Hace veinticinco años, ¡que es algo más que nada de lo que dice el tango!, egresábamos junto a un muy distinguido grupo de compañeros de posgrado del Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA. El más prestigioso de su tipo en Venezuela, y el más reconocido a nivel internacional, llegó a concentrar lo mejor de lo mejor de estudiosos profesionales de las ciencias administrativas, económicas, y de las políticas públicas (recordamos a la amada y respetada profesora Janet Kelly).
Era nuestro menester la comprensión y manejo de herramientas teóricas del conocimiento humano, que tratan de interpretar fenómenos que van ocurriendo en las sociedades, y por tanto de procesos políticos. Las más de las veces, por cierto, se enfrentan contra las poderosas incertidumbres que arrojan la suma de todas las complejidades del comportamiento humano. Descritas, una y mil veces, por clásicos de la literatura mundial, las conductas son expresiones que van desde la más elemental tendencia a la supervivencia por el alimento y protección contra la intemperie, hasta la lucha por la ubicación dentro del orden y espacio de poder en la tribu a la que se pertenece. Todo ello va marcando la vida de muchos de los agentes económicos que, sobre dichas sociedades, terminan imponiendo resultados que van desde el pésimo desempeño, como el actual, hasta el logro de los más notables altos estándares de desarrollo humano (profesor Ramón Piñango, profesor Miguel Rodríguez).
La avariciosa búsqueda de riqueza personal sin reparo en fórmula ética alguna, para obtención del pírrico triunfo. Fama o reconocimiento” como función de una presencia depredadora que se presenta sin trascendencia hacia el ecodesarrollo, como ocurre actualmente en el Arco Minero de Guayana. No hay prevalencia de armonía con el entorno natural y la protección de la biodiversidad. Se destapa una frenética carrera por el poder de solo poseer sin amar la maravilla de lo que nos ofrece Dios en el universo (profesor Julián Villalba, profesor Antonio Francés).
Lo más hermoso de la vida que es crecer y compartir en la familia directa, y en la indirecta que formamos junto a los compañeros de estudios, del trabajo, de los amigos que hacemos, lo que pensamos es la principal razón del por qué después de todo se fracasa en nuestras sociedades. No proteger desde un principio esos valores de arraigo y sentimientos profundos de nobleza hacia la nación a la que se pertenece. Por ello no se logran superar los conflictos en pos del enriquecimiento de rapiña, fácil, rápido. Es “el abandono” de la familia (profesor Manuel Barroso). Por ello este motivo de reflexión sobre el mundo actual, que gira, gira y gira, y así nos pasan los años, las cosas de la vida, las epidemias. Lo más importante para algunos, y lo más urgente para otros. Sobrevivir, o el vivir de cada día. Entre la política y el poder se nos van los años, enredados en el paroxismo de una saga criminal disfrazada de patriotismo.
Los jóvenes que se suman inicialmente a organizaciones, que van desde partidos políticos a corporaciones mercantiles y que usan para alcanzar por cualquier medio poder. A una sociedad tenemos que alertar a que recuerden que ello es de los asuntos más peligrosos que pueden trastornar y deformar como individuos, hasta convertirnos en verdaderos monstruos. Nada es verdad si no se comienza por la esencia misma de valores y principios que nos enaltecen, y guíen hacia el construir un camino, a lo largo del recorrido que nos tome en nuestra existencia (Miriam Komblith)
Ahora, al recordar aquellos años de 1995-1996, cuando aún no había comenzado este desastre causado a la nación venezolana, y al día de hoy de fines de 2021, podemos afirmar más que a la luz de los resultados en medio de estos tiempos de oscuridad, corrupción, supervivencia y abandono del territorio por millones de personas que huyen de las tinieblas, que aún desde antes se fueron debilitando las columnas de valores y principios de nuestra nación. Para que haya luz de nuevo tendremos que recomenzar por la reconstrucción desde los propios cimientos de principios y valores humanos. Desde nuestros próceres antepasados hasta nuestros abuelos y padres, restablecer el legado. Superar las sombras del perverso entramado criminal castromadurista, que pretende mantenernos secuestrados de por vida. Para ello también debemos unirnos sobre la base de valores, superando falsos y mediocres seudodirigentes.
Para “salvar la moribunda estrella de mar sobre la arena” e intentar lanzarla de regreso a las azules aguas de la esperanza fue desde allí, desde el IESA, cuando concebimos la creación de nuestra Fundación Venezuela Siglo XXI hace ya un cuarto de siglo. Familiares y compañeros de cohorte que continuamos rescatando valores como un gesto de humanidad y de humildad en resistencia; y gracias al inicial apoyo de la Florida International University, desde donde con coraje y en búsqueda de la libertad y de la justicia para nuestro pueblo creamos en 2018 nuestra “Cátedra Internacional por la Libertad Francisco de Miranda”.
¡Gracias a todos por el apoyo! Gracias a la Florida International University y a su programa de la Biblioteca Digital. Esta es la modesta estrella de mar que sembramos de valores para reproducir hacia las generaciones actuales y venideras (profesor George Kastler H. y Néstor González del Castillo H.).
@gonzalezdelcas
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional