Es insólito que algunos países estén más claros que en Miraflores sobre cuál es el principal problema político que tiene Venezuela. Y pedimos excusas si en vez de ocuparnos de situaciones más alarmantes, tratamos este tema en el editorial, pero es que se trata de una cabeza de Medusa, porque de este asunto se derivan todas las demás crisis que aquejan a la población.
Que el gobierno de John Biden solamente reconozca como autoridad a Juan Guaidó pudiera ser catalogado como un apoyo entre amigos, de hecho es el tipo de razonamiento que hacen los del régimen. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, pues tanto el actual presidente de Estados Unidos como su antecesor de seguro estudiaron de manera detallada los factores que llevaron al para entonces presidente de la Asamblea Nacional de 2015 a juramentarse como interino.
No fue un show, pero se entiende que los maduristas juzguen por su condición. Las elecciones no eran legítimas, había un vacío en la presidencia y lo asumió la autoridad que debía hacerlo de acuerdo con la Constitución. Que eso no haya tenido resonancia en la toma de decisiones que al fin y al cabo es el acto de gobernar es otra cosa, pero la figura está allí y el gobierno de Estados Unidos lo entendió.
También lo entiende el Senado. Cualquier ignorante de esos que militan en el partido del régimen pensará que es la misma cosa. Sin embargo, en ese país que dicen aborrecer pero al que les encanta ir de compras hay lo que se conoce como separación de poderes, y el Legislativo tiene opinión propia. Es más, los senadores pueden decir una cosa y los representantes otra. De eso se trata la democracia. Lo que pasa es que en el caso de Venezuela, curiosamente todos coinciden.
Lo mismo ocurre con el gobierno del Reino Unido. Su secretario de Asuntos Exteriores acaba de declarar ante la Corte Suprema que solo consideran legítimo a Guaidó y eso, en el tema que los ocupa, debe haber puesto verdes de la rabia a más de uno en Miraflores, porque quiere decir que lo más probable es que no le puedan echar mano a lo que queda de oro.
¿Se imaginan que la presidencia interina no haya hecho nada al respecto? Ya a Venezuela no le quedaría nada, pues lo que quiere la cúpula del poder que está atornillada en Miraflores es gastarse el oro para su propio beneficio, sea político o material, lo mismo da. Lo cierto es que no piensan con ello darle un poco de bienestar al ciudadano.
Entonces, si es Juan Guaidó, si es el partido Voluntad Popular, si es la oposición que no ha caído en la trampa de aceptarle un café al número uno rojito, se entiende por qué los persiguen, los ponen presos y los torturan. Para muchos son una figura decorativa, pero el comportamiento del régimen indica que son para ellos una piedrita en el zapato. Y cualquier cosa que les moleste, bienvenida sea.