OPINIÓN

El lápiz de Arturo Uslar, sin punta ni borrador

por Carlos Ojeda Carlos Ojeda

«No pretendo ser un hombre del pueblo. Trato de ser un hombre, para el pueblo».

Tiberius Claudius

No acostumbro a confesar públicamente mi admiración por algunos hombres, pero debo decir que entre ellos se encuentra el Dr. Antonio Ecarri Bolívar. ¡Hay otros! Ellos en su mayoría son: escritores, músicos, políticos y poetas -no son muchos-. Confieso que cada uno de ellos me ha influenciado en mis absurdas pretensiones vanidosas de formar parte de esa élite conformada por insignes escritores de la historia, la literatura, las artes y la política. Pido perdón por eso. Por hacer pública mi admiración y por mi pretenciosa ambición.

Recientemente escuché en un video al Dr  Antonio Domingo Ecarri Angola expresar públicamente las siguientes oraciones, en un discurso sobre el devenir político en el país, y cito: “…dejaremos a la MUD en el pasado, la MUD representa al venezolano de hoy, la MUD se acomodó en sus derrotas…”

No sé (confieso mi ignorancia en esas cuestiones político-legales) si ya la MUD dejó de existir como cuerpo colegiado. Mi desconocimiento es razonable y les explico: surge porque en los últimos años se han implementado cuerpos colegiados para organizar la oposición, como el Frente Amplio Venezuela Libre (FAVL) y esa suerte de Plataforma Unitaria Nacional que integra todos los factores políticos y sociales. El objetivo es el de intentar presentar un candidato “único” en contra del gobierno. Sin duda un avezado político de la talla de Antonio Domingo no podría cometer tan desatinada calificación cognitiva, al insistir en la vieja MUD sin existir. Sin duda el error es mío. Pido mil excusas y quiero explicarles el porqué.

Cómo podría equivocarse quien representa a un intelectual de tan democrática estirpe, con ese antepasado militar, como el alemán Johann von Uslar, instaurador de la disciplina prusiana en la formación de los cadetes en Venezuela.

Cómo podría Antonio Ecarri Angola no sentir tanto orgullo por representar el legado de quien fue ministro de Educación y del Exterior en los más representativos gobiernos democráticos en esta nación. Sí, los protagonizados por Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita. ¡Parezco pendejo!

Cómo podría sentirse el líder de tan prestigiosa y elitista fundación educacional. No lo puedo ni imaginar. ¡Parezco pendejo!

El segundo hombre más votado de la Gran Caracas afirma sin ningún pudor, al referirse a unas primarias en las cuales él debería participar,  y cito: “… esa operación está lista, está negociada... Yo quiero un cambio, sin sobresaltos…”  Mi capciosa imaginación se podría preguntar. ¿Cómo sabes que La Guaira es lejos? Repito: ¡Parezco pendejo!

En mi humilde opinión –que confieso en esta ocasión carece de humildad- la figura más representativa de la Alianza del Lápiz tendría que ser más prudente en sus intervenciones públicas. Tener como epónimo en su fundación el nombre del Dr. Arturo Uslar Pietri nos podría recordar a los pueblerinos mortales esas vainas de los notables y otros desatinos. Considero te sería más conveniente, política y públicamente, exaltar la trayectoria de tu padre como docente, escritor, diplomático, político y miembro de la Academia de la Historia. ¡Son vainas de quien parece pendejo, Antonio Domingo!

Me despido con un pensamiento que deberías recordar.

La verdad es que en nuestra América las repúblicas están establecidas pero no fundadas. Esta independencia que hemos proclamado no es sino un armisticio, una suspensión de armas. Hay que hacer pueblo, hacer dirigentes, formar republicanos sobre una herencia de despotismo y monarquía. Cómo puede ejercer soberanía el pueblo si no lo hemos preparado. Este soberano ni aprendió a mandar, ni manda y el que manda a su nombre lo gobernará, lo dominará y lo esclavizará. Qué soberanía puede ejercer un pueblo ignorante y pobre. No hay que esperar de los colegios actuales lo que no pueden dar, están estableciendo letrados, no esperen ciudadanos. Tenemos que fundar una escuela republicana. ¿Cómo se van a hacer repúblicas sin ciudadanos? En el corto espacio de diez años podríamos tener un pueblo republicano, un pueblo que sabrá lo que es cosa pública y que entenderá a su gobierno. Enseñen y tendrán quien sepa, eduquen y tendrán quien haga. Enseñar a trabajar, a vivir en sociedad, a producir”.

Simón Rodríguez a Simón Bolívar.

Pasaje de la novela La Isla de Robinson, Arturo Uslar Pietri, 1981.

Discúlpame embajador por regañar a tu tripón.

Tu amigo Carlucho. ¡Parece pendejo, pero no lo es tanto!