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El limbo

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El letargo moral

No hemos logrado articular una oposición que realmente lo sea. En la actualidad, son muy pocos los opositores –reales– en Venezuela que tiene la dictadura: María Corina Machado, Delsa Solórzano, Juan Guaidó, Andrés Velázquez, entre otros. El letargo moral y político de lo que llamaban el G-4 (grupo de los cuatro partidos hegemónicos opositores) es escalofriante. Mejor dicho: el letargo de la oposición en general es escalofriante.

El cambio de liderazgo opositor es vital, pero ¿quién comienza y cómo? Han sido mucha las equivocaciones, la principal ha sido cohabitar con el chavismo.

¿Qué hacer?

Arrastrados y mediocres

Cínicos y vendidos han resuelto que la cohabitación es la única salida pues garantiza al país “estabilidad” y sensación de “progreso” chavista. Historiadores, encuestadores, empresarios y algunos infames políticos son promotores de la cohabitación y el olvido. Los criminales en el poder han comprado muchas voluntades (muy baratas, por cierto) y otras no han tenido que ser compradas porque son tan mediocres, que con tan solo les inviten una comidita, un whisky o los tomen en cuenta están satisfechos.

Lo que vimos en el tepuy y la “élite” de arrastrados que se arrodillan al chavismo es parte del circo de la cohabitación. Vergonzoso.

Cohabitar es rendirse, los que no nos rendimos somos mayoría.

El limbo venezolano

El Estados Unidos dirigido por el presidente Joe Biden, mal aconsejado por los corruptos y delincuentes de la cohabitación venezolana (los negocios que están haciendo los cohabitadores son invisibles a la mirada de Washington), ha decidido iniciar negociaciones con los narcotraficantes que rigen en Venezuela y por primera vez en la historia de la nación de Jefferson, Adams y Franklin se tratan de tú a tú con los más terribles criminales de América. Inaudito.

La incoherencia geopolítica es tan escalofriante como el letargo opositor, pareciera que no hay nada que hacer y que nuestro destino es el limbo.

El limbo venezolano.

Las almas perdidas

Según la teología cristiana el limbo es el lugar que habitan las almas perdidas de las personas que mueren en pecado original sin ser bautizadas, incluso sin haber cometido ningún pecado personal. Limbo deriva del latín limbus que significa “borde” o “límite”, que en el caso religioso significa al “borde del infierno”. Los que por ética hemos decidido no cometer el pecado personal de la traición cohabitando con el chavismo estamos condenados al limbo. Nuestro pecado original es ser venezolanos.

Nos condenan los chavistas, nos condena el G-4, nos condena la administración Biden, nos condena el oportunismo y la mediocridad. Somos los condenados de nuestro tiempo.

¿Cómo escapar del infierno chavista?

La única opción: combatir

Nuestra salvación no está en escapar, está en combatir. Mientras algunos pocos arrastrados y mediocres cohabitan, 90% de los venezolanos mueren enfermos o de hambre. En ese mismo porcentaje están los desterrados y su sufrimiento por la xenofobia. También los que viven en la pobreza extrema del país. Somos mayoría. No tenemos que escapar de la realidad, tenemos que seguir enfrentándola (incluso a pesar de los partidos políticos, de Biden o de la tiranía).

Con la guerra en Ucrania vienen tiempos de ajuste y cambio mundial. Mucho de lo que pase en Venezuela dependerá de la opinión de los cohabitadores o de la nuestra. Hay que combatir.

Ahora más que nunca tenemos que atacar al chavismo.

@tovarr

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