Mientras Rings of Power se desangra en un mar de críticas negativas, House of The Dragon sigue ascendiendo en cada capítulo, hasta alcanzar el perfil de la mejor época de Juego de Tronos.
Ahora llega el capítulo 3, entregándonos acaso la primera obra maestra de la temporada.
Lleva por título “Second of his name” y narra los conflictos de poder por la sucesión en el trono del Rey Viserys, entre una increíble historia de cacería y la definición de la guerra de Los Peldaños de Piedra, donde Daemon confronta al Alimenta Cangrejos por el control de la cadena de islas Westeros.
Físico y conceptual, en la tradición del GOT más excelso, el capítulo resume la escritura del creador George R. R. Martin, al relatar el problema de la búsqueda del heredero del reino de Poniente, como una cacería a tres bandas. Procedo a explicarme.
En primer lugar, el Rey Viserys organiza una cacería a campo abierto, para convertir en trofeo a un simbólico ciervo blanco, cuyo esperado sacrificio quiere ser un ritual de sangre, en pos de los buenos augurios de la casa Targaryen.
Detrás de ello, pronto descubrimos otras intenciones ocultas en la agenda del rey. Por un lado, minimizar el conflicto en Los Peldaños de Piedra, fingiendo ignorarlo con una celebración populista. Por el otro, hay un interés velado del Rey por ofrecer a su hija ante el mejor postor.
De tal modo, sucede una cacería de fondo por obtener la aprobación de la Princesa, a quien literalmente cazan diversos pretendientes mayores.
En el medio, producto de sus varias frustraciones, el Rey ahoga sus penas en el alcohol, visiblemente molesto y atormentado por su futuro.
No logra convencer a la Princesa y pronto ella abandona el campamento de la fiesta, para ejercer su libertad de renuncia, internándose en lo profundo del bosque.
Los diálogos y las interpretaciones reflejan el método del habilidoso guionista, cruzando los destinos sentimentales y dramáticos de sus personajes.
De igual modo, las escenas se cargan de una estética subliminal, que acompaña las acciones con imágenes poderosas, delante del fuego y el vacío de beber vino en soledad.
La princesa madurará por su cuenta, al matar con sus manos a un jabalí. Una representación de su fuerza, de su furia y autonomía en crecimiento.
En paralelo, el Rey apenas tiene arrestos para protagonizar un triste simulacro de cacería, con un ciervo marrón, vulgar y silvestre, al que Viserys degüella con una lanza, en un espejo quizás de su estrella menguante, de su declive, de la desnudez de su decadencia que subalternos deben escenificar.
Como el Francotirador de Michael Cimino (cuidado porque después me robarán el guiño sin acreditarme), la Princesa se consigue con el verdadero ciervo blanco, rodeado por su aura de misticismo y buenaventura, cual golondrina después de la tormenta o el naufragio.
¿Será ella finalmente la sucesora del trono?
El epílogo del capítulo nos deja lugar a la duda, porque vemos el contundente triunfo de Deamon en la guerra de Los Peldaños de Piedra, desmembrando al temible Alimenta Cangrejos con sus propias manos, tras protagonizar una épica batalla de bastardos, al mejor estilo de “GOT”.
Las opciones se van cerrando, diseñando un fascinante orden profético.
El tercer capítulo, por forma y fondo, ingresa de lleno a la lista de los grandes eventos de la televisión y el streaming en 2022.
Para enmarcarlo en una exposición de cuadros tenebrosos de cacería.
Misterioso, cautivante y redactado con un genio exquisito por los detalles.
Disfrútenlo.