Ciertamente hablar de multilateralidad es recurrir a la cooperación entre países para resolver problemas globales; sin embargo, su propuesta pareciera más una bandera del populismo que de la realidad geopolítica y los intereses que se juegan dentro de ella. La última votación en las Naciones Unidas sobre la cuestión palestina demuestra la fractura ante problemas que afectan la paz mundial y la efectividad de los organismos multilaterales. La Asamblea General de la ONU en una reunión de emergencia, aprobó por mayoría incorporar a Palestina como miembro pleno por 143 votos a favor, 9 en contra y 25 abstenciones; una votación inédita. Sin embargo, esta decisión mayoritaria sobre un conflicto que se arrastra desde 1948, está supeditada a una “decisión superior” e inapelable del Consejo de Seguridad, de por sí, dividido por la bipolaridad de dos bloques. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia y por el otro China y Rusia, lo cual descarta el “mito de la multilateralidad”. Esta votación comprueba una tesis no tan peregrina que la creciente tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, dividió al mundo en dos bloques; la división de Alemania en el Berlín oriental y el Berlín occidental dio nacimiento al bipolarismo, donde cada bloque implementó su propio sistema político y económico en su zona de ocupación e influencia.
La multilateralidad como propuesta presenta serias limitaciones partiendo del poder de veto de los cinco privilegiados con capacidad para bloquear cualquier propuesta, decisión o resolución que no les beneficien, aunque sean apoyadas por la mayoría. Lo sucedido esta semana con la votación sobre la creación del Estado Palestino es la prueba reina de la bipolaridad; de la existencia de los dos bloques de poder en el seno del Consejo de Seguridad en cuanto a la paz, la cooperación o cualquier principio del derecho internacional, dejando de lado la multilateralidad.
Ante el problema palestino, ante el “genocidio” ante este nuevo “holocausto” que viven este inocente y mísero pueblo, que nada tiene que ver con los terroristas, el mundo, la comunidad internacional, mostro sus fracturas, no hay unanimidad ante la desgracia que viven los habitantes de Gaza y Rafah. Se impuso la bipolaridad.
En América Latina votaron 14 países a favor de la resolución, mientras que en contra hubo un solo voto y una abstención regional; en Europa, la fractura regional fue más visible, la Unión Europea implosionó, no hubo una posición unívoca, cada país se movió en la ONU en directa relación con sus intereses geopolíticos en función del bipolarismo.
La cuestión está en que no solo es el poder del veto como limitación al multilateralismo sino que existen otros elementos que le cierran el paso entre ellos, se cuentan: -La dificultad para lograr consenso por la existencia de muchos países con sus intereses involucrados, es difícil llegar a acuerdos que satisfagan a todos. Las diferencias en intereses nacionales, ideologías y prioridades obstaculizan el avance de muchas soluciones por los Intereses ocultos, siendo en algunas ocasiones la cooperación multilateral una fachada para que los países poderosos promuevan sus propios intereses –otro factor limitante a la multipolaridad, es la burocracia y lentitud de los procesos multilaterales, lo cual dificulta la toma de decisiones rápidas y oportunas para la acción efectiva frente a crisis urgentes. Algunos ejemplos que hacen dudar de la multipolaridad son la incapacidad para prevenir conflictos armados a gran escala, la lentitud en la respuesta al cambio climático o las dificultades para abordar con urgencia las crisis humanitarias.
La cuestión de si el pueblo palestino tiene derecho a un Estado es compleja y ha sido objeto de acalorados debates durante décadas. Hay argumentos válidos tanto a favor como en contra de la existencia de un Estado palestino, y en última instancia, la decisión queda más allá de lo que se manifieste mayoritariamente; piense la opinión pública o el apoyo de las universidades; algo nunca visto ni cuando la guerra de Vietnam; sino en lo que acuerde el Consejo de Seguridad de conforme a los interés de los dos bloques que lo conforman.
Los argumentos a favor del derecho a un Estado palestino, están inscritos en el derecho internacional y sus principios: El derecho a la autodeterminación, se encuentra recogida en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, La Asamblea General de la ONU ha aprobado numerosas resoluciones en apoyo del derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, incluyendo la Resolución 194 de 1948, que estableció la partición de Palestina, creando el Estado de Israel, no así el de Palestina, origen de este conflicto
Desde la “real politik”, lo sucedido esta semana en la Asamblea de las Naciones Unidas, con una votación mayoritaria reconociendo el derecho del pueblo palestino a tener un Estado como Israel, es una muestra que el multilateralismo queda para el público de galería, para los foros internacionales, para el tratamiento sin duda de ciertos temas importantes; sin embargo en cuestiones de alto interés, de alta política, las decisiones definitivas, son exclusivas de las grandes potencias, de un sistema bipolar conformado por ese pentágono llamado Consejo de Seguridad, desde donde bajan aguas abajo la línea a seguir por los gobierno, organismos internacionales, gubernamentales y no gubernamentales, dependiendo de sus posiciones políticas e intereses.
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