Soy de los que creen que la historia es uno de los regalos y herramientas más fabulosas de la vida. La vida es una acción que se hace hacia adelante. Pero para entender el presente, tenemos que saber del pasado; en conclusión, tenemos que saber y entender la historia, con sus enigmas y verdades. Adonde miremos, en cualquier parte del mundo, está la gran presencia del pasado. Los expertos historiadores dicen que un pueblo que llega a formarse en su historia, tiene niveles muy altos para la comprensión de su presente y futuro.
Yo siempre he tenido una gran curiosidad por aquel hombre de bigotes silvestre, con su atuendo muy sencillo, que fue el amo del poder en Venezuela durante 27 años; es decir, Juan Vicente Gómez. Ese hombre que, para algunas generaciones de venezolanos, era un ignorante, paleto, malvado, es el personaje que más me atrae para escudriñar en el pasado de Venezuela. Sería interesante hoy 2024 caminar las calles del centro de Maracay e ir preguntando si saben quién fue Juan Vicente Gómez; de seguro conseguiría respuestas ingeniosas, donde transformarían a Gómez en pelotero o en un gran entrenador de caballos de carrera.
Ahora, lo más interesante sobre la historia del General Juan Vicente Gómez pasó en el 1923 cuando encontraron muerto a su hermano “Juancho”, Juan Crisóstomo Gómez, de 27 puñaladas en el Palacio de Miraflores. Fue uno de los casos más controversiales; ya que era el hombre que lo sabía todo, el amo del poder. ¿Cómo era posible que algo así pasara?
Su primo Eustoquio Gómez, para aquel entonces presidente del estado Táchira, le manda una carta el 5 de julio de 1923, diciéndole lo horrorizado que estaba por semejante crimen; sin ni siquiera saber quiénes podían ser los culpables de tal asesinato. Eustoquio le señala que el plan contra la familia Gómez no era gente de afuera, sino más bien de los conocedores de Miraflores. No le quedaba duda de que los únicos responsables de semejante crimen tenían que ser los que durmieron esa noche en Miraflores.
Llega un momento de la carta donde Eustoquio Gómez no titubea en decirle a su primo, y cito: “Hay que tomar medidas en lo sucesivo, porque esta gente lo que se propone es acabar con los Gómez, acabarnos, exterminarnos de cualquier modo, porque ellos han visto que será la manera de dominar esta situación, y buscarán todos los medios posibles para acabar con nosotros. Mucho cuidado con sus viajes a Maracay porque esa gente puede tener un plan de asesinato en esa capital; tome medidas convenientes para sus paseos en Maracay y en Los Morros: no lo vayan a sorprender esos asesinos”.
Eustoquio le propone hacer cambios drásticos en Miraflores; desde la Guardia de Honor hasta el barrendero. Poniendo empleados nuevos, sobre todo los que rodeaban a su primo, pero le aconsejaba a poner hombres sin pasiones ni aspiraciones políticas. Y por último escribe con una gran firmeza: “En esta tierra, es la tierra de mandar con el rigor. Si Bolívar no decreta la pena de muerte y fusila a Piar y se impone, no nos hubiera libertado. Para adelante, en lo sucesivo, hay que andarles con mano de hierro a tanto pícaro que hay en la capital, con tantas aspiraciones, asolapados, y que se lavan las manos en el agua de Pilatos, trabajando solapadamente en sus maquinaciones políticas”.
El caso del asesinato de Juan Crisóstomo Gómez es uno más de los enigmas que nos deja la historia, debido a que nunca se resolvió. No hubo culpables. A raíz de este misterio se han creado novelas, relatos y cuentos. Se ha llegado a decir que fue su cuñada que se vistió de hombre y cometido el asesinato. Lo cierto es que Gómez le hizo caso a su primo, ya que murió en su cama, tranquilo, superando las conspiraciones para matarlo.