El triunfo electoral en Turquía de Ekrem Imamoglu, quien logró 54% de los casi 9 millones de votos válidos que lo eligieron al frente del Ayuntamiento Metropolitano de Estambul¹, no solo es una derrota para el actual presidente Recep Tayyip Erdogan, que desde hace 25 años controlaba con su partido tal espacio político, sino que demuestra que todo aquel vinculado con el madurismo, así sea en lo más lejano de Europa y con una cultura política totalitaria como la que posee la nación turca, terminará derrotado en cualquier elección que sea llevada en términos democráticos, porque todo lo que huela a la bazofia política madurista es peor que el aroma del azufre.
De hecho, si algo demuestra esta elección, que también resulta en una lección para la oposición venezolana, es que ni siquiera repitiendo el proceso de votación popular se logró disminuir la diferencia de votos con el partido de Erdogan, al contrario, terminó siendo superior. El gobierno del actual presidente de Turquía –que exigió repetir el acto de votaciones en este ayuntamiento o alcaldía– quedó peor que en la primera ocasión y ahora Imamoglu, más que un jefe de la más importante plaza autónoma de Turquía, se convierte en jefe de la oposición y un potencial candidato a la presidencia de la República de ese país para cuando estas sean convocadas según sus normas constitucionales.
¿Y por qué decimos que Erdogan se ha visto perjudicado con la vinculación madurista? Porque precisamente desde 2016 el presidente de Turquía comienza a estrechar sus lazos y relaciones con el régimen neototalitario de Maduro, de hecho, lo hemos visto actuar como “buen negociante” turco al cambiar nuestro oro por lentejas. No obstante, a pesar de tan descarado robo de intereses de la población venezolana, el pueblo de Turquía ha visto que tan peligrosas relaciones con Maduro pudieran significar en el futuro una copia del fallido modelo político y económico de Venezuela, que solo ha originado hiperinflación, pobreza, miseria, hambre, emigración, así como la destrucción de su industria petrolera, y un enorme colapso de los servicios públicos, con un aumento desmedido de la corrupción, criminalidad, contrabando, narcotráfico y violación de derechos humanos
Han sido de tal vinculación las relaciones entre Erdogan y Maduro que, a pesar de que millones de venezolanos ni siquiera pueden comer una vez al día, este último ha ido a cenar en uno de los restaurantes más costosos de Estambul, o sea, la ciudad donde perdió Erdogan, espacio urbano que vio matizado cómo un “presidente”, en este caso usurpador de Miraflores, hizo algo que seguramente nunca podrán realizar en su vida la mayoría de los propios ciudadanos de ese país. Verbigracia, esa cena de Maduro en Estambul resultó una afrenta por partida doble, tanto para los venezolanos como para el pueblo turco².
Ante esta realidad no debe sorprendernos la nueva derrota de Erdogan. En primera instancia, porque se ha demostrado en América Latina que todos aquellos que se han aliado con el madurismo han sido severamente derrotados y en este caso Turquía, aunque se encuentre en Europa y sea una nación consolidada en una cultura árabe, cuya nefasta alianza con el régimen que empobrece a Venezuela es un gigantesco error de conducción política que ha cargado Erdogan sobre sus hombros, máxime al perder en Estambul, es decir, no solo la ciudad más poblada de ese país, sino el centro económico y de desarrollo en casi todas sus connotaciones industriales, comerciales, financieras, culturales y sociales.
Todo lo que se acerca al madurismo termina podrido en cualquier instancia eleccionaria. En América Latina la izquierda ha sido convertida en bazofia política generada por el madurismo. Pensar que en otro continente el madurismo será la excepción es como pensar que Maduro podrá a sacar a Venezuela de la crisis en que la hundió en el último sexenio.
No podemos obviar que este triunfo de la oposición en Turquía también es una inmensa derrota para los seguidores de María Corina Machado en Venezuela, sector de la oposición que se niega a ir a votar a cualquier proceso eleccionario en el país, pero que además torpedea a quienes se oponen al madurismo al llamar a la abstención ante una posible alternativa electoral, o lo que es lo mismo, una oposición orgánica con un objetivo claro jamás podría ser derrotada por Maduro, porque hacer un fraude con características tan inmensas resultaría imposible. Ese grupo de Machado solo quiere imponer su “verdad”, al igual que el madurismo.
Por lo pronto, el madurismo también ha sido derrotado en Turquía y en el espacio electoral más importante de ese país ¿Lo habrá visto Erdogan? Tal vez no, pero el pueblo de Estambul y de Turquía al parecer lo han visto.
***
¹ https://elpais.com/internacional/2019/06/23/actualidad/1561293575_415438.html
²https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45558842