En la Segunda Guerra Mundial los Aliados británicos, y desde mediados de 1942 los estadounidenses también; no solo se dedicaron a una campaña de bombardeo en Europa occidental (tal como estudiamos hasta 1941 la semana pasada), sino también a una ofensiva de cazas que buscaba lograr la supremacía aérea necesaria para un desembarco anfibio exitoso. No fue algo fácil, fueron cuatro largos años en que la Royal Air Force principalmente y la Luftwaffe (Fuerza Aérea alemana) fueron desarrollando tácticas, tecnologías y un gran coraje y habilidades en los llamados “dogfights” (combate aéreo entre cazas). A continuación analizamos este Frente en 1941 siguiendo nuestro proyecto de examen del 80 aniversario de la mayor conflagración bélica de la historia.
Las batallas entre cazas y bombarderos comenzaron desde los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial en 1939, e incluso desde 1931 si ampliamos este conflicto hasta la invasión de Manchuria por parte del Japón pasando por la ocupación de China desde 1937, sin dejar de hablar de la Guerra Civil Española (1936-39) como preludio al enfrentamiento entre comunistas-demócratas y fascistas. En Europa con el avance militar del Tercer Reich sobre occidente (Dinamarca, Noruega, el Benelux y Francia) de abril a junio de 1940, se inicia de manera definitiva la lucha por el dominio de los cielos que tendrá a la Luftwaffe como el primer vencedor. Aunque en los meses siguientes en la Batalla de Inglaterra, la RAF terminará, a costa de grandes sacrificios, de vencerla en la labor defensiva de Gran Bretaña (en los días que se cumple el 80 aniversario de estos hechos el año pasado, pueden consultar en esta columna nuestros artículos respectivos). Y cuando el peligro de la invasión de dichas islas se superó entre otoño e invierno, la RAF intentaría hacer lo mismo que realizaron los cazas alemanes pero sobre las naciones ocupadas y la propia Alemania de Hitler. El Frente de combate en Occidente era aéreo y no podía ser abandonado, por lo que se tenía que obligar a los Me 109 y posteriormente Fw 190 a luchar.
El 20 de diciembre de 1940 se registra la primera misión ofensiva diurna realizada por el Mando de Caza de la RAF desde junio, cuando dos Spitfire pilotados por el teniente G. P. Christie y el oficial piloto C. A. W. Bodie, volaron a muy baja altura por la costa francesa en torno a Dieppe para enfilar al norte de París y después regresarse ametrallando transformadores eléctricos, campamentos de tropas y carreteras. Todo fue tan rápido que pasó inadvertido para los alemanes, pero será el inicio de una campaña de incursiones que fuera debilitando a los cuerpos de caza del enemigo (Jagdgeschwader: JG). La idea fue planteada en octubre por el vicemariscal del aire K. R. Park y nació como acción preventiva ante cualquier posible agresión aérea, para después convertirse en manos de su sucesor Leigh-Mallory en una gran operación para obligar al combate a los cazas de la Luftwaffe. Para ello se llevaron a cabo desde enero de 1941 diversas tácticas con sus respectivos nombres: “Mosquito” o “Rhubarb” (la ya descrita inicialmente), “Intruder” (los Blenheim y después también los Douglas Havoc atacaban a las bases) y las más famosas conocidas como “Circus”: en las que enviaban pocos bombarderos escoltados hasta por 200 cazas y de esa forma obligar a que los Me 109 salieran de sus aeródromos, ya que no lo hacían con las primeras. Lamentablemente ahora la RAF (que contaba con poco más de 500 cazas) sufría los problemas que antes padecían los alemanes en la Batalla de Inglaterra al operar en territorio enemigo (escoltar bombarderos, ser capturados en caso de derribo, escaso radio de acción, etc.), con el resultado de mayores pérdidas que las victorias logradas (AA.VV., 1982-86, “Ofensiva en el Oeste”, en: Enciclopedia Ilustrada de la Aviación. Tomo 4).
La Luftwaffe poseía en Francia para principios del 41 cerca de 500 cazas (Me 109 y Me 110), a los que se logró darle vacaciones de manera rotativa e ir sustituyendo desde la primavera la versión “E” del Messersmichtt Bf 109 (Me 109) por la “F” la cual mejoraba en su aerodinámica aunque aligeraba el armamento. De igual forma toda la costa se fue protegiendo con un sistema de radar (Freya y Würzburg A) que evitaban las sorpresas que venían realizando los Spitfire y Hurricane. En abril se establecería la JG 26 bajo el comando de Adolf Galland (1954, Memorias. Los primeros y los últimos) que sería la única que quedaría en Francia junto a la JG2, cuando la mayor parte de los aparatos fueron trasladados al Este para la “Operación Barbarroja” (invasión alemana a la Unión Soviética (URSS) desde el 22 de junio al 5 de diciembre de 1941). Tal como señalamos en el artículo de la semana pasada sobre la Campaña de Bombardeo, la primera mitad del año se fue en la defensa del puerto de Brest donde se encontraban los acorazados Scharnhorst y Gneisenau que eran acosados por la RAF. En lo que respecta a la ofensiva de cazas británicos, Galland afirma que sus ataques eran casi diarios y los alemanes debían defenderse con cada vez con menos aviones “y los que permanecimos en el Oeste nos sentíamos olvidados”. De igual forma los británicos eran los mejores pilotos con los que se enfrentaban; además de que “día a día aumentaban su poder y por lo tanto para nosotros cada vuelo era cuestión de vida o muerte”.
La guerra aérea en especial en el Oeste y entre británicos y alemanes, según cuenta Galland en su “Capítulo XVII. La guerra no es un partido de cricket”, “por dura que fuera, no se apartó nunca de las leyes tácitas de la caballerosidad porque nos ateníamos estrictamente a un duelo leal cuya primera regla es perdonar la vida al enemigo indefenso”. Y después pasa a afirmar que el mariscal del aire Herman Goering (conocido por su papel fundamental en el genocidio del pueblo judío, entre otros; lo cual no señala jamás el aviador) coincidía plenamente con estos principios. En general, al referirse al máximo comandante de la Luftwaffe, siempre lo tiene en alta estima y percibía una actitud casi paternal con todos los pilotos. Después relata que el mejor ejemplo de esta caballerosidad ocurrió en verano de 1941 cuando derribaron al Wing commander de la RAF: Douglas Bader (famoso en ese tiempo por volar usando prótesis porque había perdido las dos piernas en un accidente aéreo, tener más de 20 victorias, y después pasar la Segunda Guerra Mundial desde este momento como prisionero de guerra. De él se realizaría un biopic en 1956 dirigido por Lewis Gilbert y titulado Reach for the sky basado en la biografía homónima de Paul Brickhill). En su tiempo de recuperación en cautiverio entabló amistad con Galland e incluso este le llegó a permitir entrar a la cabina de su Me 109. Una anécdota simpática es que Bader pidió nuevas piernas, uniformes, pipas y otros objetos a Gran Bretaña, lo cual tendría que hacerlo la Luftwaffe por vías complicadas en plena guerra pero esto se logró. La RAF mandó el paquete (acompañado de algunas bombas) que le fue entregado a Bader, aunque este no dejaba de escaparse para volver a ser capturado. Al final de la guerra ahora el prisionero era Galland y Bader estaba libre, pero Bader agradecido lo colmó de atenciones.
Hay dos temas sobre la Luftwaffe que no podemos tratar por falta de espacio, pero que esperamos más adelante comentar: el suicidio del coronel general Ernst Udet el 17 de noviembre y la muerte en un accidente del amigo de Galland y el primer as en llegar a los cien derribos: Werner Molders. A su vez queremos agradecer a nuestro querido y admirado amigo, y también viejo profesor: Henry Georget; al corregir nuestro anterior artículo en el cual cometimos el error de incluir entre los cuatrimotores al Avro 679 Manchester el cual fue bimotor. Hicimos una rápida generalización, pero dicho error al menos nos permitió revisar la historia de este avión que fue un fracaso (solo se produjeron 202 aparatos) pero que abrió el camino para la creación del que muchos consideran el mejor bombardero pesado de la Segunda Guerra Mundial: el Avro 683 Lancaster, del cual se construyeron más de 7.000 y que tendrá su protagonismo desde finales de 1941. La semana que viene comenzamos la revisión anual de la Batalla de la Atlántico, tal como hicimos en estas dos semanas sobre el Frente Aéreo de Europa.
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