El periodista Luis Olavarrieta se ha dedicado a realizar una serie de entrevistas a personajes de la vida pública venezolana. Debo reconocer que las que más me gustan son las que les ha hecho a los políticos, porque muestran lo que fue, lo que es y lo que pudo haber sido Venezuela. En este sentido, me sacudió la última, la que le hizo a Henrique Salas Romer, el hombre que debió ser presidente. Lo vio como tal 40% de los venezolanos. El otro 60% optó por irse detrás de alguien que le ofreció una idea de retaliación social que les pareció atractiva, a pesar de que desde el primer día venía con una enorme carga de violencia. La decisión, como todos sabemos, no fue informada, mucho menos racional.
Lo de haber desechado a Henrique Salas Römer por razones tan baladíes como que era godo (¿acaso Bolívar no era el más godo de todos?). Encima, ¡nadie escoge la familia donde nace! Otro de los argumentos para no votar por él era que Salas era antipático -ni que las elecciones presidenciales se trataran de un concurso de Miss Simpatía- cuando ya habíamos experimentado que un hombre muy antipático, Rómulo Betancourt, fue uno de nuestros mejores presidentes, y uno de los que se consideraban más simpáticos, hablo de Chávez, el peor. Incluso llegué a escuchar que “en Venezuela nadie rubio sería presidente”. Un racismo estúpido que jamás pensé existía en nuestro país. Para muestra, un botón: los resultados los estamos viviendo.
La entrevista vale la pena. No se las voy a adelantar, porque hay que verla. Sobre todo, que se la hagan ver a los más jóvenes. Y lo digo por un comentario de María Avendaño, una muchacha que vio el video y comentó: “Luis, tengo 25 años e ignoraba que este señor pudo ser el líder que necesitaba mi país. Qué tristeza que yo, mi generación, estemos viviendo una Venezuela tan destruida”. ¡El revisionismo histórico del chavismo está funcionando, antes de Chávez, la nada!
Las personas a menudo son atraídas hacia líderes carismáticos, en lugar de aquellos que ofrecen ideas y soluciones racionales y fundamentadas. Salas tenía una maravillosa obra que mostrar en Carabobo, con solo seis años de haber sido gobernador. Pero eso no fue suficiente. El componente emocional del voto en países subdesarrollados como el nuestro, es muy alto. Tienen que ver una serie de factores, como la alta tasa de analfabetismo funcional y la falta de educación, que dificulta la comprensión de los programas políticos y las propuestas de los candidatos. Además, la influencia de los medios de comunicación puede limitar la capacidad de los votantes para tomar decisiones informadas y basadas en hechos y eso sucedió en Venezuela durante la campaña electoral de 1998: algunos dueños de medios masivos pensaron que podrían manejar a Chávez después de electo -no así a Salas Römer- con unos güisquis. Recuerdo un Aló, Presidente en el que Chávez, con su sempiterno tono de burla, dijo: “Los escuálidos creían que con dos güisquis me iban a dominar… ¡yo no tomo güisqui!”…
Ahora que parece que volveremos a votar, es buena la ocasión para recordar que debemos buscar líderes que presenten soluciones racionales y fundamentadas, en lugar de solo emocionantes y emocionales. Casi veinticinco años de esta tragedia tienen que habernos enseñado algo.
Salir de esta dictadura será difícil por muchas razones. En primer lugar, por el control total que tiene sobre el poder y las instituciones del Estado, lo que les ha permitido restringir las libertades civiles y políticas de los ciudadanos y ejercer un control total sobre la sociedad. El uso de la fuerza y la violencia para mantenerse en el poder y reprimir a la oposición es otro factor a considerar. El que la policía, el ejército o grupos paramilitares intimiden y ataquen a los ciudadanos que se oponen, ha sido una constante. Esto puede generar miedo e inseguridad en la población y disuadir a las personas de participar.
Pero la lucha por la democracia y la libertad sigue siendo importante y necesaria para lograr no solo un país, sino un mundo más justo y equitativo. De nuevo los invito a ver el video de la entrevista a Henrique Salas Römer, el hombre que debió ser presidente. ¡Cómo estaríamos ahora! Otro que debió haber sido presidente es Eduardo Fernández, aunque el caso suyo fue distinto, porque no se enfrentó a un golpista asesino y delirante, sino a otro demócrata, Carlos Andrés Pérez. El mismo Luis Piñerúa Ordaz estoy segura de que hubiera sido mejor presidente que Luis Herrera Campíns. En fin, el pasado ya no lo podemos cambiar, pero el futuro, sí. Lo bueno de conocer la historia es no repetir los errores… Por algo sacaron la asignatura del pénsum.
@cjaimesb