El juramento realizado por Simón Bolívar en Roma corresponde a un hecho memorable; sin embargo, muchos cuestionan la veracidad de aquellas palabras trascendentales. Por ello, realizaremos una revisión histórica y -a su vez- comentaremos ¿Por qué Bolívar decide comprometerse a los ideales de una unidad americana?
Simón realizó dos viajes a Italia, en aquellos recorridos, profundizará y moldeará sus pensamientos ante el contexto mundial de la época. Jurará ante los demás y Dios liberar América del yugo español para formar un arquetipo de Estado Democrático y de Bienestar Social… O moriría por sus ideales; citando inconscientemente las palabras de William Shakespeare “Ser o no Ser, esa la cuestión”.
Bolívar realizó su primer viaje a la península itálica en 1796; así relataba el sr. Bernardino Righetti: “13 Maggio: In casa Melzí mi fu presentato ieri sera un bel giovinetto di Caracca, dove nasce I´eccellente cacao, agli é un certo Bolivar, nel cui aspetto stanno le promesse di un fecondo avvenire. Il suo discorso é pieno di energia e di speranze. Odia glio Spagnoli e, infiammato dalle odierne vicende, sogna la liberazione della colonia Ispana e di esserne egli stesso il liberatore. Fu educato a Madrid ed ha finito or ora i suoi studí. É a Milano da due giorni, venutovi nella speranza di vedere entrarvi il Bonaparte trionfatore. Mi disse di aver trovato raramente una cittá piú simpatica, specialmente nel suo medio ceto agiato; mi raccontó di essere stato a Napoli e nel viaggio verso Roma d´essere stato catturato da un tale Sciabalone con sei briganti; ma d´essere stato rilasciato mediante poco denaro per avere detto d´essere un scioano francese amico del Papa e d´essere venuto in Italia a tentare di fare del male a Bonaparte”.
Traducido en español: “13 de mayo: Ayer por la tarde en la casa de los Melzí me presentaron a un apuesto joven de Caracas, donde nace el excelente cacao, es un tal Bolívar, en cuya apariencia yacen las promesas de un fructífero futuro. Su discurso está lleno de energía y esperanza. Odia a los españoles y, inflamado por los acontecimientos de hoy, sueña con la liberación de la colonia española y con ser él mismo su libertador. Se educó en Madrid y acaba de terminar sus estudios. Ha estado en Milán durante dos días, habiendo venido allí con la esperanza de ver entrar al triunfante Bonaparte. Me dijo que rara vez había encontrado una ciudad más agradable, especialmente en su clase media rica; me dijo que había estado en Nápoles y en el viaje a Roma que había sido capturado por un tal Sciabalone con seis bandoleros; pero haber sido liberado por poco dinero por haber dicho que era un zuavo francés amigo del Papa y que había venido a Italia para intentar dañar a Bonaparte.”.
Este relato fue anotado en sus manuscritos en un cuaderno titulado “Il cervello di Giove” (“Cerebro de Júpiter”) con fecha del día viernes, 13 (no fue un día 3) de mayo del mencionado año, así mismo tenía registrado los acontecimientos principales sobre Italia y demás países en aquellos años como el desfile de las tropas napoleónicas en Montechiaro, presenciado por el joven venezolano. Décadas luego, su nieto Cletto (con dos “tt”) Arrighi quien era periodista, novelista y diputado milanés publicó dicho acontecimiento en la revista “Natura ed Arte / Rassegna Quindicinale Illustrata / Italiana e Straniera / di / Scienze, Lettere ed Arti / 1894-95. Fascículo IV, Título BONAPARTE A MILANO, Pág. n° 322:”.
Bolívar realizó su segundo viaje a la península (en 1804) con su amigo Simón Rodríguez, su mentor por entonces tenía 21 años y acababa de perder a su esposa, María Teresa del Toro y Alaiza, víctima de la epidemia “amarilla” que invadió Venezuela en enero de 1803. El joven conoció -en París- a Alexander Humboldt, un reconocido naturalista, multifacético quien entablará una amistad y años después se hospedaría en su casa en Caracas.
Al año siguiente (1805) los señores continuaron con su viaje llegando a Chambéry, luego fueron hacia el sureste para cruzar por las montañas Alpes; mientras realizaban su travesía, Rodríguez recordó a los líderes Aníbal y Napoleón que habían cruzado los Alpes con un gran ejército, sin sospechar que el joven venezolano los igualaría en proeza al cruzar la cordillera de los Andes en 1819. Tras llegar al Reino de Italia, estando en Roma, acompañarán al barón Wilhelm von Humboldt (hermano de Alexander), ministro de Prusia ante la Santa Sede para conocer a Su Santidad Pío VII (1820 – 1832) por medio de una audiencia pontificia, preparada por el embajador de España, Antonio Vargas Laguna.
Tras llegar a los Estados Pontificios, Bolívar ya tenía una percepción única para lograr la unidad americana bajo una sola y gran nación. Conoce al Papa aunque sólo hubo algunas palabras de intercambio, pues era una visita protocolar. Sus miradas se enfocan en los alrededores y funcionamiento de los estados; pensando y reflexionando en silencio; no consideraba que debiera existir una Monarquía absoluta electiva teocrática; a pesar de ello, era una persona devota y respetaba la religión católica.
El juramento
En la Ciudad de Roma, Bolívar y Rodríguez se alojaron, en una de las tantas casas de hospedaje de la Plaza España (en italiano Piazza di Spagna); sobre dicho sitio estaba la Embajada de España, a razón de su nombre.
El día miércoles 15 de agosto de 1805 Bolívar, Del Toro y Rodríguez salieron a pasear por la urbe mientras Rodríguez hablaba con elocuencia sobre las luchas de la plebe, capitaneada por los Gracos, la pelea por la libertad para lograr una utopía invocada por Tomás Moro… es decir crear un gran país con un sistema ideal de gobierno, concebido en una sociedad perfecta y justa, donde todo discurre sin conflictos y en armonía. Mientras evocaba sus palabras cargadas de Ideales, fervor y sacrificio por una emancipación llegaron a la ladera del Sacrum Monten (en español “Monte Sacro”), cuando el joven sintió el deber espiritual de expresar unas palabras premonitorias: “Juro delante de Ud.; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor y juro por la patria, que no daré descanso a mis brazos, ni reposo a mi alma, hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”. Este hecho quedó anotado en las memorias de Escritos Simón Rodríguez. Tomo II”.
A pesar del suceso, algunos historiadores cuestionan si en realidad realizó aquel voto; no obstante, el Libertador Bolívar supo recordar este juramento. En una carta dirigida a Rodríguez, desde Pativilca, en enero de 1824 redactó: “¿Se acuerda usted cuando fuimos juntos al Monte Sacro, en Roma, a jurar sobre aquella tierra santa, la libertad de la patria? Ciertamente no habrá olvidado aquel dia de eterna gloria para nosotros; día que anticipó, por decirlo así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener. Usted, maestro mio…”.
Posiblemente Rodríguez le haya dado su propia impronta a las palabras pues era filósofo, es decir, que Bolívar expresó sus dichos de otro modo… No obstante, su legítimo juramento no estaba en las palabras sino en sus acciones.