La primaria y su resultado en tanto que acto político no es reversible ni anulable por acciones del Tribunal Supremo de Justicia ni de la Fiscalía General. “Será inútil…” habría dicho Moisés Moleiro.
El hostigamiento judicial subsiguiente a directivos nacionales y regionales de la Comisión Nacional de Primaria no es más que una respuesta desesperada e inútil del régimen a la gesta acontecida el 22 de octubre y violación flagrante al primero de los puntos acordados en Barbados.
Superada la elección de la candidatura unitaria de la oposición democrática, otros retos y desafíos más complejos y difíciles están en el camino hacia las elecciones presidenciales del 2024. El siguiente es la superación de la inhabilitación de María Corina (MCM).
Las inhabilitaciones de MCM y otros dirigentes democráticos son actos ilegales, arbitrarios, injustos, ventajistas. Pero existen, son reales y tienen vigencia fáctica con efectos y consecuencias prácticas. La principal de ellas, a propósito del tema de estas notas, es que MCM, a día de hoy, no puede inscribir su postulación en el CNE porque no sería aceptada. Colocando a la oposición democrática en el riesgo de no tener candidatura con posibilidades de competir.
La situación es así porque en Venezuela gobierna una dictadura que ha cooptado y subordinado a sus intereses los poderes del Estado, abolido el Estado de derecho y usado a discreción la legalidad. Pero además, no estamos en presencia de un régimen preparando a conveniencia una transición hacia su salida del poder. Más bien se trata de uno con una enorme vocación continuista, que en todo caso, cobra y cobrará muy caro cualquier concesión de cara a los comicios del 2024. Y por los momentos, no se percibe que se vean fuera del poder.
La remisión de la inhabilitación es un tema eminentemente político cómo lo fue su origen. Por tanto, no se puede seguir confundiendo a la gente, como lo hacen algunos dirigentes políticos, argumentando que las inhabilitaciones no existen por ilegales. Existen políticamente y esa es la realidad. Es con esa circunstancia con la hay que trabajar.
Aunque si nos ponemos rigurosos, lo que pesa sobre MCM es un veto puro y duro en virtud de la motivación y circunstancias originadoras del acto de marras, recuérdese que fue reciclado cuando se dieron cuenta de que se estaba convirtiendo en favorita para ganar la primaria, empaquetado en razón de la judicialización de la política en formato de inhabilitación.
El desafío del presente es luchar porque a MCM se le levante el veto y se le restituya su derecho a ser candidata a presidente de la República y lo que es más importante: se preserve el derecho de las fuerzas democráticas de designar libremente su candidatura; asunto ratificado en los acuerdos de Barbados.
Lo que viene después de la primaria es difícil y complicado porque los mandantes actuales harán de todo para impedir, por ejemplo, que el veto a María Corina se levante lo cual obliga a la oposición democrática y a sus aliados internacionales a desarrollar una estrategia que combinando presión política creciente con negociación -y negociación significa concesiones mutuas-, los persuada de que lo conveniente para su continuidad como actor político relevante es cumplir con los acuerdos de Barbados. Nos esperan tiempos marcados por la incertidumbre y el forcejeo político.
Lo que no puede terminar pasando es que las posibilidades de cambio terminen frustradas porque la oposición democrática, por errores no provocados y por ausencia de capacidad de maniobra, termine en el “callejón sin salida” de no tener candidatura presidencial unitaria en el 2024.