpismo identifica delincuentes, drogadictos, pedófilos, camellos y mafiosos sin valores. Unos valores que ahora son la religión, la familia, el patriotismo y el respeto a la ley. Prometen sustituir las banderas LGTBI de los edificios públicos por otras que pongan «In God We Trust». «En Dios confiamos».

Promesas. Bajar la inflación, terminar el muro, expulsar a los ilegales, incorporar Groenlandia, Canadá y el canal de Panamá, retirarse de los acuerdos climáticos, acabar con las guerras de Gaza y Ucrania, desclasificar los asesinatos de Robert y John F. Kennedy, enterrar el Deep State. Hasta 200 medidas. Hay quien dice que Trump habla demasiado. «En mi primer día en la Casa Blanca, publicaré listas de todas las personas que participaron en las orgías pedófilas de Epstein y de Puff Daddy», dijo. ¿Lo hará?

Alternativa para Europa. Se propone acabar con las élites de lo que el trumpismo denomina el Hellfire Club (Club del Infierno), o sea, Macron, Scholz, Starmer y Sánchez, entre otros discípulos de Soros. La fórmula para lograrlo es parecida a la que se ha empleado en España con Telefónica. Nada novedoso. Estados Unidos sabe mucho de operaciones de cambio de régimen, sólo que ahora sería a la inversa. De ahí la campaña de Musk contra Starmer y en favor de Alternativa para Alemania y Alice Weide. Sólo para empezar.


Artículo publicado en el diario La Razón de España