Dada la urgencia de atenuar la debacle económica venidera, varios países europeos están comenzando una fase de desescalada o desconfinamiento progresivo a sabiendas del posible riesgo de una nueva ola de contagios. El encierro de más de 3.000 millones de personas durante 3 meses, la ruptura de las cadenas de abastecimiento internacionales y el cierre de fronteras terrestres y aéreas con sus calamitosas consecuencias económicas, ha obligado a individuos y empresas a reinventarse para hacer frente a la parálisis. Si bien es una buena noticia el reinicio de actividades en algunos sectores y regiones en esos países, los analistas económicos plantean un horizonte incierto mientras no se logre inmunizar masivamente a las poblaciones del planeta. Lo cierto es que para la economía mundial y la europea en particular, la recuperación luce incierta y vacilante, debido a la caída estrepitosa del PIB, altos niveles de desempleo, la quiebra de empresas y la anunciada recesión. Al menos durante un par de años los ingresos no volverán a los niveles anteriores a la crisis.
En el mundo del arte, los museos, ferias, galerías y marchantes, al no poder actuar de manera presencial, se han visto forzados a reinventar sus ideas, estrategias y prácticas, acelerando su integración a la dimensión digital, ya que los estudios de opinión a nivel global indican que, en promedio, 45% de las personas entrevistadas expresan que pasarán varios meses antes de atreverse a ir a lugares donde haya concentración de gente. Debido a lo anterior, las 300 ferias de arte a nivel global que en 2019 alcanzaron cifras de venta de 16,6 millardos de dólares, han sido suspendidas en lo que respecta a 2020 y algunas se han postergado sin fechas precisas para 2021 y 2022. Hasta el momento, las ferias Art Basel y Frieze han adoptado la modalidad online para las galerías participantes, debido a que los coleccionistas no acudirán a sus eventos hasta que una vacuna contra el covid-19 sea implementada; sin embargo, el primer viewing room o galería virtual implementado por Art Basel Hong Kong no convenció y en el caso de Frieze NY, en su primera etapa no tuvo el éxito esperado, lo que quiere decir que las ferias virtuales, por el momento, no pasan de ser experimentos en busca de un modelo exitoso. Art Basel seguirán adelante en forma híbrida hasta que la gente se sienta segura de asistir en persona. La experiencia individual y social de observar y adquirir una obra de arte no podrá ser sustituida por la dimensión digital y menos en lo que respecta a las obras participativas. La confianza entre un coleccionista y una galería es una relación que se construye en persona y lleva tiempo afianzarla, establecer ese vínculo por Internet será uno de los retos que habrá que asumir por un tiempo. Mientras no haya inmunidad viral, un gran porcentaje de personas no acudirá a lugares concurridos.
Dicho lo anterior, nos encontramos con una paradoja, pues en lo que va de año, las subastas online, han sido muy exitosas. La reciente subasta de Sotheby’s del 14 de mayo logró ventas de 100 millones de dólares, reuniendo a coleccionistas de 35 países. Por su parte, Christie’s está ensayando una nueva modalidad virtual, al invitar a su cartera de clientes a una venta única durante 24 horas, comenzando en Hong Kong, pasando por París, Londres y culminando en Nueva York.
Como vemos, las grandes firmas no tendrán problemas en sobrevivir a esta pandemia sanitaria y económica, pero las galerías pequeñas y medianas podrían desaparecer. Ante esta situación de falta de recursos de algunos para invertir eficazmente en las redes, importantes firmas como David Zwirner Gallery están implementando iniciativas interesantes.
Tuve la oportunidad de asistir virtualmente al coloquio organizado por Marc Spiegler, director global de Art Basel, titulado “New Gallery Collaborations during the Crisis”, con la participación de David Zwirner desde Nueva York, Sadie Coles desde Reino Unido y Jeffrey Deitch desde Los Ángeles, en el que informaron sobre la creación de colectivos de galerías para hacer frente a esta situación.
Zwirner en 2017 creó una plataforma digital, colocándose en los primeros puestos del ranking mundial de ventas online, acumulando una experiencia invalorable en este medio. En dicho coloquio anunció la creación de “Plattform Project” en cada una de las ciudades donde están establecidas sus galerías, ofreciendo su plataforma y know how digital a 12 pequeñas galerías, de forma gratuita y sin pedirles ninguna comisión de venta. Desde abril está funcionando en Nueva York y en este mes con “Platform Paris/Brussels” las de Francia y Bélgica con 20.000 visitas semanales. El galerista afirma: “En estos tiempos de reorganización social y cultural, los viewing room en línea activadas por museos, galerías y ferias son una oportunidad para que el arte dé sus frutos, pero no todos tienen los recursos para promover sus obras de arte en la esfera digital. Entonces, pensé en aliviar las presiones financieras y ayudar a las galerías en dificultades”. Por su parte, Sadie Coles de la galería HQ de Londres anunció la creación de un colectivo que reúne a 18 galerías para unir esfuerzos de exhibición y ventas. Desde Los Ángeles, Jeffrey Dietch ofrece curadurías online a un grupo de 10 galerías que acaban de unirse.
Si bien, de ahora en adelante la venta digital de obras convivirá con el modelo tradicional, las sensaciones y percepciones que produce el contemplar en persona una obra de arte, es difícil de transmitir a través de una pantalla. Walter Benjamin dijo en una oportunidad: “Nada puede reemplazar el aura del objeto de arte”.
Sobre la esperada recuperación del mundo del arte, Marc Glimcher de Pace Gallery expresa su idea al afirmar que esta crisis “es la oportunidad de rechazar lo que contamina, degrada y erosiona nuestro mundo creativo y de abrazar y proteger lo que es real, duradero e inspirador para nuestras vidas y por el arte». Por su parte, Sarah Thornton («Museos y subastas más fuertes», Ideas El País: El futuro después del coronavirus) ofrece una visión más optimista: “Cuando el planeta se haya recuperado de la pandemia y de la debacle económica por este confinamiento, el arte experimentará una completa recuperación. Los museos y las galerías de arte regresarán más fuertes que nunca. Las subastas e incluso las principales ferias de arte volverán plenamente revigorizadas. ¿Por qué? Porque, al contrario de lo que ocurre con películas y libros, el arte no puede ser pasado al formato digital sin que pierda su esencia. A diferencia de lo que ocurre en Facebook e Instagram, ver arte en vivo es algo muy social. La razón número uno por la que la gente acude a centros de arte es para socializar. El arte es un espacio ideal para compartir experiencias. Es un tema de conversación que tiene significado. Crea momentos memorables. El Arte con mayúsculas no trata solo de la vista y los ojos; es una experiencia física que te sacude por dentro”.
@edgarcherubini
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional