OPINIÓN

El martirio de un pueblo: el declive del comunismo

por Albert Geovo Albert Geovo

Siglo XXI, nueva era global, la pandemia de covid-19 (en anagrama para que no se entienda), más que una endemia, se ha convertido en una máquina propagandística generadora de miedo, terror, pánico colectivo, frontalmente a la “psyche” global; ha creado nuevos nichos de gastos sociales, familiares y personales, sobre los hombros de la población, a través de cargas e impuestos.

Pandemia ya denunciada en las redes sociales por científicos, investigadores, médicos, doctores y el resto del personal sanitario como un experimento social que ha afectado a las dos grandes potencias de la actualidad en la economía mundial, Estados Unidos y China, además de la India y otras economías emergentes como la de Brasil y a todo el mundo, excepto a África, que se conozca por los medios oficiales y las redes, en principio el continente más tercermundista y menos consumista. ¿Curioso, verdad, querido gran público?

China, cuna del todo vale, todo se copia, y si no que se lo pregunten a los “gigantes” Apple, Google y Facebook, entre otros, siendo las bases de datos e información más grandes e inverosímiles del mundo conocido, que guardan no solo base de datos sino también la información más clasificada que podamos imaginar, más claro: el “genoma” de la humanidad. Y para colmo hoy se hace público que el régimen del dragón chino, donde se inició el virus, ha vencido la pandemia, a secas, sin un solo caso de fallecido en los últimos días y sin uso de la vacuna todavía.

Mientras tanto, las noticias en Occidente es que se han encontrado unas vacunas sin el procedimiento ordinario para la puesta en funcionamiento de cualquier tipo de fármaco, que dura aproximadamente unos ocho años de estudio, como mínimo, contra el presunto virus, que los más doctos no se explican de dónde viene, adónde va y cómo se alimenta, propaga, expande y extingue, lo cual ha levantado las más grandes y graves suspicacias de los más doctos en cuanto al presunto origen del virus provenientes del dragón chino.

Además de la activación de todas las agencias y laboratorios, investigadores y expertos en amenazas biológicas, virológicas, inmunológicas, químicas de todo el mundo; mientras que extrañamente un país nórdico como Suecia, desarrollado,  ha seguido una vida normal, al mismo tiempo que Nueva Zelanda levantó el “telón de este episodio casi mundial”. Entretanto, el pueblo atónito observa todo aquello como una verdadera amenaza y “pantomima” global.

Un sistema totalitario de una “camarilla de presuntos tontos”, el martirio de todos, el martillo y la hoz, el declive del socialismo, símbolos del comunismo, capitalismo de Estado, dentro de toda la trama, maraña, entretejido social, como si se tratase de una muñeca rusa, que fustiga a las naciones de Occidente y de todo el mundo, estableciendo “mutis” en las poblaciones, haciendo ver como auténticos guetos a los países dentro de un “feudo” global.

Siempre el mismo drama, un sistema de “presuntos” tontos, la población sometida a un orden injusto por unos “jerarcas” arbitrarios y déspotas que ni se conocen muchas veces sus intenciones totales, ni las normas básicas; por lo más simple, ¿adónde nos llevan?, y una población (como si no fuera con ellos) alienada o atónita, haciéndose la vista gorda, o el “tonto de turno”. Pero la historia es reincidente en la opresión de los gobiernos autoritarios, sustentados con sistemas de Estado totalitario, en contra de los pueblos, siempre oprimidos y guillotinados al mejor estilo de las revoluciones socialistas.

A todas estas, los medios insisten en vender todos los millones de denuncias contra los controles sociales, con clasificaciones de políticamente incorrectas, ninguneándolos;  por un lado los tachan de esquizofrénicos, TOC (trastorno obsesivo compulsivo), y por el otro de negacionistas, conspiranoicos, solo por usar la razón ante los hechos y variables implementadas, que son algo así como “Estados gigantes” con pie de “barro”.

Por otro lado, existen los denominados cisnes negros, como por ejemplo la peste negra del siglo XIV, que originaron los denominados shocks económicos; además,  los acaecidos a raíz de la Primera Guerra Mundial, paralelos a la Gripe Española, de 1918 a 1920, que produjeron  efectos como los de la Gran Depresión del Crack de 1929, para luego presentarse la  Segunda Guerra Mundial, reanimada con el New Deal; posteriormente la Guerra Fría; más tarde, la caída del Muro de Berlín; después,  la crisis financiera de 2008 con el “Boom del ladrillo o crisis inmobiliaria”, y para cerrar no podemos dejar de acotar hoy el presunto covid-19 ocasionado en la región de Wuhan (China). Curioso, ¿solo en una región o valle, con lo inmenso que es el dragón chino, verdad?

Según las estimaciones, cada mitad de siglo aparecen estos denominados “cisnes negros”, con consecuencias espasmódicas, con orígenes, muchas veces “fantasmagóricos” en la economía que provocan duraderos y verdaderos cambios en los hábitos de consumo e inversiones dentro de las naciones, además de que terminan arruinando todo el sistema económico mundial.

El “presunto” covid-19 es considerado otro “cisne negro” para la economía global, que aparece ante la “absurda” guerra “económica” desatada entre el régimen de China y el gobierno de Estados Unidos; algo así como un “juego de chiquillos en la calle”, donde, siendo estos los dos principales ejes y potencias de la economía mundial, han creado una barrera de países “obedientes o alineados”; estos últimos que defienden los principios y valores de Occidente; y otros gobiernos, obedientes que sucumben a los sistema totalitarios de Oriente.