OPINIÓN

El nuevo Decreto 288

por Antonio Guevara Antonio Guevara

Teniente coronel Igbert José Marín Chaparro

La situación

Una etapa posrevolucionaria se inicia desde la misma noche del 28 de julio de 2024. O en horas de la madrugada según y como los miembros de la nomenclatura del régimen valoren la decisión de anunciar la derrota de Nicolás Maduro como candidato presidencial por la abrumadora votación expresada en los resultados que no permite anunciar un fraude. Es inevitable el anuncio del CNE desde el momento de la tendencia irreversible y luego de convencer al general en jefe Vladimir Padrino y el grupo de generales y almirantes del Estado Mayor Superior, a Diosdado Cabello y los radicales del PSUV que manejan la violencia y que esperan instrucciones, y al jefe de la campaña electoral roja, Jorge Rodríguez. Y por supuesto a Nicolás Maduro. Hay que anunciar a Edmundo González Urrutia como triunfador y hay que honrarlo oficialmente como presidente electo hasta el largo camino de la juramentación el próximo 10 de enero de 2025. El nuevo presidente González Urrutia debe tener a la mano sus primeras medidas como comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional, sobre todo aquellas que contribuyan a aplacar cualquier ánimo extremista dentro de la FAN, especialmente dentro del Ejército, que es donde gravita con mayor intensidad la influencia revolucionaria, el peso chavista y la mayor potencia combativa en el sostén de la revolución bolivariana. No hay que olvidar que desde la Academia Militar de Venezuela –el alma mater del Ejército– está registrado eso de ser la cuna de la revolución. Cualquier decisión inicial en ese sentido debe incidir en la Academia Militar, en el Ejército y dentro de los militares de los otros componentes. El decreto 288 del 27 de junio de 1958 –apenas algunas breves páginas con pocos artículos– solucionó los sobresaltos perezjimenistas después del 23 de enero de 1958. Pero esa decisión fue a lo medular. Al centro de gravedad de una reacción militar contra la democracia en el tiempo. La descentralización del mando. La primera decisión de Edmundo González Urrutia como presidente electo también debe ir a lo medular militar.

La apreciación

Es sumamente básico. La revolución nació en la Academia Militar de Venezuela. Cualquier decisión que pueda frenar su avance frente a un cambio político que se inicie a partir del 28J debe orientarse hacia algunas cosas que son referentes de su antiguo lema de formar hombres dignos y útiles a la patria. Allí hay cosas en abstracción y otras en concreción. De las primeras están la disciplina, la obediencia y la subordinación, los valores y los principios, la libertad, la independencia, la soberanía, la territorialidad, el juramento ante la bandera nacional y el cumplimiento de los deberes constitucionales en el artículo 328. Entre las segundas podemos iniciarlas con el grupo escultórico La vigilia del soldado, el patio de honor, el gran hall, la prevención, el patio de formación, los desfiles en Los Próceres y los cadetes corriendo a través de las columnatas o dándole la vuelta al patio por detrás de las culebrinas cumpliendo una sanción. Toda esa visión se resume en un cadete, sea de primero, de segundo, de tercero o de cuarto año. Y allí hay un recorrido de jerarquías en distinguido, brigadieres y alféreces hasta el más representativo, el alférez mayor. Es este quien representa en el triángulo de sus estrellas cercanas al hombro a todos los cadetes. Después de la ceremonia de graduación conjunta en ese patio de honor y luego de la etapa del retiro sus compañeros de promoción y de generación hacia arriba y hacia abajo siempre lo siguen remitiendo como mi alférez mayor. Se llama auctoritas. Ese es el valor de la autoridad moral dentro de la institución armada y en particular dentro de su componente, de un alférez mayor.

¿Qué tiene que ver esta parrafada anterior con la primera decisión militar de Edmundo González Urrutia como presidente electo? Vamos al punto.

El punto 

Se estila frente a un presidente electo el nombramiento de una Casa Militar que lo acompaña en las tareas de la seguridad personal y la de su familia. Un jefe de casa militar, un subjefe y sus edecanes. Generalmente se le habilitaba la casa presidencial de La Viñeta mientras se diligenciaba lo pertinente para la ocupación oficial de La Casona. Eso era antes de 1998. El tema es que estas decisiones corresponden al nuevo presidente. En el caso de Edmundo González Urrutia serán sus primeras decisiones en materia militar que dependiendo de las designaciones tendrán un efecto hacia lo interno de los cuarteles. No es necesario abundar en detalles de porque el jefe de su casa militar, el subjefe y su principal edecán deberían de ser del Ejército. Los nombres y los apellidos, su trayectoria y su autoridad moral frente al ejercito serán fundamentales la primera vez que aparezca la imagen del nuevo presidente electo rodeado de su casa militar. Ese primer retrato de su primera decisión militar tendrá una derivación hacia Fuerte Tiuna y hacia todos los cuarteles del Ejército, como cuando el alférez mayor se paraba frente al curso general y el curso militar en el patio, con los oficiales de planta detrás y ordenaba ¡Oído el batallón de cadetes, oídoooooo!

La recomendación

Es sencilla. Tanto como el Decreto 288 en 1958. Si a Edmundo González Urrutia le abren la puerta del anuncio del CNE como triunfador en las elecciones presidenciales del 28J, automáticamente se le abren otras puertas en concesiones constitucionales en su condición de nuevo comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional a partir del 10 de enero de 2025, cuando se juramente y sea reconocido oficialmente por los militares como tal de acuerdo con el artículo 236 aparte 5, que dice: “Dirigir la Fuerza Armada Nacional en su carácter de comandante en jefe, ejercer la suprema autoridad jerárquica de ella y fijar su contingente».

El teniente coronel Igbert José Marín Chaparro, actualmente detenido en una de las cárceles del régimen, el alférez mayor de la promoción egresada de la Academia Militar de Venezuela en el año 1999 con el héroe epónimo Coronel Miguel Antonio Vásquez, es el cadete con el mayor promedio académico en la historia del instituto, un referente personal y profesional de valores y principios y con autoridad moral frente a sus compañeros que aún están en servicio activo. Él también lo está en situación de actividad y no ha sido pasado a la situación de retiro. Su promoción está en el tercer año de coronel y el próximo mes de julio de 2025 serán evaluados para general de brigada. Salir de la cárcel por una medida de gracia del nuevo presidente juramentado el 10 de enero de 2025 con un decreto ejecutivo en el que también se le reconoce su antigüedad en el nuevo grado de coronel, designarlo jefe de la Casa Militar y proyectarlo hacia el mes de julio de 2025 como un nuevo general de brigada que representa a la institucionalidad militar de valores y principios democráticos en la nueva Fuerza Armada Nacional que se reinicia con el nuevo gobierno debe tener un impacto profundo. Lo tendrá. De manera que esa primera fotografía del presidente electo con su Casa Militar será hasta el subjefe, mientras se abre la puerta de la cárcel. ¿Es una decisión complicada?

Nada limita al candidato y potencial nuevo presidente electo –salvo que le suspendan la tarjeta o que no le reconozcan el triunfo– para hacer este tipo de anuncios antes del 28J. Tiene la palabra Edmundo González Urrutia.