En la opinión pública nacional se ha creado una falsa expectativa que espera que un bloque de la oposición llegue a un acuerdo con el otro bloque que tiene el respaldo de Estados, el cual se presume como la auténtica oposición y la opción ganadora. Quienes se arrogan la cualidad de auténtica oposición exigen a la Comisión Nacional de Primaria (CNP) que solo participen los “genuinos” opositores para evitar que el gobierno infiltre candidatos de su conveniencia. Con tantas tensiones internas, las primarias corren el riesgo de terminar en un fracaso que desmovilizaría a los electores de la oposición. Y el consiguiente aumento de la abstención favorecería el triunfo de Nicolás Maduro.
El sector de la oposición que cuenta con el apoyo de Estados Unidos se arroga la condición de auténtica oposición y mira con desprecio y exclusión al otro sector. Los factores que siguen enfrascados en esta confrontación no terminan de asumir que un cambio en el mando político del país solo es posible con la unidad:
- Por un lado está la coalición de partidos que integran la Plataforma Unitaria;
- Por otra parte, los nuevos partidos que integran la Alianza Democrática; y,
- Finalmente, la tendencia radical liderada por María Corina Machado y su partido Vente Venezuela.
MCM se desmarca de la Plataforma Unitaria y de la Alianza Democrática, a las que responsabiliza como una oposición fracasada que no fue capaz de sacar al país de la crisis, a pesar del enorme descontento nacional con la gestión de gobierno y del amplio respaldo internacional que recibió.
La Alianza Democrática prefiere seguir siendo oposición en otro gobierno de Maduro que ser el socio maltratado y excluido en un eventual gobierno liderado por la Plataforma Unitaria. Y la Plataforma Unitaria prefiere seguir siendo la oposición con apoyo internacional, que someterse a un gobierno de una oposición a la que considera falsa, colaboracionista, plagada de alacranes vendidos al régimen. Más que la firme determinación de los diferentes bloques de la oposición de derrotar electoralmente a Nicolás Maduro, lo que está planteado entre ellos es una disputa por la conducción política de la oposición, la cual se dirimirá en las Presidenciales de 2024.
Las contradicciones antagónicas y los arraigados odios entre las diferentes oposiciones impiden postular un candidato único y unitario y, a la fecha, lo más probable es que cada una compita con su respectivo candidato. Prefieren presentarse divididos y salir derrotados, que ver a su competidor por el liderazgo de la oposición ganando la elección presidencial. Así, la elección primaria no será para definir el liderazgo de toda la oposición sino para escoger al candidato de la Plataforma Unitaria que competirá en las presidenciales de 2024 contra el candidato de la Alianza Democrática y contra la candidatura de MCM. Por lo tanto, será en las presidenciales de 2024 cuando se definirá el verdadero e indiscutible liderazgo de la oposición, que será quien llegué de segundo, detrás de Nicolás Maduro.
El país descontento mira con desencanto el torneo de insultos entre los bloques de la oposición. Esto no lo estimula a votar. Y la abstención pone a ganar al candidato oficialista. La división y abstención aumentan la probabilidad de que Nicolás Maduro convierta en mayoría su menguada base de apoyo electoral y sea reelecto presidente de la República hasta el 2030. Es hora de que los diferentes bloques de la oposición reflexionen y recapaciten para postular un candidato único y unitario que permita capitalizar electoralmente el enorme descontento con el actual gobierno, a fin de lograr un cambio en el mando político por la vía democrática, electoral y pacífica.
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@victoralvarezr