OPINIÓN

El nuevo desafío de la Internacional Progresista

por Daniel Arias Alfonzo Daniel Arias Alfonzo

A 30 años de la caída del Muro de Berlín y en medio de las profecías y pronósticos sobre la creación de un “Mundo Nuevo” después de la aparición del covid-19, que está creando grandes perturbaciones económicas y por ende sociales a nivel global y ha castigado muy duramente a todos los sistemas sanitarios, desde los más fuertes y organizados como Taiwán, Israel, China y Corea del Sur, hasta los miembros de la Unión Europea que se apoyan en sistemas universales acordes con el modelo de Estado de Bienestar y demás está decir que el resto del mundo, que está siendo muy golpeado desde los más de 130 países en vías de desarrollo hasta Estados Unidos, cuya clase dirigente y sociedad política rechaza en inmensa mayoría un sistema sanitario universal y público, ha aparecido una alianza de figuras políticas, sociales y académicas que están planteando un desafío nada novedoso, pero en un formato muy diferente.

I. Concepto básico

Este grupo que sin duda tiene dimensión global y gran alcance mediático se ha presentado como la Internacional Progresista, para cuya objetiva descripción acudimos al diario español El País, en su edición del 12 de mayo de 2020:

“El movimiento prodemocrático y paneuropeísta DiEM25 y The Sanders Institute han lanzado este lunes la Internacional Progresista. Más de 40 políticos e intelectuales de todos los continentes… secundan la iniciativa, que tiene como objetivo fomentar la unión, coordinación y movilización de activistas, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales y partidos en defensa de la democracia, la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad… La Internacional Progresista cuenta con el respaldo de un consejo formado por más de 40 asesores, entre los que destacan escritores y activistas como el estadounidense Noam Chomsky o la canadiense Naomi Klein, políticos en activo como el parlamentario griego y exministro de Finanzas Yanis Varoufakis; la primera ministra islandesa, Katrín Jakobsdóttir, o la ministra argentina de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta. A ellos se suman dirigentes latinoamericanos como el exmandatario ecuatoriano Rafael Correa o el brasileño Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones de 2018 que ganó el ultraderechista Jair Bolsonaro. Otros firmantes conocidos son el exministro brasileño de Exteriores Celso Amorim, el exvicepresidente boliviano Álvaro García Linera, el actor mexicano Gael García Bernal, la escritora Arundhati Roy, el filósofo Srecko Horvat o la alemana Carola Rackete, capitana de barco y símbolo del rescate de migrantes en el Mediterráneo… Los organizadores sostienen que la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia ha revelado la necesidad de que todos los actores progresistas remen juntos para defender la asistencia médica universal, la protección de los derechos laborales y la cooperación internacional (negrillas del autor del artículo) … En septiembre —si la pandemia lo permite— se celebrará un congreso en Reikiavik, la capital islandesa, que estará organizado por el partido de Jakobsdóttir, el Movimiento de Izquierda-Verde. En él se planificará la agenda del siguiente año de la Internacional Progresista. La plataforma estará financiada exclusivamente con donaciones y las aportaciones de sus miembros. La organización no permite la financiación —ni la participación— de lobbies, ejecutivos de empresas de combustibles fósiles, aseguradoras de salud, compañías farmacéuticas, multinacionales tecnológicas, la banca (con alguna excepción), empresas de capital inversión, fondos de cobertura o compañías agroalimentaria”

II. Observaciones

  1. Esta iniciativa está liderada por Jane Sanders, esposa del excandidato demócrata y conocido político de izquierda radical y senador Bernie Sanders, cuya conducta de décadas en defensa de ideas marxistas-leninistas tienen décadas de reseñas en la misma Unión Soviética y Cuba, lo que demuestra desde un principio el sesgo retrógrado que tiene esta iniciativa que se disfraza de progresista para tratar de ocultar su verdadera naturaleza de corte antiliberal, anticapitalista y antiglobalización.
  2. La presencia de Rafael Correa es, sin duda, el inicio de la entrada de otros líderes latinoamericanos que seguramente buscaran entrar a esta iniciativa en búsqueda de banderas renovadas de “Vanguardia”, por lo cual el desembarco de Lula Da Silva, Evo Morales, Andrés Manuel López Obrador y Cristina Kirchner es cuestión de tiempo. Otros líderes políticos más cuestionados por sus violaciones de derechos humanos y denuncias de corrupción y narcotráfico, seguramente se quedarán a la sombra de dicha organización, financiando actividades de la misma para molestar a los gobiernos conservadores y de derechas a nivel mundial, especialmente a la administración Trump.
  3. Este calificativo de “Internacional” ya ha sido utilizado muy profusamente por movimientos políticos de izquierda de corte radical anticapitalistas, tales como:

4. Es importante señalar que el término también ha sido utilizado por otras instituciones políticas moderadas como la Internacional Socialista donde aparecen partidos tan importantes como Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular en Venezuela.

III. Conclusiones

Esta naciente organización parece tener como finalidad, enviar un mensaje a otras agrupaciones anticapitalistas como el Grupo de Puebla o la Organización de Países No Alineados o incluso a la alta burocracia de los organismos internacionales, que desde la ONU hasta muchos círculos universitarios de élite, que no terminan de superar sus pasados de reminiscencias comunistas, tal como ocurría en la británica Universidad de Cambridge (de donde saldrían los espías soviéticos más valiosos) no por razones pecuniarias, sino por motivaciones ideológicas al creer que en la Unión Soviética se estaba construyendo “el paraíso de los trabajadores en la Tierra”.

Es indudable que se avecina un cuestionamiento ideológico de los patrones económicos y políticos actuales al presentarlos como causantes de los males de la humanidad, por lo cual se espera en los próximos años el surgimiento de nuevos grupos que desafíen el orden actual vigente en forma pacífica y a veces no tan pacífica.

La respuesta institucional a estos desafíos parte, sin duda, de construir una narrativa y simbología exitosa de los beneficios del capitalismo a nivel global.