OPINIÓN

“El mundo contendrá la respiración” (y VI)

por Carlos Balladares Castillo Carlos Balladares Castillo

The Diary of Friedrich Kellne

Un día como mañana (29 de julio) pero de 1941, Friedrich Kellner (alemán y socialdemócrata) escribe en su Diario: “La batalla en el Este da la impresión de ser más difícil, con mayores bajas y menos efectiva que la del Oeste” (2018, My opposition. The Diary of Friedrich Kellner – A German against of Third Reich). La propaganda nazi no pudo ocultar la realidad a su pueblo, ni siquiera en el primer mes de iniciada la Operación Barbarroja (invasión alemana a la Unión Soviética que se llevó a cabo del 22 de junio al 5 de diciembre de 1941) en la Segunda Guerra Mundial (SGM). Hace 80 años la campaña de la Wermacht (Ejército alemán) en Rusia no estaba decidida pero era evidente que las cosas no habían salido como se planeaban. En esta primera serie sobre el Frente más importante de la SGM tratamos sus tres primeros meses, pero nos hemos sentido abrumados por el cúmulo de información. El esfuerzo de síntesis ha sido difícil, dejando por fuera montones de detalles que queríamos darles. Lo cinematográfico será una deuda pendiente y más por ser parte fundamental de este proyecto. En lo relativo al debate historiográfico ofrecimos lo más reciente sin dejar por fuera los grandes clásicos, con la maravillosa impresión que en treinta años (desde y gracias a la caída del comunismo) tenemos un panorama nunca imaginado por los historiadores de los tiempos de la Guerra Fría.

El historiador español y gallego: Xosé M. Núñez Seixa, en su libro del 2007 reeditado y ampliado el 2018: El frente del Este. Historia y memoria de la guerra germano soviética (1941-1945) afirma sobre el tema al que nos dedicamos en nuestro anterior artículo:

El OKH (Alto Estado Mayor de las Fuerzas Armadas) propuso a Hitler el 18 de agosto de 1941 concentrar el grueso del ataque sobre Moscú, capitalizando en lo posible el éxito de la batalla de Smolensko. (…) Sin hacerles caso, el 21 de agosto el dictador nazi ordenó que las fuerzas alemanas se concentrasen en un ataque sobre Ucrania y que se estrechase la colaboración con Finlandia para cerrar el sitio de Leningrado. Los factores económicos, perfectamente congruentes con el objetivo estratégico inicial de la guerra, tuvieron un gran peso en esa decisión. (…) Los militares profesionales al contrario consideraban que la prioridad debía consistir en destruir al enemigo, y solo después cumplir con los objetivos de explotación económica (pp. 77-78).

 

En septiembre esperamos dedicarnos a los resultados de estas decisiones y llenar el vacío de esta primera serie en lo que respecta al frente ucraniano. Mientras tanto podemos enfocarnos en agosto en la relación con ese aspecto que el Führer valoró mucho más, aunque lo comparemos con la importancia que le dieron los Aliados y de esa forma tendremos una visión global de la economía en la Segunda Guerra Mundial desde sus inicios hasta 1941.

Otro hecho relativo a la economía que no pudimos tratar pero que es determinante de cara a la victoria final del pueblo y Estado soviético, es el haber realizado esfuerzos inimaginables para desmantelar entre julio y noviembre más de 1500 fábricas y moverlas más allá de los Urales antes que llegaran los Panzer. Porque la mayor parte de la industria soviética que se desarrolló en las dos décadas anteriores estaba en su zona occidental. Esta proeza de coordinación y trabajo colectivo liderizada por un “Consejo para la Evacuación” (N. A. Voznesensky y A. N. Kosygin lo presidieron, ambos eran de la agencia de planificación industrial: GOSPLAN), fue la causa por la cual el Ejército Rojo en su primer año de combates solo lo hizo con sus reservas (David Glantz, 1995, When Titans Clashed: How the Red Army Stopped Hitler). Esto hace mucho más meritorio el sacrificio de su pueblo (más de 16 millones se movilizaron al Este) y sin duda merece más de una buena película. Sobre el tema de la evacuación hay varios textos, entre ellos hemos revisado: Rebeca Manley, 2009, To the Tashkent Station. Evacuation and survival in the Soviet Union at War.

El 80 aniversario del inicio de la Operación Barbarroja fue recordado por varios periódicos en el mundo y se realizaron algunos actos oficiales en memoria de las víctimas, en especial en Europa. Pero probablemente el hecho de mayor relevancia fue la aprobación el primero de julio en Rusia de una Ley de memoria histórica. Por lo general estas leyes tienden a ser lo contrario de lo que predican al destruir símbolos que nos recuerdan una época (caso de la española) o intentar imponer a la fuerza una versión de la historia (el caso de la rusa). En Rusia ahora está prohibido equiparar las atrocidades y el régimen nazi con los de la Unión Soviética. Es decir, si Hannah Arendt estuviera viva y establecida bajo el gobierno personalista de Vladimir Putin, no podría publicar su obra: Los orígenes del Totalitarismo (1949).  De todos los que consultamos nos gustó el de El País de España el cual, a pesar de volver a citar el mito del “general invierno”, se refiere a varios historiadores de los que hemos hablado en nuestra serie como Anthony Beevor y Jonathan Dimbleby.

La historia tiene entre sus muchos atractivos el ser una actividad detectivesca mezclada en muchas ocasiones con el descubrimiento de secretos familiares. Es por ello que constantemente aparecen nuevos documentos y objetos que nos permiten tener una nueva mirada sobre el pasado. Es el ejemplo del Diario del panzerjäeger (anti tanque): Hans Roth (del batallón 299 de la División de Infantería del Sexto Ejército), el cual fue guardado por su hija durante casi 60 años y entregado a sus nietos Christine Alexander Roth y Manso Kunse Roth, los cuales terminaron publicándolo ¡gracias a Dios!  (2010) Eastern Inferno. The journals of a German Panzerjäeger on the Eastern Front (1941-43). Ahora lo leo a medida que se cumple el 80 aniversario de cada una de sus entradas. Su unidad avanza aproximándose a la ciudad de Kiev (Ucrania) y hasta ahora solo percibo en sus textos una persona religiosa, disciplinada y que desea cumplir con su deber como soldado; pero también una profunda nostalgia por su familia y patria (Westhausen). Entrelíneas se puede comprender el sentimiento de un: ¿qué hago yo aquí en medio de este horror? De esa forma escribe el 22 de julio de 1941, después de haber destruido una aldea con su artillería: “Por todas partes escenas impactantes. Las mujeres y los niños buscan a sus familiares muertos en medio de los cadáveres”. Y el primero de julio algo que confirma lo que hemos venido sosteniendo sobre la resistencia rusa, y es que sus soldados luchan hasta la última bala e incluso pasan luego a atacarte con lo que tengan en sus manos. Para concluir con la frase: “El soldado ruso es una extraña criatura. Nosotros los alemanes nunca los entenderemos. Por un lado es caritativo y hospitalario, por el otro es sádico en extremo.” Y agrega que caer prisionero es el mayor temor que tienen por esta causa. El gran mito del soldado alemán como siempre victorioso comenzaba a desaparecer y nacía el de los “ivanes”.